El cine mexicano independiente está en riesgo debido a la extinción de fideicomisos. Para Axel Muñoz, director de Noches de Julio (2019), resulta irónico que este golpe llegue en plena pandemia: “¿Cuántas películas acompañaron a muchísimas personas durante el encierro?”, dice en entrevista con Corriente Alterna.
“Que desaparezcan los fideicomisos evidencia la ignorancia de nuestros gobernantes”, dice Emilio Portes, director de películas como Pastorela (2011) y Belzebuth (2019), ambas creadas con apoyo del Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine), fideicomiso que está por extinguirse debido al plan de austeridad del presidente Andrés Manuel López Obrador. “Es una falta de respeto a la ciencia, la cultura y la tecnología; a nuestra vida actual y a futuro, si llegamos”.
“Si estos cabrones no entienden la importancia del cine nacional, que es algo muy pop, muy popular, como identidad, como industria en potencia, ¿cómo diablos van a entender la investigación científica o un desarrollo científico a futuro?”, sentencia Emilio Portes en entrevista con Corriente Alterna.
La producción anual de cine en México ha crecido significativamente desde 1997 —año de creación del Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (Foprocine)—, cuando se produjeron nueve películas. En 2019, se produjeron 216, de las cuales el 46% recibió algún apoyo del Estado. En promedio, dos de cada ocho películas mexicanas producidas entre 1997 y 2019 fueron beneficiadas por Foprocine; mientras que una de cada cinco recibió apoyo de Fidecine.
En abril de 2020, el gobierno federal impulsó la cancelación de fideicomisos públicos como parte de su plan de austeridad. El presidente Andrés Manuel López Obrador argumentó la supuesta opacidad y corrupción con la que se manejaban. Los recursos recuperados, dijo, se gastarían en salud y en mitigar la crisis económica derivada de la pandemia de COVID-19.
Uno de los fideicomisos extinguidos en abril fue el Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (Foprocine), un fondo para la producción o postproducción de largometrajes cuya vida artística no depende de su éxito en taquilla. Las autoridades se comprometieron a proteger esos fondos mediante su fusión con el Fidecine, un fideicomiso protegido por la Ley Federal de Cinematografía, habitualmente orientado a apoyar películas de corte más comercial. El 21 de mayo, Mario Delgado —coordinador de los diputados de Morena— aseguró públicamente que no sería eliminado. Pero mañana jueves se votará la extinción de Fidecine en el pleno.
“La fusión nunca terminó por suceder en realidad, más bien fue la extinción de Foprocine”, explica en entrevista Axel Muñoz, director de Noches de Julio (2019), película que produjo con apoyo de Fidecine y que estuvo nominada como Mejor Ópera Prima en los premios Ariel 2020. “No terminó de concretarse la propuesta de que fuera un solo fideicomiso protegido por la ley, ahí debió terminar todo. Ahora resulta que no”.
Ayer miércoles la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados aprobó la desaparición de Fidecine. Es solo uno de 109 fideicomisos a extinguir de acuerdo con el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación de 2021, entre ellos los fondos destinados a fomento y producción cultural, científica y de protección a los derechos humanos. [La Comisión volvió a votar esta iniciativa en la mañana del jueves primero de octubre y la aprobó en once minutos].
Para concretar el adiós de Fidecine la iniciativa deroga los cinco artículos de la Ley Federal de Cinematografía donde se normaba su existencia y funcionamiento, así como el de Foprocine; es decir del artículo 33 al 38 de la misma ley. Con ello, los recursos contemplados en ambos fideicomisos dejarán de estar protegidos; se trata de una cifra de alrededor de 224 millones de pesos.
Sin andamios legales, el cine está en riesgo
La presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), Mónica Lozano, aseguró en un encuentro virtual con medios de comunicación que en el ámbito del cine los fideicomisos se manejaban con absoluta transparencia, en contraposición con lo que afirmaron los legisladores.
“Con o sin fideicomisos debemos garantizar que la ley establezca de manera muy clara que el fomento a la cinematografía se va a mantener”, agregó Lozano. La AMACC estará pendiente de las convocatorias del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) y la Secretaría de Cultura para cumplir los acuerdos de apoyo a la cinematografía en todas sus áreas de producción, advierte Lozano. No obstante, señala que hasta que esas propuestas no estén en papel, la industria del cine en México está en riesgo.
Este jueves se votará la iniciativa que elimina a Fidecine y a otros 108 fideicomisos cuyo valor total es de unos 68 mil millones de pesos.
De acuerdo con el Imcine, la extinción de los fideicomisos no significa “la cancelación de los apoyos al cine y toda su cadena de valor”. La dependencia se compromete a entregar los apoyos a través de un programa presupuestal: once convocatorias anuales cuyos participantes serán evaluados por consejos ciudadanos.
Sin embargo, estos compromisos ya no le dan certidumbre a la comunidad cinematográfica tras el compromiso incumplido de Mario Delgado.
“Yo creo que lo verdaderamente peligroso es la derogación de los artículos que mandatan al Estado a fomentar y estimular el cine mexicano”, dice en entrevista Everardo González, cineasta ganador del Ariel en 2018 por el documental La libertad del diablo. Dos de sus películas —Los ladrones viejos (2007) y Cuates de Australia (2011) fueron beneficiarias de Foprocine—. “No solo es que se decretó la extinción del único fideicomiso, sino que genera una sensación de descrédito para quienes se comprometieron a salvaguardar el fideicomiso, el único que habían dejado”.
“Lo peor de todo es que es muy ingenuo que con estas tomadas de pelo nos creamos que los recursos van a llegar fortalecidos o completos a los institutos, cuando se está anunciando que va a haber recortes a ciencia y cultura”, agrega Portes. “Quitar los fondos y los fideicomisos es solo otro instrumento para achicar año con año una cosa que sí nos hace sentirnos orgullosos de ser mexicanos: nuestra cultura, nuestras aportaciones científicas y nuestros deportistas”.
¿Qué sigue para la comunidad cinematográfica?
La productora de películas como Amores perros (2000) y No se aceptan devoluciones (2013), Mónica Lozano, participó hace 20 años en la redacción del reglamento para la Ley Federal de Cinematografía. Hoy es presidenta de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC). “La existencia de Fidecine dentro de la Ley Federal de Cinematografía fue una conquista histórica del gremio cinematográfico”, explicó en conferencia de prensa.
El conflicto presente pone en evidencia la necesidad de reformarla y fortalecerla, de acuerdo con Portes. “Necesitamos que se reforme la ley, que se cumpla la ley, y empiece a trabajar y atraer beneficios para no estarle pidiendo dádivas al gobierno. Para eso se necesita que la ley funcione y se necesita presupuesto. El Imcine es el último bastión, y para que funcione el Imcine necesita un presupuesto equivalente a un estudio profesional”.
¿Fideicomiso extinto sin que se haya ejercido el presupuesto ya asignado?
Hace meses que Imcine debía anunciar resultados de las convocatorias del Foprocine.
“No estamos preocupados necesariamente por los fondos pues han repetido una y otra vez que están salvaguardados”, agrega Everardo González. “Pero hoy ni siquiera hay publicación de resultados de los Foprocines que tendrían que haber sido metidos en junio. Hubo un compromiso público del propio Imcine de que hace una semana tendrían que haber sido publicados y no es así.
“La naturaleza del Foprocine y la del Fidecine eran prácticamente antagónicas, por decirlo de alguna manera. El primero fue el gran aliento para el cine de autor que no pretendía una recuperación económica, que respetaba otros cánones de la cinematografía que no necesariamente son los del mercado; el segundo atendía un poco más ese perfil. Hoy, dejan todo a merced del mercado”.
Axel Muñoz agrega: “Es un retroceso como si estuviéramos en los ochenta. Este golpe o estos recortes no solo están afectando de manera inmediata. A la larga se creará una reacción en cadena, como bola de nieve, donde habrá una generación futura que no contará con apoyos ni escenarios para contar las historias que nos atañen”.