Tiéndele la pata a los animales maltratados
Foto: Cortesía Albergue Caninos 911

Defensores de animales advierten que durante la pandemia de covid-19 ha aumentado la adopción de mascotas, pero también los casos de animales maltratados y abandonados, situación que enfrentan con grandes carencias por la dificultad de recabar los insumos requeridos para la operación de albergues

Ciudad de México, 8 de julio de 2020. Francés es un perro rescatado hace seis años en un lote baldío de Cuautepec, Ciudad de México. Estaba amarrado con sus diez hermanos, todos cachorros, pero cuando fueron encontrados, él era el único que seguía con vida.

Al ser rescatado por integrantes del Albergue para Animales San Cristóbal, Francés tenía aproximadamente dos meses de nacido. Pero los años pasaron sin que encontrara un hogar, porque al principio su apariencia era la de un Bull Terrier. y es que este animal es estigmatizado por su uso en peleas clandestinas.Luego, al crecer, se asemejó a una cruza de Pitbull con Bulldog Francés. Por eso  lo llamaron Francés.

Francés siempre anheló una familia, explica Cristóbal Suárez, encargado del albergue que lo rescató. “Cuando llegaba alguien (al albergue) lo primero que hacía era intentar subirse al carro”.

Pero aún con su personalidad cariñosa, sociable y noble, los años pasaron y Francés se convirtió en un perro adulto, sin encontrar una familia que le diera abrigo… hasta que llegó la pandemia de covid-19.

Perrumi

Francés es un ejemplo de adopción de mascotas exitosa
Francés esperó seis años para convertirse en “perrumi”, y acompaña a un nuevo amigo en la contingencia. Foto: Cortesía Albergue San Cristóbal.

A raíz de las medidas de confinamiento sanitario decretadas por las autoridades, explica Cristóbal, el albergue a su cargo y la agencia Catorce Días impulsaron la iniciativa “perrumi”, con el fin de incentivar la adopción.

“Si estás solo en tu casa, te invitamos a adoptar un amigo
para esta cuarentena y, si eres afortunado, para toda la vida”, fue el lema de la campaña, con la cual, las personas
participantes acogían un perro durante un mes, con opción a quedárselo definitivamente.

Con este programa, 60 canes encontraron casa durante la pandemia, al menos temporalmente, y uno de ellos es Francés.

“Yo quisiera que ninguno regresara (al albergue), pero en específico Francés. ¡Quisiera que la persona que lo tiene ahorita como perrumi lo adopte definitivamente!”, afirma.

Luego recuerda con tono melancólico el día en que se fue del albergue. “Me dio mucho gusto por él –narra–. Dije ‘¡ah, qué bueno, vete! Vete, porque tú siempre has buscado un hogar’”.

Abandonados durante la pandemia

Entre algunos propietarios de mascotas se extendió el temor de ser contagiados por sus animales de compañía. Esto, ante, la versión propagada desde fines del año pasado, que relacionó el consumo de murciélago en China con la pandemia de covid-19, aunada a otras noticias falsas o no comprobadas científicamente que vincularon a los animales con esta enfermedad.

“Los reportes de animales maltratados y abandonados se han incrementado. Y supongo que es por esta desinformación de que los animales son portadores de coronavirus”, dice Norma Huerta, fundadora de Mundo Patitas AC, organización dedicada al rescate de animales en el Valle de México.

Sobre esto, la Organización Mundial de Salud Animal (OIE) informó en mayo que aun cuando se sabe que el SARS-CoV-2, el virus causante de covid-19, tuvo origen en una especie animal, hasta la fecha no se tiene identificada su fuente, y por lo tanto “no está justificado tomar medidas contra los animales domésticos, que puedan comprometer su bienestar”.

Gatitos vulnerables

Resultados
preliminares reportados por la OIE sugieren que los gatos son los animales de
compañía
más susceptibles al SARS-CoV-2 y que incluso pueden
desarrollar algunos síntomas de la enfermedad y
transmitir la infección a otros gatos.

Igualmente,
se ha demostrado que los hurones son susceptibles a la infección, pero parecen ser menos propensos a desarrollar síntomas. Los hurones también han
transmitido la infección a otros hurones en el
laboratorio.

En
cuanto a los perros, la OIE informa que parecen ser susceptibles a la infección, sin embargo, es posible que sean menos proclives al desarrollo de síntomas de enfermedad que los hurones o los gatos.

No
obstante, la OIE enfatiza que hasta la fecha no hay evidencia definitiva de que
los animales transmitan la enfermedad a la gente, y que la actual pandemia es
resultado de la transmisión entre humanos. Por ello, el
organismo insistió en que no está justificado
emprender medidas contra animales en el contexto de la pandemia.

Sin embargo, explican los representantes de albergues consultados, en México el abandono de animales de compañía ha aumentado a raíz de la crisis sanitaria.

“Se está viendo un incremento exponencial de perros en la calle”, explica Marcela Goldberg, bióloga y directora de Mascotas Coyoacán, organización independiente que se dedica al rescate de perros y gatos abandonados o maltratados, asentada en la capital del país, y con ello coinciden albergues consultados en Jalisco, Tabasco y el Estado de México.

Por
ello, precisa la especialista, es importante hacer entender a la gente que “hay
coronavirus en perros y gatos, pero (esos tipos de virus) no son transmisibles
a humanos”.

El
llamado, destaca, es a “que (las personas) no abandonen a su perro o gato por
la posibilidad de contagio, porque más allá de lo
que puede sufrir el animal (al ser echado fuera de casa), incluso puede
adquirir en la calle un virus que sí sea transmisible al
humano. Por ejemplo, podemos estar exponiéndolos
a contraer leptospir, que después es
transmisible a personas. Si cada uno cuida de su familia, entonces que incluya
a sus mascotas”.

En México, 57 de cada 100 hogares tienen una mascota, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Asimismo, cerca de 85% de los animales de compañía en el país son perros (poco más de 19 millones); los gatos, por su parte, representan el 15% (alrededor de tres millones).

Sobrevivir, antes y después de la pandemia

Bersabeth Ricárdez Cancino fundó el albergue Caninos 911, en Tabasco, con el fin de rescatar perros en situación extrema. Su labor arrancó hace cinco años, con la búsqueda de Pequeñuela, su perrita robada.

“Yo no terminaría de contarte de esta lucha –expresa Bersabeth, en entrevista–. Creo
en mi proyecto y en la gente que nos ayuda: hemos logrado rehabilitar a más de 900 perros y evitado el nacimiento de más de
14 mil, que ahora estarían en las calles.”

Además, desde antes de la pandemia dan refugio a 177 perros, todos vacunados, desparasitados, esterilizados y listos para la adopción. Y es que su objetivo, destaca la fundadora del albergue, es crear una cultura de amor, respeto y cuidado por los animales de compañía.

Esta
labor, no obstante, se ha visto afectada por las medidas sanitarias impuestas
en el país para combatir la propagación del covid-19,
especialmente en lo relacionado con la generación de
sus recursos.

El
refugio Caninos 911 subsiste a través de
donativos y a raíz de la pandemia “sí nos las hemos visto, de verdad, muy duras –explica
la protectora de animales–, porque el escuadrón consume tonelada y media de alimento al mes, que cuesta 26 mil
pesos, y que debemos reunir mensualmente para tener segura su comida”.

Normalmente,
Caninos 911 solventa sus gastos con boteos, venta de objetos donados o eventos
de esparcimiento, ya que no cuentan con apoyo gubernamental ni de empresas
privadas.

Desde hace un par de años, por ejemplo,
efectúan una caminata con mascotas, donde reúnen
hasta 400 familias (la de 2020 se canceló por la
pandemia); también realizan una sesión fotográfica anual en el parque La Choca de Villahermosa, ahí se juntan alrededor de 200 familias; además, en
noviembre (Día de Muertos) y marzo (equinoccio de primavera)
organizan concursos de disfraces.

Una problemática similar enfrenta la organización
Mundo Patitas, que sostiene tres albergues en la Ciudad de México, y que gasta al mes 10 mil pesos en alimento.

En el contexto de la pandemia, explica Norma Huerta, su fundadora, “muchas veces he dejado de hacer un rescate (de animales maltratados) y la culpa me corroe. Pero si no hay ni para la gasolina, mucho menos habrá para el veterinario o para alimento. Y es frustrante porque si yo hiciera pan y no abriera la panadería, pues, no pasa de que la harina se me haga rancia. Pero si yo dejo de rescatar al perro que está esperando ayuda, lo más seguro es que cuando pueda hacerlo ya no esté”.

La
lucha, subraya Norma, se mantiene “con pandemia o sin ella”, porque los
animales son maltratados y abusados desde antes de la crisis sanitaria. En el
caso de Mundo Patitas, ejemplifica, al día
reciben entre 30 y 50 reportes, no sólo de perros y gatos, sino
también caballos, leones,
tlacuaches, ardillas, conejos, cabras y cerdos.

Por
ello, aún con las dificultades que la pandemia suma a su labor, la defensa de
los animales no se detiene. “No
estamos aquí
por moda –aclara Norma–, no estamos aquí por salir en la foto, no
estamos aquí
por enriquecernos. Al ser buen ciudadano, proteges.
La diferencia es que los humanos me han mordido la mano infinidad de veces y
los animales nunca.”

Adopción de mascotas: Buenas compañías

“Quienes
tienen mascotas presentan menores índices de depresión y, además, acariciar a un perro o un gato disminuye la presión arterial”, señala la doctora Claudia Edwards, catedrática
de la UNAM especializada en conducta animal e integrante de la Sociedad
Mexicana de Etología. Explica también que la atención y compañía de los animales
permiten a la gente distraerse de pensamientos de incertidumbre que,
especialmente en momentos de enclaustramiento, a menudo llevan al temor y la
ansiedad.

No
obstante, precisa que ante la gradual vuelta a actividades normales, es
importante prevenir casos de ansiedad por separación en
las mascotas.

En
1999, explica, durante la huelga de la Universidad Nacional Autónoma
de México, muchos estudiantes y
trabajadores pasaron un año en casa esperando la reactivación de labores y cuando esto ocurrió,
todas esas personas dejaron repentinamente sus hogares, lo que resintieron sus
mascotas.

La adopción de mascotas creció durante la pandemia
Robi fue adoptado por una familia de Jalisco, para poder llevar el confinamiento de mejor manera. Foto: Cortesía
.

“Lo que sucede –detalla la catedrática– es que el animal agarra una nueva rutina, se da cuenta de que su familia está con él todo el tiempo y se acostumbra; pero luego, de un día para otro, de la nada la gente se va y ya no regresa en muchas horas, y esa es para los animales de compañía una situación muy estresante.”

La
ansiedad por separación se caracteriza por cambios
de comportamiento en los animales, cuando sus dueños vuelven a sus actividades
normales, “es común que en estos casos los vecinos reporten que oyen
al perro ladrar o aullar muchísimo durante el tiempo que se
queda solo; o encontrar destrucción cuando se vuelve a casa, por
ejemplo, la gente llega y encuentra dañado su sillón
favorito o que hay orina o excremento en lugares que el animal sabe que no debe
ensuciar”.

En
muchos de estos casos, lamenta la especialista en conducta animal, los dueños
confunden estos comportamientos con una “venganza de las mascotas” por haberlas
dejado solas, pero no es así.

“Lo que ocurre es que los animales no tienen idea de qué es lo que está pasando; no saben si estamos en fase 1 de la contingencia o en fase 2, y los perros muerden el control de la tele, porque ahí está nuestro olor, y el perro nos huele pero no nos encuentra, entonces se desespera y llega la destrucción. No es venganza, es que los animales están viviendo una situación de ansiedad terrible; y es el miedo el que hace que el esfínter se relaje, que salga la orina y el excremento, pero otras veces eso los lleva a tener vómito, temblores, la verdad es que sufren mucho”, detalla Edwards.

Por ello, recomienda que durante este periodo de confinamiento en los hogares, la gente no permanezca siempre en los mismos espacios en los que están los animales de compañía.

En
Jalisco, el confinamiento en compañía de su familia animó a Alma a aceptar un nuevo miembro en casa. “Desde el año pasado traían mis hijos y mi esposo la idea, y yo era la que no me animaba, pero
ahora dije ‘bueno, sí, está bien,
ahora que estamos aquí todos y hay tiempo de darle
las atenciones que necesita’”.

“El nombre se lo puso mi niño de 5 años. Desde antes de que llegara el perrito decía ‘mi perrito se va a llamar Robi’, entonces desde que estuvimos buscando en varios refugios ya tenía el nombre listo.”

Robi fue adoptado gracias a un rescate realizado por The S.U.L.A. Society, organización animalista de Puerto Vallarta. El pequeño cachorro llegó a su nuevo hogar con ocho semanas de edad, en plena pandemia.

“No sé por dónde me agarró tanto el amor a las mascotas, yo no era mucho de eso, pero ya me ganaron los perritos”, reconoce Alma; y admite que Robi ha cambiado su rutina, dice que ahora sus hijos están más ocupados que nunca. “Ya no se aburren como antes (por el confinamiento), jamás habíamos tenido mascota, es nuestra primera vez y estamos todos muy contentos.”

Infografía sobre adopción de mascotas
Infografía: Denisse Martínez