La palabra puta es usada habitualmente como insulto, para cuestionar la autonomía sexual de las mujeres. Pero la activista Natalia Lane, fundadora de la Coalición Laboral Puteril (CLaP), plantea darle un giro: “Si ser puta implica ser libre, pues nacimos con vocación, queremos ser putas, porque queremos ser libres”.
Aunque estudió periodismo, en el 2009 Natalia llego a Calzada de Tlalpan a ejercer el trabajo sexual. Cuenta que ahí, en las calles y con las compañeras, encontró un espacio de aprendizaje colectivo y de transformación social, que ahora decidió llevar al arte.
“(Puta) ha sido el insulto patriarcal que los hombres y el sistema, incluso el Estado, ha utilizado para avergonzarnos, para hacernos sentir no merecedoras de afecto, no merecedoras de placer incluso”, dice Lane.

La búsqueda por resignificar el término, no es nueva. La Marcha de las Putas o Slut Walk es un movimiento que se origina en 2011, en Canadá, luego de que el policía Michel Sanguine dijo: “Las mujeres deben evitar vestirse como putas para no ser violadas”. Ante esto, miles de mujeres se manifestaron en contra de la normalización de la violencia y del abuso sexual.
Este movimiento llegó a distintos países como Estados Unidos y México, donde las mujeres año con año marchan en contra la violencia y aquellas que ejercen el trabajo sexual luchan por que sus derechos sean respetados.
“¿A cuántas de nosotras no nos han calificado como putas, simplemente por haber ejercido nuestra sexualidad, por ser libres, por tomar nuestras propias decisiones?”, dice Lane.
Protagonistas no musas
A través de lo colectivo y la fotografía, mujeres trabajadoras sexuales crearon Memoria puta, una exposición fotográfica pensada por y para personas trans que las posiciona no como musas sino como protagonistas hacedoras del arte y la fotografía.
La activista señala que para muchas de las mujeres que ejercen el trabajo sexual, la palabra puta puede doler, y que usarla como motivo central del trabajo fotográfico es una forma de que deje de ser percibida como insulto.
En la serie fotográfica se recopilan imágenes tomadas por trabajadoras sexuales y artistas independientes que muestran momentos cotidianos y de memoria “de la lucha de compañeras que durante décadas han puesto el cuerpo en diferentes puntos de la ciudad de México”.

Lane dice que el arte muchas veces se percibe como una actividad destinada sólo a museos o instituciones, aunque está presente en todos los espacios: “Las putas, las trabajadoras sexuales, también formamos parte de la vida cultural y de la vida urbana de esta capital”
“Los hombres piensan que pueden disponer de nuestros cuerpos y grabarnos y llegar y acosarnos, pues ahí todas nos agarramos en un frente común y vamos a hacerle frente a la violencia porque unidas somos más fuertes, eso lo sabemos”, añade.
Recientemente, la colectiva Lady Meche denunció que las trabajadoras sexuales son grabadas sin autorización y esos videos se difunden en redes sociales como Tik Tok o X (antes Twitter).
Desde hace décadas, activistas y trabajadoras sexuales luchan por el reconocimiento a sus derechos, “Memoria puta” es fruto de esa resistencia “Hoy el hecho de que podamos tener una exposición fotográfica como Memoria Puta […] es parte de esa semilla, de lo que otras compañeras pusieron mucho antes que nosotras”, señala Lane.
La exposición se puede ver en el Museo de Arte Transfemenino (MAT) ubicado en Dr. Andrade 24, Col. Doctores, CDMX
