Imagínate que compras un pollo, lo traes paseando por todo el supermercado y después de tres horas llegas a casa y lo metes en el refri. Cuando una carne rebasa los 26 grados se acelera el proceso de descomposición. En México, las olas de calor han ocasionado temperaturas de hasta 45 grados. Protege tus alimentos.
El aumento de temperaturas representa un riesgo para la salud y un gasto extra, pues la recomendación de las personas expertas es no arriesgarse y desechar la comida al menor indicio de descomposición.
Marco Antonio Castañeda Plascencia, titular del taller de procesos agroindustriales de la carrera de Planificación para el Desarrollo Agropecuario en la UNAM, advierte que al comprar alimentos, es importante conservar la línea o cadena de frío, es decir, mantener la temperatura adecuada.
Además, antes de prepararlos, hay que revisarlos cuidadosamente, en especial, si se compraron en tianguis o mercados.
“Hay que explorar a través del gusto, el olfato, la vista y el tacto para saber cómo están los alimentos”, explica Castañeda Plascencia. Que los vegetales y la fruta no estén demasiado maduros y que la carne no se sienta pegajosa.
Mariana Valdés Moreno, jefa de la licenciatura en Nutriología en la UNAM, advierte que consumir alimentos en mal estado es causa de enfermedades estomacales como vómito, diarrea o fiebre. En temporada de calor, también aumenta la posibilidad de deshidratarse, en especial, para infancias y personas adultas mayores.
¿Qué hacer para proteger tus alimentos?
Valdés Moreno explica que las altas temperaturas promueven el crecimiento de patógenos o microorganismos como bacterias, virus, hongos y parásitos, que pueden contaminar los alimentos y causar enfermedades. Aunque la descomposición también depende de la higiene de quien los prepara, maneja y/o consume estos alimentos.
Ambos especialistas coinciden en que al comprar frutas y verduras casi siempre se coloca en una bolsa de plástico, lo que causa un aumento de la temperatura. Lo recomendable es colocar estos productos en un recipiente o mantener la bolsa abierta, y lavarlos con agua fría.
Para proteger tus alimentos es fundamental refrigerar y congelar de manera adecuada. Por ejemplo, “si se prepara un guiso hay que consumirlo en no más de una semana o en su caso, congelarlo en varios contenedores e irlos sacando poco a poco”, detalla la especialista.
También es importante colocar los alimentos de forma adecuada en el refrigerador. Las carnes deben estar en las zonas de temperatura más baja, los lácteos en las zonas de frío medio, y frutas y verduras en el área de temperatura menos fría.
Es recomendable, además, comprar una nevera portátil o una bolsa térmica, para trasladar los alimentos que requieren refrigeración o están congelados, y de esta forma, evitar que se rompa la cadena de frío.