A cumbiar el mundo con baile: sonideras celebran el 8M
Las mujeres y niñas bailan junto a Musas Sonideras
Lupita, “La Cigarrita” guiando el baile en el Sonidero de Musas Sonideras

Es la noche del 8 de marzo. La marcha y actividades por el Día Internacional de la Mujer han acabado a lo largo de la Ciudad de México, pero aún falta algo: baile, música, fiesta. Y eso es lo que Las Musas Sonideras hicieron la noche del pasado sábado.

Las Musas Sonideras… es una colectiva de mujeres sonideras que se prestó en el foro El Águila, en la alcaldía Magdalena Contreras de la Ciudad de México, como parte de las actividades del 8M. La presentación incluyó la proyección de dos documentales sobre feminismo.

“Luego, aunque no podamos estar juntas, porque estamos trabajando, unas por aquí, otras por allá, ahora sí que nuestro lema, como decimos, ¿no? Musas por aquí, Musas por allá… Pero estamos cumbiando el mundo, y de eso se trata, de cumbiar el mundo”

-Jovita de Sonido Fiesta Bacana e integrante de Musas Sonideras

Mujeres en el sonidero de Musas Sonideras, siguiendo los pasos de Lupita “La Cigarrita”

“Luego, aunque no podamos estar juntas, porque estamos trabajando, unas por aquí, otras por allá, ahora sí que nuestro lema, como decimos, ¿no? Musas por aquí, Musas por allá… Pero estamos cumbiando el mundo, y de eso se trata, de cumbiar el mundo”, dice Jovita, de Sonido FIesta Bacana, una de las sonideras que integran el colectivo.

Jovita es la primera sonidera en pinchar discos y música en el evento. Sube el volumen, habla al micrófono, el movimiento de los cuerpos inicia: la gente se toma de las manos, pasos atrás, pasos adelante, las caderas se menean y las mujeres ríen.

Lupita “La Cigarrita” y Jovita invitando a la gente a subir a bailar.

Baile y cine

Previo a la música, se presentaron los documentales Gritos de Fuego, dirigido por Galia Thibaut, y Las Sonideras, dirigido por Claudia Hernández, enfocado en tres mujeres que forman parte de la colectiva de Musas Sonideras y los obstáculos que han enfrentado como mujeres en el oficio del sonidero, pero también el acompañamiento que tienen entre todas ellas.

A veces, enfrentan la falta de apoyo de sus esposos, o sus hijos. Y han tenido que dejar las actividades del hogar para irse a tocar.

“El papá de mis hijos me dijo: ‘Me voy a volver sonidero’. Yo le dije: ‘¡Yo también!’. Pero él me dijo: ‘Espérame, primero yo, ¿va?“, dice Lupita, contando la falta de apoyo, lo que no impidió que luchara por pararse frente a una consola para hacer bailar a decenas de personas.

Y ser mujer sonidera no sólo implica organizar su tiempo con las tareas del hogar, sino distintos trabajos para sustentar a su familia y a ellas. Lupita también menciona que casi todas las sonideras, no logran vivir de pinchar, sin embargo es algo a lo que aspiran.

Las sonideras saben que sin antecesoras no habrá sucesoras. Y eso es lo que expone el documental Las Sonideras, financiado por Procine donde documenta siete años de historia de las mujeres que se han acompañado, unido y creado comunidad, como una forma de resistir a los intentos de negarlas y excluirlas de las cabinas sólo por ser mujeres. 

“El papá de mis hijos me dijo: ‘Me voy a volver sonidero’. Yo le dije: ‘¡Yo también!’. Pero él me dijo: ‘Espérame, primero yo, ¿va?

-Lupita, “La Cigarrita”, integrante de Musas Sonideras

Mujeres bailando en el sonidero de Musas, guiadas por Lupita “La Cigarrita”

Luces moradas

En el foro, las luces violetas -color adoptado por el movimiento feminista- jugaban con la música que marcaba ritmos latinos que ponía Lupita, una de las sonideras que también es conocida como La Cigarrita

En segundos, la mujer toma el mando de la cabina y el micrófono e invita a las personas a bailar y sudar al son de las cumbias de Perú o Colombia, pero también a ritmo de la salsa y otros ritmos latinos.

Las mujeres bailaban unas con otras en el sonidero de Musas.

“Que bonito se siente verlas a todas bailar y disfrutar en este día”, dice una de las sonideras, mientras las mujeres bailan.

En el foro, suenan canciones emblemáticas de la protesta y la fiesta chilanga: Pobre de Ti, el hit escrito y cantado por Julieta Venegas cuendo era parte de la banda  Tijuana No!, o La Carencia, de Panteón Rococó. A su ritmo, las caderas dejan de menearse y los pies se despegan del piso para brincar una y otra vez. 

El calor sube y aparecen gotitas de sudor. El ritmo cardiaco sube y baja por la música: a veces frenética, otras veces meciéndose como olas. Lupita dirige a todas, desde la consola. 

En medio de la pista, entre decenas de mujeres, una presencia destacó: una niña pequeña, vestida con una gorrita de dibujos animados, bailó y bailó, y las adultas bailaban junto a ella, aprendiendo de su facilidad para moverse a tan corta edad. 

Mujeres bailando junto a una niña pequeña.

El baile, como un espacio de libertad y encuentro de mujeres de distintas generaciones, todas unidas al ritmo de Las Musas Sonideras.