El entusiasmo por los ovnis ha regresado y se reaviva cada día. Hace unas semanas, las autoridades de inteligencia de Estados Unidos reconocieron de nuevo su incapacidad para explicar ciertos videos registrados por sus aviones de combate. “Fenómenos aéreos inexplicables” –UAP, por sus siglas en inglés– los llaman hoy las autoridades.
En México, la Plataforma Nacional de Transparencia da cuenta de la insistencia de los ufólogos por aclarar el registro de ovnis y otros avistamientos a lo largo de la historia. Desde las más disparatadas hasta las más técnicas, las solicitudes de información a las dependencias pueden leerse como pequeños relatos de ciencia ficción local.
Este es sólo un breve mosaico del imaginario popular mexicano más allá de las estrellas.
Una avioneta en Tequesquitengo
–Mayday, mayday, mayday. ¿Me escucha? Mayday, mayday. Centro México del XB-XAU.
–XAU Centro de México, prosiga.
–Tengo tres objetos visuales no identificados que están volando alrededor de mí, uno se precipitó hacia el avión y me pegó en la parte inferior, estoy probando el tren de aterrizaje y aparentemente no sale… el avión está volando sin control, yo no lo estoy controlando.
El 18 de febrero de 2019, a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, (PNT) una solicitud de información fue dirigida a los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM): el órgano de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes responsable de garantizar la seguridad en la navegación aérea en territorio nacional.
Era una solicitud peculiar. Un párrafo apretado de tecnicismos y detalles que pedía fotografías, videos y datos específicos sobre el tráfico aéreo captados por los radares y controladores de la capital durante el mediodía de un lejano sábado de 1975.
Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano
Solicitud 0911100001519
Necesito la siguiente información impresa y certificada (…): Grabación de audio de Radio Aeronáutica Mexicana (RAMSA) del día sábado 3 de mayo de 1975 de las 12:50 pm a a las 13:34 pm (…). Tráfico captado por el radar del centro de control de tránsito aéreo de la Ciudad de México, el cual estaba siendo operado por los controladores de radar Julio César Esterián Díaz y Emilio Estañol (…). Grabación de la comunicación entre la avioneta Piper PA-23, matrícula XB-XAU, proveniente de Zihuatanejo a la Ciudad de México (…). Declaración impresa o en audio del jefe de la primera región Augusto Ramírez Altamirano de lo suscitado en el incidente (…).
Y aunque la SENEAM solicitó al Comité de Transparencia declarar la inexistencia de buena parte de la información pedida, la Dirección General de Tránsito Aéreo aceptó compartir la transcripción magnetofónica de la comunicación establecida entre el piloto de la avioneta Piper PA-23 y los controladores aéreos.
Archivada por la Radio Aeronáutica Mexicana bajo el número de cinta número 90, la transcripción da cuenta de uno de los más célebres registros de avistamientos de Objetos Voladores No Identificados ocurridos en México, cuando supuestamente tres objetos desconocidos golpean y toman el control de la aeronave durante varios minutos.
–El avión está volando solo aparentemente: lo está controlando alguien, no sé. Yo venía volando desde Zihuatanejo, chequé Tequesquitengo, voy hacia la Ciudad de México Mi presente altitud son quince mil pies, el avión está completamente nivelado, recto y nivelado, estoy establecido en el radial 004 de Tequesquitengo.
–Enterado, va con rumbo 05, recibido. ¿No tiene posibilidades de hacer descender el avión y ascenderlo?
–Estoy sentado nomás sin poder descender el avión, disculpe.
–Si logra tener el control en el avión, avise. Desacelere los motores.
–Los objetos no identificados están al frente de mí, uno en el ala derecha, el otro en el ala izquierda; el otro aparentemente está abajo del avión.
De la pantalla grande a congresos militares
Las luces aparecieron la madrugada del pasado 28 de junio. Pequeñas formaciones de luces color ámbar que se mantuvieron suspendidas del cielo nocturno fueron reportadas en las ciudades mexicanas de Tijuana y Rosarito, así como en San Diego, Estados Unidos. Los videos comenzaron a viralizarse en las redes sociales hasta llegar a los principales medios de comunicación de ambos países.
Y aunque –según notificó el Departamento de Policía de San Diego– las luces eran en realidad bengalas usadas durante un ejercicio militar, ya era tarde: durante varios días, la palabra OVNI se mantuvo en los primeros lugares de las tendencias digitales.
El término Objeto Volador No Identificado –OVNI– deriva de la traducción del inglés Unidentified Flying Object –UFO–, palabra usada desde 1953 por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos para definir a cualquier objeto aerotransportado cuyas características no se ajusten a ningún tipo de avión o misil conocido.
Sin embargo, el primer registro de lo que hoy entendemos como fenómeno OVNI data de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial cuando, en julio de 1947, el granjero Mac Brazel reportó un “disco volador” que se estrelló en su rancho en el desierto de Roswell. Décadas después, las autoridades estadounidenses explicaron que se trataba de los restos de un globo del “Proyecto Mogul”, el cual buscaba recabar información sobre las pruebas atómicas de la Unión Soviética.
Desde entonces, la idea de que ovnis y seres interestelares visitan nuestro planeta agita nuestra imaginación y cada tanto los medios vuelven a abordar el tema, casi siempre desde cierto esoterismo pop o como mero registro de las reacciones de la gente.
Aeropuertos y Servicios Auxiliares
Solicitud 0908500028620
Quisiera tener acceso a audios de cabina o torre de control relativos a encuentros de pilotos o relacionados a avistamientos del tipo OVNI (objetos voladores no identificados), dentro de territorio nacional, así como información de radar donde se pueda observar el movimiento de objetos que no son aeronaves pertenecientes a alguna aerolínea comercial ni naves de experimentación científica.
Desde que Julio Verne escribió De la Tierra a la Luna (De la Terre à la Lune, 1865) hasta el estreno de la película La Llegada (Arrival, 2016), nos habíamos resignado a que los ovnis fueran un tema exclusivo de la ciencia ficción. Sin embargo, apenas el 17 de mayo pasado, el Congreso de Estados Unidos celebró la primera audiencia pública sobre avistamientos OVNI en más de 50 años en el país y reiteró su disposición de estudiar el fenómeno de manera rigurosa, esperando superar los estigmas y el nivel anecdótico al que ha estado sujeto el tema.
Durante la audiencia, funcionarios de Inteligencia expusieron a los congresistas algunos de los videos capturados por aeronaves militares de un registro que incluye más de 400 incidentes. En un reporte elaborado por la Dirección Nacional de Inteligencia de Estados Unidos en junio del año pasado, admitieron que carecían de elementos para dar explicación al menos a 142 avistamientos ocurridos entre 2004 y marzo de 2021.
La noticia reavivó a los ufólogos del mundo.
Sin embargo, el subdirector de Inteligencia de la Armada, Scott W. Bray, advirtió que, si bien no existe aún una explicación de estos registros, tampoco existe evidencia de que alguno de estos objetos sean de “origen no terrestre”.
Desde principios del siglo, afirmó, se ha registrado un mayor número de avistamiento de ovnis en zonas de maniobras militares. Por tanto, se ha alentado a pilotos de las Fuerzas Armadas a reportar cualquier avistamiento. Se trata de una cuestión de seguridad nacional: el gobierno estadounidense sopesa la posibilidad de que estos objetos puedan ser tecnología de “potencias rivales”.
No sería raro. Gran parte de la imaginería en torno al fenómeno OVNI se nutrió de la secrecía que rodeaba cualquier actividad de agentes o instituciones de inteligencia durante la Guerra Fría y posteriores conflictos bélicos.
El 29 de julio de 1977, por ejemplo, el director de cine Abel Salazar capturó la caída de un objeto luminoso en el cielo de Amecameca, Puebla, del que días después se encontrarían algunos restos metálicos. El “ovni de Puebla” parecía un argumento sólido para los mexicanos fervorosos de los platillos volantes; fue hasta 1990 cuando el Comando de Defensa Espacial de Estados Unidos confirmó que se trataba de los fragmentos de un cohete soviético usado para poner en órbita el satélite Cosmos 929.
Pero la fascinación por los seres y naves de otro planeta sigue vigente. Tan solo de 2003 a 2022, por medio de la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT) se han realizado cientos de solicitudes de información respecto a “ovnis”, “anomalías aéreas”, “avistamientos de naves”, “seres no humanos”, entre otros fenómenos similares.
Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano
Folio: 0911100012519
Necesito apoyo de SENEAM para proporcionarme la siguiente información: Transcripción impresa certificada de la comunicación completa entre el estudiante num. 82 de la Escuela de Aviación México, Rafael Pacheco Pérez, desde la avioneta Cessna 150 matrícula XB-ZOX y el controlador aéreo Carlos de Kretschy de la torre de control de Acapulco el día 21 de junio de 1976 entre las 08:00 am y las 12:00 pm. La grabación fue realizada por Antonio Aguilar, operador de salas móviles del aeropuerto de Acapulco.
Ovnis debajo del Popocatépetl y sobre la Vocacional 8
Las extravagantes solicitudes registradas en la PNT dan cuenta del imaginario popular en torno a la mitología OVNI impulsada por los ufólogos: las personas que estudian o dedican su vida a la investigación o registro de avistamientos de este tipo.
Algunas indagan sobre seres reptilianos o refieren a supuestos “reportes oculares de Objetos Voladores de Origen de Desconocido” del presidente Ernesto Zedillo y Enrique Cervantes –entonces secretario de la Defensa Nacional–. A la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se le ha preguntado sobre registros en la llamada “Zona del Silencio”, entre Chihuahua y Durango, o sobre la participación de soldados mexicanos en el resguardo de naves que presuntamente se estrellaron en la frontera con Texas.
Agencia Espacial Mexicana
Solicitud: 0908700011317
(…) Se solicita que informe a la suscrita si es cierto que en el subsuelo del municipio de Amecameca en el estado de Puebla se encuentran bases secretas de seres no humanos con vida inteligente, y que precisamente en el cráter del volcán Popocatépetl sirve como entrada y salida de naves u ovnis utilizados por dichos seres.
En un país donde las crisis de seguridad o derechos humanos son una constante, que la curiosidad interplanetaria sea la última prioridad de las autoridades parece lógico (o no). El caso es que –salvo unas cuantas excepciones, como el de la avioneta de Tequesquitengo–, las y los ufólogos mexicanos se enfrentan a la acostumbrada opacidad de las instituciones.
Tal vez por eso hay quienes han comenzado a hacer preguntas cada vez más específicas, plagadas de detalles y referencias técnicas, al mismo tiempo que cuestionan a las autoridades sobre su obligación en reportar estos fenómenos o sobre si existe algún protocolo respecto a la caída de material espacial: meteoritos, restos de satélites… o naves de otros planetas.
Por ejemplo, la solicitud con el folio 0911100002612 –ingresada el 19 de marzo de 2012– comienza con una queja:
«Realicé una revisión en los archivos del Instituto Nacional de Transparencia, y SENEAM siempre ha declarado inexistencia de la información solicitada (respecto a avistamientos OVNI)»; a continuación, formula una serie de preguntas para saber si las autoridades aéreas mexicanas tienen la obligación de registrar incidencias de este tipo.
Servicios a la Navegación del Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM) respondió con un rotundo “no” a la mayoría de estas preguntas; no obstante, sí ofreció algunos detalles. Explicó, por ejemplo, que sus radares sólo presentan información alfanumérica en las pantallas y detectan exclusivamente aeronaves, ningún otro tipo de fenómeno aéreo (lo cual puede ser lo mismo una bengala o un meteorito).
Respecto a los reportes de avistamientos, respondió: «Sólo se asienta en el formato de operaciones diario como una información sin consecuencias (…) excepto que el piloto o pilotos presenten un reporte por escrito a la autoridad correspondiente (…), de otra forma no se lleva ningún seguimiento».
Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México
Solicitud 0109000286215
Solicito que se me proporcione toda la información, reportes, actas y audios originales del reporte de los oficiales Juan Carlos Dueñas e Israel Gutiérrez el día 14 de febrero de 2000 sobre un objeto no identificado avistado en la Vocacional 8, el cual fue registrado a las 02:13 horas. Se sabe que se informó a las 03:13 en el canal de operaciones de la Secretaría de Seguridad Pública que el objeto había desaparecido. Patrullas que también reportaron el objeto: 1607 y 1616 en Azcapotzalco; 01127, 01899, 01875, 01127 y 13843 en Gustavo A. Madero.
El Ejército y los ovnis de Maussan
El video es en blanco y negro. Un avión C26A Metroliner III de la Fuerza Aérea Mexicana registró una serie de luces –once en total– durante un sobrevuelo sobre las inmediaciones de Campeche, el 5 de marzo del año 2004. El registro videográfico captura también los comentarios risueños y sorprendidos de la tripulación.
–Los tenemos adelante, en medio y atrás.
–Acá otro, a las nueve.
–Acá hay otros dos.
–¿Pueden checar por la ventana? Tenemos otro a la una.
–¿A qué distancia?
–Hoy es tu día de suerte.
–Están a nuestra altura, no puede ser.
–No estamos solos.
–¡Qué cosa tan rara! Nos están rodeando, ¿eh?
El video fue presentado en distintos medios de comunicación por Jaime Maussan, el ufólogo más célebre de México. Distintas solicitudes de información preguntan a la Secretaría de la Defensa Nacional si es verdad que ese video fue obtenido por la Fuerza Aérea Mexicana y si le fue entregado al conductor de Tercer Milenio.
En respuesta a la solicitud 0000700052206, la Sedena declara que el video es original y que, en efecto, fue entregado a Jaime Maussan “para que lo hiciera llegar a diversos centros de investigación para su estudio”. Científicos mexicanos, como Rafael Navarro González –quien en aquel momento trabajaba en un proyecto de la NASA– y Julio Herrera Velázquez, ambos del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, no tardaron en mostrar su inconformidad en que las autoridades militares compartieran este tipo de registros con una personalidad sin formación científica.
El fenómeno, explicaron, podría tratarse de algo mucho más fascinante que la teoría de los visitantes del espacio exterior: no se trataba de ovnis –explicaron– sino de centellas, un fenómeno eléctrico atmosférico todavía no muy bien explicado y muy pocas veces registrado en video.
Pero esta no es la única ocasión que el director de Tercer Milenio ha sido mencionado en la Plataforma Nacional de Transparencia y relacionado con las fuerzas militares de México.
Secretaría de Marina
Solicitud 0000700153117
Solicito información curricular, académica y de servicio en las Fuerzas Armadas o la Marina de México, del Capitán de Corbeta doctor José de Jesús Zalce Benítez. De la misma forma solicito información sobre sí aún está activo y cuales son sus funciones actuales (…)
José de Jesús Zalce Benítez se presenta como médico naval cirujano, con maestría en medicina forense y fue uno de los invitados que, en un evento celebrado en el Auditorio Nacional en 2015, ayudó a Jaime Maussan en la realización de una supuesta autopsia a un supuesto cadáver alienígena momificado.
La Secretaría de Marina respondió –en 2017– que este individuo “sí pertenece a esta institución, aún está activo” y se encuentra adscrito a la Dirección General Adjunta de Sanidad Naval, coordinando los departamentos de enseñanza, investigación, enfermería y odontología, así como las comisiones del servicio del personal de Sanidad Naval.
Aunque casi siempre se encuentren con el silencio, las teorías conspiracionistas y el entusiasmo de los ufólogos reflejan una genuina curiosidad por lo que hay más allá de la atmósfera. Pero en México, la única institución gubernamental oficialmente dedicada al espacio exterior es la Agencia Espacial Mexicana, ninguna otra. Quizás por eso, mientras las universidades intentan analizar milimétricamente la anatomía del cielo y pelearse con la falta de recursos destinados año con año a la ciencia, algunos miembros de las Fuerzas Armadas siguen soñando con ovnis y momias de otra galaxia.