Entre risas y nostalgia, Ernesto Núñez recuerda cuando su compañero fotógrafo fue golpeado con un polín de madera en la espalda durante una confrontación registrada en una marcha. Pese a las heridas, la mayor preocupación que tuvieron fue entregar el material recabado para publicarlo al día siguiente en el periódico.
Para escribir, recuerda que tomaba apuntes a mano y luego iba a una redacción a vaciar la información. Eran los años noventa: “Transcribir una entrevista era a oído puro. Una nota duraba todo un día informando y era de un hecho ocurrido varias horas antes que el periódico se fuera a imprenta”.
Comenzó a trabajar en el periódico El Norte de Monterrey en 1993, antes de egresar de la licenciatura en Ciencias de Comunicación de la UNAM en 1995. Desde entonces, Ernesto Núñez ha sido reportero en Reforma, columnista político en Aristegui Noticias, profesor universitario y asesor de comunicación en el Instituto Nacional Electoral (INE).
Desde 2024, Núñez es director editorial de Animal Político. El pasado 23 de abril, ofreció una Clase Magistral para estudiantes de la Unidad de Investigaciones Periodísticas (UIP) de CulturaUNAM.

De la crónica urbana al periodismo político
La carrera de Núñez arrancó en 1993, buscando historias en la Ciudad de México. Recuerda que el periodismo vivía sin la inmediatez que hoy demanda. Escribir una nota empezaba con lo que Núñez llama “reporteo de a pie”: salir a la calle, encontrar la historia y volver a la redacción a escribir.
Al día siguiente, impresa en papel, esa nota informaba, era relevante. Eso no pasa hoy, con la inmediatez de los medios digitales: una nota puede perder vigencia unas horas después de ocurrida, explica.
…uno iba a cubrir una fuente y a hablar, a conocer gente, a interactuar en persona con todo aquel o aquella que tuviera una historia interesante que contar.
Núñez empezó haciendo crónica urbana: dice que es lo que más ha disfrutado. Una de las historias que más le emocionó contar fue la de personas sin agua en San Miguel Teotongo, en la alcaldía Iztapalapa.
…periodismo muy de contacto con las personas, pues era la verdad muy bueno, muy interesante y sobre todo muy distinto, no quiero decir mejor, la verdad, pues era muy distinto a lo que tenemos hoy…
Su camino no tardó en virarse al periodismo político. Como una buena parte de su generación, pensaba que el periodismo relevante era el que cubría al poder legislativo o a la presidencia.
Sus primeros pasos en la fuente política los dio en el “destape” del candidato a la presidencia en 1993, cuenta. Su trabajo consistía en permanecer afuera de las oficinas del PRI a esperar pistas de quién iba a ser el contendiente: Manuel Camacho Solís o Luis Donaldo Colosio. En noviembre de 1993, se hizo oficial que Colosio sería el candidato.
1994 inició con el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Todos los medios querían cubrir el hecho, Núñez también tuvo ganas de ir a Chiapas al encuentro con Marcos y los ideales del movimiento, pero se quedó en la ciudad a buscar otras historias paralelas.
Había una calle que se llama Piraña en la colonia del Mar, ahí había un campamento del Frente Popular Francisco Villa. Con ellos conocí mucho de lo que era casi una guerrilla urbana, el movimiento proletario independiente, el Frente Popular Francisco Villa. Desde luego se solidarizaron con el EZLN. Alguno de ellos incluso fue y puso una bomba en el estacionamiento de Plaza Universidad.

Pagar por información
Los periódicos, siempre se mantuvieron de la venta de ejemplares: un medio como Reforma llegó a tener tirajes de 120,000, de los cuales 100,000 ya estaban vendidos por la cantidad de suscriptores que tenía, dice.
Cuenta que hace unos días le preguntó a un vendedor de Reforma en avenida Cuauhtémoc que lleva ahí muchos años cuál es el precio del periódico: “Yo ya no sabía ni siquiera cuánto costaba. ¡Cuesta 25 pesos el Reforma’. Y le digo: ‘Oiga, ¿y cuántos vende?’. Dice: ‘Ahorita vendo como cinco’. ‘¿Y en las mejores épocas?’. Me dice: ‘Yo aquí en esta esquina llegué a vender hasta 100 periódicos en las mejores épocas'”
Recuerda que Reforma fue de los primeros en lanzar un sitio web y cobrar para consultarlo. Aunque no fueron exentos de críticas y del debate sobre cobrar por la información, el diario vivió una época exitosa en su web.
Núñez reflexiona sobre medios como El País o elDiario.es, que han logrado crear estrategias de suscripción que les permiten una cierta sustentabilidad. Dice que en la crisis económica de los medios, un modelo de suscripciones —como el de The New York Times— es complicado en México, donde solo el 18% de la población paga por noticias.
Si bien, en México el 35% de la población desconfía de las noticias y el 47% las comparte en redes sociales, la sobreoferta abre el camino a otra posibilidad. Núñez señala que los medios están en crisis, mas no el periodismo.

Para Núñez, el periodismo de hoy se trata de quién publica más rápido la nota porque la tecnología permite transmitir minuto a minuto la información. La batalla debería apostar no por decir más sino por decir otra cosa.
“hay que cambiarle la ecuación. Hay que decirlo de manera distinta o le das un ángulo que nadie haya trabajado o mejor trabajas historias que nadie esté diciendo.”
Se deben contar historias alejadas del discurso oficial: “No más declaracionitis”, dice Núñez. También insiste en que el papel de quienes ejercen el periodismo debe ir más allá de la queja:
“Una de nuestras notas más leídas del año es una nota que, además, estuvo muy chistoso su origen. Una reportera tuiteó que acompañó a su papá a sacar su credencial de INAPAM: “Es en serio @INAPAM. Mi papá y yo llevamos aquí 3 horas y todavía no abren la ventanilla. Él tiene 80 años y este no se puede estar tanto tiempo en el frío.”
Núñez remata: “Los reporteros no somos ciudadanos indignados nada más. Somos ciudadanos indignados que además somos periodistas que hacen algo con esa indignación. Esa es la diferencia entre un ciudadano que es periodista y un ciudadano que no es periodista.”