A sus 56 años, Paty Trejo, la boxeadora profesional de mayor edad del mundo, se prepara para una última pelea. La pandemia de COVID-19 es el obstáculo más reciente en su breve y fructífera carrera. La crisis sanitaria le impidió continuar con sus entrenamientos y sus combates. Después de dos años de pelear a nivel profesional, colgará los guantes.
La decisión está tomada. Todavía no tiene una fecha definida y tampoco una rival, pero doña Paty, cerrará el 2021 con su segunda y última pelea profesional. Cada vez es más complicado conseguir rivales. Es mejor terminar la odisea que comenzó mucho antes de su primer combate de boxeo.
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El ring y el público la esperan. Patricia Trejo Ruiz, de 54 años, debutará para romper el Récord Guinness como la boxeadora profesional más longeva del mundo. Su rival, 33 años menor, no es un obstáculo —esos ya los superó. Doña Paty será la triunfadora en esta pelea, independientemente del resultado.
Es 19 de octubre de 2019 y doña Paty llega al cuadrilátero escoltada por su entrenadora, la expugilista Yesenia “Gitana” Tovar. Está a minutos de hacerle honor a su apodo, “La Leyenda”. El Gimnasio Municipal de Villa del Carbón, Estado de México, está al 70 por ciento de su capacidad.
Ya en el ring, doña Paty alza y sacude los brazos como si ahuyentara los nervios y la edad. El presentador la anuncia y ella recorre el escenario ante los espectadores.
En la esquina contraria aguarda Lesly “Dinamita” Gómez. Es más alta y delgada que ella. Impetuosa, se muestra ante los asistentes con el puño al cielo. La acompaña su tío y entrenador, Gerardo Gómez.
La ‘Gitana’ da sus últimas instrucciones y sale del encordado. Suena la campana que lo hace oficial: Patricia Trejo Ruiz, ama de casa y sobreviviente a un accidente que la dejó desfigurada, se convierte en la boxeadora profesional más longeva del mundo.
Paty Trejo: El anhelo de pelear
La leyenda de doña Paty tuvo su primer indicio en una tragedia. Hace nueve años, en casa de su mamá, un boiler explotó al lado suyo y la envolvió en llamas. Sufrió quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo y permaneció muchos meses en el hospital. Tardó casi dos años en recuperarse. Las peores secuelas fueron emocionales: cayó en depresión.
“Estaba toda desfigurada. Como mujer, verme al espejo con vendas y todo eso… y toda quemada”, recuerda Trejo Ruiz en entrevista. “Todavía se me ven las quemaduras en las manos. Me decían los médicos que ya no podía hacer ejercicios fuertes porque mis huesos estaban descalcificados por las quemaduras y podrían fracturarse”.
Doña Paty siempre había hecho actividad física: atletismo en su adolescencia y, ya casada, zumba y futbol llanero. Tras el accidente abandonó todo tipo de ejercicio. No salía de casa, a veces ni siquiera se paraba de su cama; llegó a pesar 100 kilos.
Una de sus amigas, preocupada, la llevó a ejercitarse con ella en un gimnasio donde además de acondicionamiento físico daban clases de boxeo. Ahí, un entrenador invitó a doña Paty a participar y ella le agarró el gusto. Se sentía bien tirando golpes. El boxeo la sacó de la depresión y la ayudó a bajar de peso. Perdió más de 20 kilos.
A doña Paty ya no le satisfacía golpear costales. Quería subir al ring. El entrenador la puso a hacer sparring con su hija, que también era peleadora. Paty se defendió como pudo, pero su compañera de gimnasio la venció. Aun así, no abandonó el anhelo de pelear.
Ya se dedicaba exclusivamente al deporte de los puños. Pero los colegas del gimnasio se negaban a boxear con ella por su edad.
“El maestro les decía ‘te toca hacer sparring con la señora’, y le contestaban con groserías. Yo les decía: ‘dame la oportunidad, si ves que no… paras y ya”, cuenta doña Paty. “Me empecé a ganar un lugar con ellos. Ya no era ‘ay, cómo con doña Paty’, al contrario, llegaban y decían con orgullo ‘me toca hacer sparring con la señora Paty’”.
El entrenador organizaba funciones de boxeo amateur, pero siempre se negó a incluirla. Argumentaba que no había rivales de su edad. Ella se hartó y cambió de gimnasio. Pidió, consiguió, arrebató y aprovechó oportunidades. Nada la detuvo.
19/10/2019. Round 1
Inicia la pelea, y doña Paty se mueve alrededor del ring sin mucha efectividad; se le nota rígida y un poco lenta. Lesly, por el contrario, rebota en piernas y balancea la cintura con agilidad; sus golpes no permiten que Paty se acerque.
Lesly controla a base de contraataques: Paty lanza golpes curvos y la ‘Dinamita’ los evade, para volver con rectos de izquierda y derecha.
La persistencia de doña Paty da frutos a mitad del asalto: hace retroceder a Lesly con un potente gancho de derecha. Sin embargo, la joven boxeadora se repone y de un volado de izquierda manda a la lona a su veterana contrincante. El referí inicia el conteo, pero doña Paty se levanta sin complicaciones, parece que sólo la tomaron mal parada.
Lesly se lanza por su presa. Paty Trejo se amarra por instantes, hasta que una seguidilla de puñetazos en su rostro la obligan a usar su arma principal, los golpes curvos. Termina el round y ambas vuelven a sus esquinas.
Primera pelea
Anduvo de gimnasio en gimnasio buscando donde la dejaran pelear. En uno le negaron la contienda porque era peligroso para su edad; en otro le dijeron que se fuera a cuidar a sus nietos.
En la colonia Piloto Adolfo López Mateos, de la Álvaro Obregón, Ciudad de México, encontró un gimnasio donde accedieron. Lo hicieron, pero la estafaron: el entrenador le cobró para programarla en una función, cuando en un combate a nivel amateur no se requiere cuota.
El día de la pelea, la contrincante se arrepintió. Un compañero de gimnasio convenció a su pareja de subir al ring con doña Paty, para evitarle esperar otro día. La chica tenía 22 años y pesaba 70 kilos, 16 más que doña Paty. Era la favorita.
“Me dijo que no le fuera a pegar muy fuerte, porque tenía que ir a trabajar. Ella sí se vino con todo y en el segundo round dije ‘Ah, no. Así como me pegues te voy a pegar’”, cuenta doña Paty. La contrincante abandonó la pelea. Paty ganó por nocaut. “Fue una experiencia increíble, que nunca en mi vida voy a olvidar. Mi primer premio fue una tablet”.
En las primeras peleas le gritaban “¡Aviéntenle el bastón!”. Conforme ganó contiendas su reputación creció, y con ello el respeto. Empezaba a forjarse la leyenda: doña Paty realizó 32 combates amateurs; triunfó en 19 (cinco por nocaut), perdió ocho y empató cinco.
“La primera vez que la vi pelear sí me sentí muy nervioso y ansioso. Cuando veía que a mi mamá le pegaban sentía feo”, cuenta Martín, el hijo mayor de Paty Trejo, en entrevista. “Más que nada sentía preocupación. En otras peleas ya me sentía normal, como si estuviera viendo el box en la televisión. Al final de cuentas, mi mamá sí respondía y se cubría bien. Después de eso la preocupación se convirtió en emoción”.
19/10/2019. Round 2
En el primer descanso, la ‘Gitana’ Tovar le da instrucciones a Paty. Ella asiente para confirmar que le entendió. Suena la campana, ‘La Leyenda’ respira hondo y vuelve al combate.
El ritmo de la pelea no cambia en el segundo round. Lesly se muestra más ágil y con golpes rectos mantiene a raya a doña Paty. La señora Trejo retrocede por instantes ante los constantes ataques de la ‘Dinamita’. Recibe mucho, pero no deja de buscar el rostro de su rival.
Paty agacha la mirada y suelta volados indiscriminadamente, Lesly da un paso atrás y vuelve con embates que encuentran la cara de ‘La Leyenda’. Culmina el round y las ganas de Paty no son suficientes para superar a Lesly.
El falso debut en Ídolo Chilango
El boxeo ya no era su terapia, sino su razón de vida. Cuando dejaron de conseguirle peleas en el gimnasio de la colonia Piloto Adolfo López Mateos, Patricia Trejo se mudó a otro en el Deportivo Plateros, también de la Álvaro Obregón.
Antes de cada combate, veía peleas de boxeadoras profesionales en YouTube. Un día encontró una de la jamaicana Alicia Ashley, que en 2018, a los 50 años, logró el Récord Guinness por ser la peleadora profesional más longeva del mundo. Paty Trejo, con 53 años de edad, se sintió capaz de romper esa marca.
“Estaba muy aferrada a que quería su Record Guinness”, cuenta Martín. “La verdad sí le ha echado bastantes ganas. Fue un poco dificultoso empezar el trámite porque confié en que sus entrenadores la apoyarían en ese aspecto”.
No fue así. Martín investigó, consiguió un manual para la solicitud y ayudó a su mamá a registrarse.
El primer paso era conseguir su licencia de pugilista profesional, el segundo la pelea y el tercero, la inscripción a los Récords Guinness. Para las dos primeras cosas, doña Paty confió en su entrenador, quien le cobró mil 500 pesos para el trámite de la licencia y la anotó para debutar en el torneo Ídolo Chilango del 2018.
Pero el sueño se truncó: la licencia resultó falsa y la pelea en realidad era de categoría semiprofesional. Doña Paty ganó su combate en Ídolo Chilango, pero la entrenadora de su rival demeritó la victoria asegurando que su peleadora se dejó vencer por miedo a lastimar o infartar a la veterana. Ahí también se ganó el mote de “La Leyenda”.
Además, el proceso de inscripción para la plataforma de los Récord Guinness era tan lento, que la misma organización cobraba diez mil pesos para acelerarlo.
“Si desde un principio Récord Guinness me hubiera dicho que me cobrarían eso, a lo mejor yo ya hubiera decidido si lo hago o no”, dice doña Paty. “Me hubiera ahorrado tanta humillación, que se burlaran de mí, que me engañaran. Pero ya demostré que boxeo, y si tengo que esperar voy a esperar”.
Las peleas fuera del ring
Paty Trejo no sólo combatía en el cuadrilátero, sino también en casa. Su esposo no estaba de acuerdo con que boxeara. No le parecía adecuado que doña Paty descuidara los supuestos deberes de una ama de casa por andar peleando.
“A lo mejor soy un poco machista, pero creo que es un deporte para hombres, aunque ya haya peleas de mujeres”, comenta Martín Olvera, esposo de Paty Trejo, en entrevista.
El señor Martín detalló que su malestar era, principalmente, llegar a casa después de una jornada laboral y encontrar desorden, pues doña Paty ya pasaba más tiempo en el gimnasio que en su hogar. Además, tampoco le gustaba abrir el refrigerador y que no estuviera lista su comida.
Los conflictos aumentaron, pero Paty Trejo no puso su sueño a discusión. Ella seguiría en el pugilismo… con esposo o sin él.
“Lo vi como una batalla perdida”, cuenta Olvera. “Si quería estar con ella todavía tenía que aceptarlo y apoyarla, porque, de otra forma, yo creo que nuestra relación hubiera terminado”.
19/10/2019. Round 3
Los estragos de la pelea comienzan a notarse en Lesly; su movilidad disminuye, al igual que su ritmo. Doña Paty es incansable, su ímpetu aumenta, también su frecuencia de golpes curvos.
El combate se suspende por instantes para arreglar la cinta de los guantes de ‘La Leyenda’; Yesenia Tovar, desesperada, aprovecha para reiterar a su boxeadora que suelte más golpes rectos y uppercuts.
Doña Paty obedece. Con una izquierda y una derecha efectivas, repliega a su contrincante. La ‘Dinamita’ no se intimida, se recupera y vuelve al ataque. Los intercambios se intensifican.
Acaba el round. Doña Paty, en su esquina, respira agitada e inexpresiva. “Quítate el jab. Mueve la cintura”, le dice la ‘Gitana’. “Es el último, con todo”. El referí llama a las peleadoras al centro del ring, se saludan y comienzan el cuarto asalto.
“La Gitana” y el debut profesional
Algo positivo salió de aquella pelea de Ídolo Chilango en 2018: su relación con Yesenia Tovar. En el pesaje, la ‘Gitana’ se acercó a doña Paty para saludarla y pedirle una foto porque admiraba su recorrido.
“Yo estaba bien emocionada porque me dijo que había sido boxeadora profesional. Una boxeadora profesional ya conocida en el medio y que se acercara a mí, pues ya era lo máximo”, cuenta doña Paty.
Un rato después, Tovar notó que doña Paty iba sola —su entrenador se presentó hasta momentos antes de subir al ring—, así que la acompañó y asesoró gran parte de la tarde. Incluso la defendió de quienes la acusaron de robarle el lugar a un joven; le dijeron que a su edad solo hacía perder tiempo a los entrenadores.
Después de la estafa en Ídolo Chilango, doña Paty dejó el gimnasio del Deportivo Plateros. Estuvo poco más de un mes entrenando por su cuenta hasta que apareció una oportunidad de oro: el promotor Justo Almazán, a quien conoció en un evento de beneficencia, le consiguió un combate profesional.
Faltaba sacar la licencia y conseguir un nuevo entrenador. De inmediato pensó en Yesenia “la Gitana” Tovar. Ella aceptó con una condición: solo la subiría al ring si la veía en óptimas condiciones.
“Siempre me decía ‘Paty, eres muy fuerte. Te veo entrenar y la verdad me sorprendes’, eso me daba a mí muchos ánimos”, cuenta Paty Trejo. “Me llevó a buenos gimnasios a hacer sparrings con chicas. Ahí fue cuando conocí en verdad lo que es ser un profesional”.
Obtener la licencia fue una tarea más complicada. En la Comisión de Boxeo Profesional de la Ciudad de México se la negaron por su edad. Así que la tramitó en la Comisión de Boxeo de Cuernavaca, Morelos; ahí se la dieron bajo la condición de pelear solamente a cuatro rounds y con vigencia de seis meses.
Pagó 800 pesos por el documento, además de someterse a estudios médicos generales, de corazón, de sangre, de los huesos, de embarazo y hasta el papanicolaou. También le aplicaron exámenes físicos para medir su condición atlética y sus capacidades boxísticas. Cumplió todos los requisitos.
Ya tenía sede —el Gimnasio Municipal de Villa del Carbón— y rival —Lesly Gómez, quien presumía más de 100 combates amateurs—. Ya pulía detalles técnicos y cuidaba su dieta —el combate sería en peso welter (65 kilos)—. Pero otra vez aparecieron obstáculos: la Comisión del Boxeo del Estado de México no estaba de acuerdo con que una señora de 54 años debutara en el ámbito profesional. Les parecía demasiado riesgoso.
El promotor Justo Almazán negoció una sola condición: Paty Trejo tendría que entregar exámenes físicos y médicos a la Comisión de Boxeo del Estado de México.
A “la Gitana” Tovar sus compañeros entrenadores la cuestionaban por el riesgo de debutar a doña Paty. “Yo les decía ‘sí es un riesgo, pero mientras ella salga bien en los estudios reglamentarios no hay razón para no debutarla’”, recuerda la entrenadora. “Yo sabía que la verdad era una responsabilidad muy grande porque el boxeo no es un juego, se arriesga la vida en esto. Pero, realmente decidí apoyarla porque le veía las ganas de hacerlo, le veía la condición física, la fuerza de poder realizar el debut”.
19/10/2019. Round 4
Ambas boxeadoras se presentan en el cuarto asalto como si fuera el primero. La ‘Dinamita’ va al frente sin dar tregua, doña Paty se planta y responde como puede. Los rectos de Lesly otra vez marcan el rumbo de la contienda, mientras que los volados de ‘La Leyenda’ salen con más furia que técnica.
Paty no se detiene, no retrocede; pero, tampoco conecta. Lesly domina con contraataques. Suena el aviso de 10 segundos y comienza un intercambio de golpes; es más garra que técnica, pero las dos pugilistas resisten hasta el final.
Suena la última campana del enfrentamiento. Los tres jueces entregan su tarjeta con 40-35, es unánime: Paty Trejo pierde la pelea, pero gana la eternidad. Las dos deportistas se acercan al centro de la lona para abrazarse y felicitarse; se toman una foto.
Doña Paty tiene sentimientos encontrados: perdió en la pelea y al mismo tiempo ganó en la vida. No contiene sus lágrimas. Baja del cuadrilátero entre aplausos y felicitaciones.
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”A lo mejor no gané esa pelea, pero gané muchas cosas. Bajé completa, no bajé muerta como me decían que me iba a bajar, porque fue muy polémico mi debut”, recuerda doña Paty, mientras continúa con su preparación para su despedida del ring. “Fue una derrota que me supo a triunfo, porque la gente me trató como triunfadora”.
Martín, su hijo, todavía espera junto con ella que le reconozcan el Récord Guinness. A este paso, quizá la certificación llegue después de su última pelea, cuya fecha, rival y sede todavía no están definidas. Son una promesa en el horizonte. “Que siga subiendo al ring, que siga teniendo sus peleas, a ver si consigue el récord”, dice Martín. “Al final de cuentas el récord mundial nada más sería una cerecita en el pastel, porque todo lo que ha logrado para mí es mucho. Muchas personas ya quisieran tener algo así”.
“Es una guerrera de la vida. Es una guerrera del ring”, asegura su entrenadora, “la Gitana” Tovar. “Para mí es una ganadora”.