Hace ocho años que Viridiana Molina enfrenta un proceso penal por delitos que no cometió. Desde entonces ha exigido a las autoridades judiciales que revisen su caso con perspectiva de género, sin que hayan cumplido esto a cabalidad.
La madrugada del 22 de agosto de 2014, personas encapuchadas y elementos de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) detuvieron a Viridiana. Tenía 24 años de edad. La golpearon y torturaron, como después se comprobó con la aplicación del Protocolo de Estambul. También la separaron de sus dos gemelos de 11 meses de edad, con quienes dormía esa noche.
La acusaron de delincuencia organizada y de operaciones con recursos de procedencia ilícita. El argumento de los elementos policiacos fue que Viridiana es cómplice de estos delitos por haber sido pareja del hombre que los cometió.
Durante cuatro años y seis meses Viridiana estuvo en prisión preventiva. Primero, en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) No. 4, de Tepic, Nayarit. Después fue trasladada al Cefereso No. 16, en Coatlán del Río, Morelos.
Desde prisión, Viridiana luchó para que el Instituto Federal de la Defensoría Pública retomara su caso. Así logró que en 2019 la liberaran y absolvieran porque no había pruebas que demostraran que participó en esos delitos.
Una vez fuera del penal, Viridiana se convirtió en activista por los derechos de las mujeres presas. Sabía lo difícil que es enfrentar un proceso penal sin una defensa privada. Ha vivido las consecuencias de que México carezca de políticas públicas integrales que permitan la reinserción social de quienes estuvieron en la cárcel. Y, sobre todo, no se da por vencida.
Viridiana fundó Artículo 20, un colectivo formado por mujeres en prisión y sus familias. La tarea de la organización es vigilar que los casos sean atendidos y juzgados con perspectiva de género. A la fecha, gracias a esa labor, seis mujeres recuperaron su libertad.
Sin embargo, en junio de 2020, la Fiscalía General de la República (FGR) impugnó la resolución y solicitó una nueva orden de aprehensión contra Viridiana. El argumento fue el mismo: que es cómplice “por ser la pareja del hombre acusado” de esos delitos. Viridiana se amparó contra esa sentencia y la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) atrajo el caso.
El 16 de marzo de 2022 la Primera Sala de la Corte discutió el amparo y ordenó al Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Decimoctavo Circuito revisar el expediente y juzgar con perspectiva de género. En concreto, la SCJN pidió a los y las juzgadoras observar si los hechos que se le imputan a Viridiana ocurrieron en contextos de violencia y eliminar los supuestos sobre su responsabilidad en esos delitos basados en estereotipos de género.
Organizaciones de la sociedad civil que han acompañado a Viridiana en el proceso judicial, como CEA Justicia Social y Equis Justicia por las Mujeres, reconocieron que esa resolución abre la puerta para que casos similares sean juzgados con perspectiva de género. No obstante, lamentaron que el máximo tribunal emitiera una resolución sin atender a cabalidad su propio Protocolo para juzgar con perspectiva de género y sin respetar el derecho a una justicia pronta.
“Esto me impacta porque no puedo tener un proyecto de vida. Estoy libre y presa”, dice Viridiana.
Debido a que este proceso continúa abierto, ella no puede acceder a una cuenta bancaria ni conseguir empleo. Así que fabrica y vende productos cosméticos artesanales para subsistir y ayudar a otras mujeres que salieron de prisión.
Ésta es la historia de Viridiana Molina, la historia de su resistencia.
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