Gerson Castro, padre soltero de 25 años de edad, murió en un hospital de Xalapa, Veracruz, el 15 de diciembre de 2020, días después de ser golpeado por personas a quienes identificó como “oficiales”, en una nota de voz que envió como mensaje de auxilio.
A pesar de que la pandemia lo orilló a truncar sus estudios en derecho, Gerson era apasionado de la lectura y buscaba profesionalizarse en el coaching, una actividad que, a través de la motivación y la definición de objetivos, intenta apoyar el desarrollo personal de sus practicantes. Antes de ser atacado, Gerson escribía un libro sobre esta profesión, basado en sus experiencias de vida, que no alcanzó a publicar, narran sus padres Arnoldo Castro y Guadalupe Castellanos.
“Gerson está viviendo en nuestro corazón y en nuestra memoria. Siempre será recordado por lo que fue y será en nuestras vidas, a partir de que le arrebataron la vida. Ese era mi hijo, era un gran impulsador de la vida, de proyectos, de ideas, de grandes metas”, señala el señor Castro.
Gracias a su facilidad de palabra y capacidad organizativa, Gerson fungía como representante de un cantante local. Además, apoyaba en las labores cotidianas del negocio familiar, dedicado a la venta de medicina naturista.
“Tenía todo para salir adelante, pero le cortaron las alas. Desgraciadamente, le arrebataron su vida muy joven. Me quitaron parte de mi vida”, expresa su madre, antes de contener el llanto. Luego de un breve silencio, la señora Castellanos recobra el carácter firme y en una frase une su indignación y rabia: “Mi hijo no murió, a mi hijo me lo mataron. ¡Lo mataron, lo asesinaron! ¡Quiero justicia!”.
Gerson fue atacado después de salir del trabajo
Se acercaba la navidad de 2020 y, en Xalapa, tal como en el resto del mundo, la pandemia mantenía paralizada la actividad económica; bares y discotecas no eran la excepción. Sin embargo, a finales de ese año, muchos negocios reanudaron operaciones con un aforo y horario limitados. El evento musical del 10 de diciembre en Plaza Xanat, convocado a las cinco de la tarde, era de los primeros que se realizaban en las plazas comerciales del municipio, y en él se presentó el artista que Gerson representaba.
Ese día, su padre le comentó que trabajaría junto con su madre para financiar los festejos decembrinos. El señor Castro recuerda que Gerson quería apoyarlos con esos gastos: “Aguántame, papi –le dijo el joven–, ya abrieron los antros, ya hice contratos para el cantante, vamos a tener éxito”.
Tres horas antes del evento musical, el joven xalapeño se vistió con una camisa blanca, chaqueta y pantalones de mezclilla y salió de su casa.
Pasaron las horas, cayó la madrugada. El matrimonio Castro Castellanos se preocupó e intentó comunicarse con Gerson, pero no hubo respuesta, por lo que llamaron a una de sus amigas, pero tampoco sabía de él.
A las siete y media de la mañana del viernes 11 de diciembre recibieron una llamada. Era la amiga con la que horas antes hablaron. Ella lo había encontrado, golpeado, a 150 metros de su domicilio. Estaba inconsciente.
El matrimonio se trasladó al lugar, que ya estaba custodiado por los servicios de emergencias. Después salieron rumbo a un hospital privado, para estar presentes durante el arribo de la ambulancia que trasladaría a su hijo.
El parte médico del hospital determinó que Gerson tenía dos fracturas en el cráneo. La operación para intentar salvarle la vida costaba 70 mil pesos.
“Sentimos que el doctor nos preguntaba: ‘¿Tiene usted para pagar?’ Sí, por un hijo hace uno todo”, respondió el señor Arnoldo.
Transcurría la cirugía cuando sus padres fueron informados de que, a las 02:36 horas, cinco horas antes, Gerson mandó una nota de voz a un amigo. En ese audio, de 1:34 minutos de duración y enviado a través de WhatsApp, se escucha al joven, con voz agitada, decir: “Vengo corriendo de unos oficiales, cabrón, la neta me vienen correteando, cabrón, y de una vez pienso dejar un mensaje contigo… Me vienen queriendo corretear y pegar y asaltar y no sé, cabrón, estoy en un monte. Márcame, we, en cuanto escuches este audio, y si no, búscame en San José [centro de detención de infractores del municipio de Xalapa] o si no, we, búscame en otro lado porque, hijos de su puta madre, we, estos oficiales andan pegándome desde hace rato, me andan correteando y pegando… estos vatos dijeron que me querían secuestrar”.
Durante el fin de semana fue necesaria una segunda operación de emergencia, pero las expectativas de un tratamiento exitoso se perdieron un par de días después. Gerson falleció el martes 15 de diciembre de 2020.
Ejecución extrajudicial: pérdida de pruebas
Apenas falleció, los padres de Gerson denunciaron la presunta ejecución extrajudicial ante la Fiscalía estatal. Ahí, como primera respuesta, les dijeron que su hijo “seguramente se había caído y provocado su muerte. Incluso lo criminalizaron, al afirmar que Gerson se dirigía a comprar droga cuando perdió la vida.
No obstante, el informe médico descartó que Gerson se encontrara intoxicado por algún tipo de bebida o sustancia.
El señor Arnoldo Castro recuerda que, ante la exigencia de resultados, el fiscal regional le dijo: “Pues consígame más pruebas, deme más pruebas”. A lo que el señor Castro respondió: “¿Más pruebas quiere usted? ¿Con un audio?”.
Desde el 15 de diciembre, día de la presunta ejecución extrajudicial, la Fiscalía ordenó recabar las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona y fijó un plazo de 12 horas para el cumplimiento de esta diligencia judicial. Inexplicablemente, la orden fue acatada por los elementos ministeriales dos semanas después, momento para el cual ya habían sido borrados los registros de todas las cámaras privadas de la zona, pues éstas sólo podían almacenar información hasta por seis días. La omisión derivó en la pérdida de indicios vitales para el esclarecimiento de los hechos.
La Fiscalía, además, tardó dos semanas en integrar la carpeta de investigación y cuando, por fin, los padres pudieron consultarla, se dieron cuenta de que tenía documentación que pertenecía a otro expediente no relacionado.
Debido a estas irregularidades, los padres de Gerson decidieron acercarse al gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, para solicitar su intervención. Fueron dos las ocasiones en las que lo abordaron, ambas, mientras inauguraba vialidades.
En el primer encuentro, el mandatario se comprometió a brindar apoyo en el caso. Sin embargo, meses después, cuando se produjo la segunda charla, Cuitláhuac García se negó a escuchar el mensaje de auxilio que envió Gerson antes de su muerte, y que es la principal prueba de que ésta fue una ejecución extrajudicial; por el contrario, conminó a los padres a presionar directamente a la Fiscalía, sentenciando: “No me den las cosas, porque luego van a decir que yo interfiero. Metan las denuncias”.
Cuando el papá de Gerson le aclaró que en la Fiscalía sólo le dan largas, la respuesta del gobernador fue: “Pues insista, porque yo ya le dije al fiscal”.
El fiscal encargado no sabía nada del caso, señala con ironía el señor Castro. Él acababa de involucrarse en la investigación porque la primera fiscal encargada se fue de vacaciones.
A su regreso, cuando esta funcionaria retomó la indagatoria, el señor Arnoldo le comentó que ya había otro agente al frente del caso. La fiscal le respondió: “Bueno, si no le interesa, regreso la investigación”. “A mí no me interesa quién lo lleva, a mí me interesan resultados y responsables de la muerte de mi hijo”, replicó el papá de Gerson.
En las citas y audiencias con funcionarios de las distintas dependencias, el matrimonio Castro Castellanos los escucha y observa directo a los ojos, cuestionan y recriminan las muchas omisiones que rodean al caso y en las que han incurrido diversas dependencias, no solo la fiscalía.
En la Comisión Estatal Ejecutiva de Atención Integral a Víctimas, por ejemplo, el caso de Gerson ha sido asignado a tres asesores jurídicos distintos; el primero de ellos, recuerda el señor Castro: “Me dijo que era muy delicado meternos con la policía y que no iban a hacer mucho. Me dijo: ‘Mire, la verdad, voy a ser claro, yo estuve en C4, y si nos dicen ‘haz esto, borra esto, lo hacen’”.
A pesar de que, afirman, durante estos dos años ha sido víctima de actos de intimidación por parte de la autoridad, el matrimonio Castro Castellanos ha insistido en que se investigue no sólo la ejecución extrajudicial de su hijo, sino también las irregularidades de la autoridad encargada de esclarecer los hechos. Después de la muerte de su hijo, por ejemplo, varias patrullas se han apostado afuera de su domicilio, sin razón alguna. Por tal motivo, han colocado cámaras de circuito cerrado.
Pese a ello, explica don Arnoldo, no tienen miedo y no desistirán en su búsqueda de justicia: “Yo no les debo nada, ellos me deben a mi hijo (…) Si algo le pasa a mi familia o a mi persona, le echo la culpa al gobierno, a los fiscales y a la seguridad pública”.
En el estado de Veracruz, la Fiscalía General del Estado y la Secretaría de Seguridad Pública acumularon 51% de las denuncias por violaciones a derechos humanos recibidas por la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) en 2021 (Informe de Anual 2021).
Además, durante el primer trimestre de 2022, 60.7% de los xalapeños consideró insegura a la ciudad de Xalapa, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), cifra que registra un aumento de 1.9% en relación con el mes de diciembre de 2021.
CEDH, un año y medio de tardanza
Además de la denuncia interpuesta ante la Fiscalía del Estado, la familia de Gerson presentó una queja ante la CEDH por la presunta ejecución extrajudicial de su hijo, a manos de gente que él identificó como “oficiales”. De hecho, en una reunión con la presidenta del organismo, Namiko Matzumoto, el padre de Gerson le explicó su exigencia: “Mire, directora, yo lo que quiero es saber quiénes fueron los que mataron a mi hijo y por qué, tengo derecho, ¿sí o no? Ella dijo que sí”.
Sin embargo, a pesar de que la víctima reportó ser perseguido por oficiales y pidió ser buscado en el Cuartel de San José (que está a cargo de la policía estatal), la primera queja presentada el 11 de diciembre de 2020 fue archivada y la familia se vio en la necesidad de presentar una segunda denuncia para lograr que el organismo reevaluara el caso.
Incluso, la CEDH ha sido omisa en notificar las novedades en el expediente de queja, cuando es una obligación marcada por su reglamento. Estos registros del trabajo realizado, explicó el matrimonio Castro Castellanos, se los presentan con un retraso de entre 20 y 30 días, lo que impide el seguimiento oportuno de sus acciones y omisiones.
El organismo estatal encargado de investigar la violación de derechos humanos en Veracruz tardó un año y medio en turnar el expediente de queja por la presunta ejecución extrajudicial de Gerson a una de sus visitadurías, para que los hechos comenzaran a investigarse, lo cual se concreto hasta el 9 de mayo de 2022.
La CEDH ha emitido seis recomendaciones por ejecución extrajudicial entre los años 2017-2019. Sin embargo, la policía estatal ha sido señalada por presuntas ejecuciones extrajudiciales, incluso, al interior del Cuartel de San José, en Xalapa, Veracruz. En mayo de 2020, Carlos Andrés Navarro fue detenido por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública y llevado al referido centro de detenciones donde murió horas después y en el que no consta, de acuerdo con sus familiares, registro de su ingreso. Según las autoridades, Navarro falleció como consecuencia de un infarto fulminante, no obstante, al momento de recibir el cuerpo, los familiares denunciaron la presencia de signos de violencia. El acta de defunción practicada por el personal forense lo soportaría al mencionar como causa del fallecimiento: infarto y múltiples traumatismos.
Un testigo grabó el momento de la detención de Navarro, en el que se observa estar rodeado por, al menos, siete oficiales y se le escucha gritar: “Me quieren secuestrar”. En 2021, lo familiares de Carlos Navarro denunciaron nulos avances en la investigación y denunciaron acoso por parte de la policía estatal desde la muerte del hombre de 33 años.