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María Conejo en el mural “La hora de la estrella”, realizado en el Museo Universitario del Chopo. Foto tomada de Instagram: @maria_conejo

La hora de María Conejo: ir por sueños grandes

Por: Luz Yarazai Santes Simbrón
Mentoría: María Luisa López
Fecha de publicación: 29 de marzo, 2024

María Conejo es apenas un poco más alta que los pies de la protagonista del mural que ella misma pintó en la Galería Sur del Museo Universitario del Chopo.

Se trata de una de las piezas realizadas por 35 creadoras visuales, que integran la muestra colectiva Lumbre. Ilustradoras en México, y que se puede visitar hasta el próximo 21 de abril en el recinto universitario.

Los colores azul, verde, naranja y amarillo, que utilizó en él, contrastan con su vestimenta negra. Como la cola de un cometa, un mechón rubio le ilumina el rostro. Conversamos frente a “La hora de la estrella”, una de las pinturas más grandes que ha realizado hasta ahora y que se encuentra en la sala de lectura infantil del recinto universitario.

“Me sorprendió que quisieran mi trabajo para un espacio lúdico, porque yo pinto cuerpos desnudos. Al inicio pensaba hacer un cuerpo lleno de estrellas y con otros colores, pero esa idea cambió porque el museo quería algo más interactivo que saliera de las paredes”.

La pieza mural está inspirada en el último libro –de nombre homónimo– que la novelista brasileña de origen ucraniano, Clarice Lispector, publicó en vida. En este texto leemos la historia de Macabea, un mujer modesta y simple: “Suelta en el azar, como la puerta que se balancea al compás del viento infinito”. 

Durante el último año, María Conejo se interesó en investigar el tema de las estrellas, los cometas, la magia y lo místico asociado al cuerpo y al placer. Así fue como la obra de Lispector llegó a sus manos, por el título. Aunque La hora de la estrella se refiere al momento en el que muere Macabea, personaje principal que deseaba ser una estrella de cine, Lispector escribe esta historia con, sobre y desde el cuerpo.

“La historia la escribe una mujer, Clarice, pero el narrador es hombre y es él quien nos habla de Macabea. Ese ejercicio me parece interesante porque los cuerpos de las mujeres han sido marginados a lo largo de la historia, en sus representaciones, en qué tanto conocemos sobre ellos y quiénes lo explican”, explica en entrevista María Conejo.

María Conejo en el mural “La hora de la estrella”, realizado en el Museo Universitario del Chopo. Foto tomada de Instagram: @maria_conejo

María Conejo relata que en el contexto en el que creció se enseñaba a las mujeres a no tener sueños grandes, a no deslumbrar a los demás, a no llamar la atención ni ocupar mucho espacio en el mundo.

Desde ese lugar, la artista egresada de la Escuela de Diseño del Instituto Nacional de Bellas Artes conectó con Macabea, y por eso, decidió reescribir el final de su historia. En el mural, la mujer persigue sus sueños y emociones, tal y como ella misma lo ha hecho los últimos dos años.

“Siempre me daba miedo mostrar mi trabajo. Pintar en formatos más grandes me daba ansiedad, me causaba conflicto. Cuando empecé a pintar murales yo sola, se abrió mi panorama, caí en cuenta de que puedo disfrutar la vida, tener ambiciones e ir por todos mis sueños. Se me hace súper loco y mágico tener la capacidad de materializar una mujer gigante en un museo. Ahora me siento capaz de hacer cualquier cosa que me proponga “.

Mientras en el texto de Lispector, Macabea yace en el piso con la necesidad de “vomitar algo luminoso, una estrella de mil puntas”, pero en vez de eso sólo vomita sangre; en el mural de María Conejo, esa otra Macabea-mujer se eleva sujetando aquella estrella luminosa con un cuerpo que lo abarca todo.

Lumbre Pussy

Otro trabajo de María Conejo que está representado en Lumbre es la Pussypedia, una enciclopedia sobre la vagina creada en colaboración con la escritora e investigadora Zoe Meldenson. Para ilustrar este libro, que nació como una “guía total” de salud sexual para la mujer en internet, Conejo realizó una investigación historiográfica sobre la representación del cuerpo femenino en el arte, la publicidad y la ciencia.

“Todo inició cuando Zoe me mandó un artículo sobre el orgasmo que describía partes del cuerpo, pero sin un diagrama y eso hacía difícil imaginar cómo interactuaban entre sí esas partes. Esto fue revelador, porque me di cuenta de que había cosas que yo no tenía claras”.

Pussypedia es un proyecto que transitó de a un sitio web a un libro, bajo la premisa de crear una enciclopedia en línea, bilingüe, gratuita e inclusiva de género y órganos con el objetivo de volver más accesible la información sobre la pussies y la diversidad sexual.

Mientras María redescubría el cuerpo femenino comparaba y actualizaba la anatomía de la pussy o vagina, le daba la vuelta a la mirada patriarcal de referentes populares y buscaba inspiración en Sophia Wallece y Niki de Saint Phalle, también cuestionaba la relación que tenía con su propio cuerpo. Esto marcó significativamente su producción artística. 

Ilustración de María Conejo contenida en la Pussypedia.

“Yo llevaba varios años hablando de la relación con mi cuerpo, pero había mucha información que desconocía. Esto me abrió todo un panorama en el tema del placer sexual”, relata María Conejo.

La psicóloga social Grace Wetzel, especialista en temas de sexualidad, señala que en las relaciones heterosexuales, el placer se concentra en la penetración del pene en la vagina cuando en realidad, el placer de la mujer tiene que ver más con el clítoris. Wetzel también explica que algunas encuestas revelan que las mujeres tienen un orgasmo por cada tres que tienen los hombres, a esta disparidad sexual se le conoce como “brecha orgásmica”.

“El cuerpo informa mucho”, escribe Lispector en Un soplo de vida, y en ello coincide también María Conejo, pues la artista está convencida de que además de conocer el cuerpo, hay que aceptarlo y, sobre todo, disfrutarlo.

Llueven cuerpos, desaparecen

Una característica de la exposición es que muestra cómo la ilustración cruza sus fronteras para encontrarse con el arte-objeto, la cerámica, los libros, la animación y los tatuajes. Con Pussypedia y La hora de la estrella, María Conejo nos expone sus intereses personales, pero con su participación en el cortometraje Llueve nos sumerge a una realidad muy cruda.

“Uno de los parámetros que tengo para elegir proyectos es contar historias de mujeres. Para mí era importante contar la historia de María y mostrarla con dignidad”.

Llueve, dirigido por Carolina Corral y Magali Rocha, cuenta la historia de María Concepción Hernández, madre de Oliver Wenceslao Navarrete Hernández, quien fue secuestrado en mayo de 2013.

Diez días después, el cuerpo de Oliver fue encontrado y enviado al Servicio Médico Forense (Semefo). Fue entonces cuando su familia emprendió una lucha no sólo por esclarecer su desaparición y homicidio, sino para que el cuerpo de Oliver les fuese devuelto.

Still del cortometraje de animación Llueve, donde María Conejo es la Directora de Arte.

“Fue durante la pandemia que trabajé en el diseño de arte para Llueve. Recuerdo estar encerrada en mi casa viendo videos y fotos de morgues, de Semefo, sus refrigeradores, como son los camiones, las personas que mueven los cuerpos y muchos otros detalles”.

Gracias a la lucha de la mamá de Oliver, se descubrió que había más cuerpos en la fosa que supuestamente debían encontrarse en las cámaras frigoríficas del Semefo. Llueve es un homenaje visual para quienes ya no están y también para quienes luchan por ellos.

“Al principio imaginaba algo completamente abstracto, pero el equipo quería algo más poético. Entonces tuve que expandir mi lenguaje”, detalla la diseñadora.

En la exposición colectiva que se exhibe en el Museo Universitario del Chopo, María Conejo encuentra que una de las inquietudes más presentes es imaginar otras maneras de sentir y de ver la justicia. Volviendo a las palabras de Clarice Lispector: “Pensar es un acto, sentir es un hecho”. Y en la muestra Lumbre, abierta al público hasta abril próximo, convergen la acción política y la sensibilidad artística.

“Esto refleja el momento de la historia que estamos viviendo. Quizá esto no hubiera sido posible hace 100 años”.