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Nancy Cárdenas, icono del feminismo y la diversidad sexual
Foto: Eunice Adorno

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¿Teatro por WhatsApp? Jermú, un colectivo de mujeres que se reinventó por la pandemia

La obra cuenta la historia de Michelle y Sofía, dos mujeres jóvenes que viven los estragos del amor romántico, la experiencia de relaciones sexoafectivas codependientes y la violencia digital

Paolo Sánchez; mentoría: Alejandro Castro / Corriente Alterna el 8 de abril, 2023

En 2021, segundo año de la pandemia de covid-19, las teatreras Sara Flores, Gayatri Morales y Daphne Nájera crearon Menos mal que es torpe y que me quiere, si no me quisiera y fuera hábil, WhatsApp sería un arma horrible, la primera pieza dramática mexicana presentada a través de plataformas de mensajería instantánea Telegram y WhatsApp.

La obra cuenta la historia de Michelle y Sofía, dos mujeres jóvenes que viven los estragos del amor romántico, la experiencia de relaciones sexoafectivas codependientes y la violencia digital; un tipo de violencia que, según un estudio de “ciberacoso” realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 2021 afectó a 30.1% de las mujeres de entre 20 y 29 años que utilizó internet en el país. 

Con Menos mal que es torpe… las artistas buscaron difundir, sobre todo entre un público juvenil, información sobre las reformas legislativas conocidas como Ley Olimpia, que entraron en vigor el 22 de enero de 2020 en la Ciudad de México y buscan reconocer y sancionar la ciberviolencia como un delito. 

La obra ocurre en un chat grupal donde, a manera de intromisión, el público conoce las conversaciones de los personajes principales. Además, es posible interactuar al visitar sus perfiles de Instagram, ver sus historias y fotografías.

Sara y Gayatri se conocieron unos años antes, en 2017, cuando estudiaban la licenciatura en Literatura Dramática y Teatro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y participaron en las protestas por el feminicidio de Lesvy Berlín Osorio en Ciudad Universitaria el 3 de mayo de aquel año.

Fue a raíz de esa concatenación de eventos, el amor al teatro y la militancia feminista, que decidieron fundar el Colectivo Jermú (modismo argentino que altera el orden de las sílabas en la palabra mujer). “Un grupo teatral conformado por mujeres feministas jóvenes”, según se describen en el portal digital de Teatro UNAM, donde fueron beneficiarias de un programa de apoyo a propuestas de teatro digital. 

Foto: Eunice Adorno

Una vez reunidas, a principios de 2020, la idea de hacer una obra feminista les entusiasmaba, aun cuando la contingencia sanitaria había llegado a México. “En ese momento creíamos que la pandemia duraría tres meses”, recuerda Gayatri.

El covid-19 paralizó las actividades presenciales y, desde luego, el teatro no fue la excepción. En 2020 y 2021 las funciones de los teatros de la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México se redujeron en más de 50%, en comparación con lo registrado en 2018 y 2019, según datos de la Dirección del Sistema de Teatros de la dependencia capitalina.

Frente a la situación de emergencia, el Colectivo Jermú no tuvo más opción que reinventarse. Así nació la idea de presentar su obra por WhatsApp.

El formato fue decidido como resistencia al uso de plataformas de videoconferencia como Zoom, uno de los medios predilectos de los creadores escénicos que se acercaron al teatro digital.

“Imagínate: echarles una obra de teatro y ponerles otro Zoom en su calendario. Nadie iba a entrar”, comenta Sara Flores.

Detrás de la obra hubo varios objetivos: instar a la reflexión y a la toma de conciencia en relación con la ciberviolencia; compartir información importante, cuando no había un contacto social directo, y, también, entretener. “Clávate en un chisme que no sean las cosas densas que estás viviendo”, pensó en su momento Sara Flores.

“No hay dinero en este país para hacer arte y, mucho menos, si no tienes experiencia”, asegura Gayatri Morales. Sin embargo, ejercicios alternativos de teatro y artes escénicas, propuestos originalmente como respuesta a la crisis sanitaria, terminaron por ofrecer ciertas ventajas: llegar al público, de diversas latitudes y características, y a un costo menor en montaje y producción.

¿Teatro por WhatsApp? “Nos ha pasado mucho que hay gente que dice: ‘Esto no es teatro’. También nosotras hemos pensado si, en realidad, es teatro o es algo más interdisciplinario”, agrega Morales, autora de la obra. 

Para la presentación, las integrantes del colectivo debieron valerse de conocimientos en comunicación, tecnología, arte y diseño. Dicha multimodalidad configuró un distanciamiento respecto del quehacer escénico tradicional. No obstante, para el colectivo, su trabajo se sustenta como teatro no en la presencialidad sino en que los espectadores experimentan la obra al mismo tiempo, tal como se haría en una sala.

Marcela Bourges Valles, estudiosa de teatro universitario y directora del Centro de Arte Dramático AC, señala en entrevista que la pandemia puso en cuestionamiento qué pasaría con el teatro. El regreso a la presencialidad podría poner en duda el futuro del teatro digital.

En Colectivo Jermú, luego del reestreno de la obra tras el confinamiento, piensa lo contrario, aunque sus integrantes admiten un cambio en las dinámicas.

“Encontramos un nicho muy fuerte en las escuelas, que son espacios académicos que querían acercarse a temas importantes como la seguridad digital de una forma que les interesara a los jóvenes”, relata Gayatri.

Sara y Gayatri proponen entender propuestas como Menos mal que es torpe… ya no como la alternativa al confinamiento sino como proyectos que coexisten con las formas convencionales del teatro y se incorporan a la oferta global.

Actualmente, el Colectivo Jermú trabaja para volver a presentar su propuesta en los próximos meses.

Aquel 2017 en que todo empezó, en medio de una coyuntura que convocó oleadas de mujeres indignadas, Sara y Gayatri encontraron en el teatro, junto con otras creadoras, un espacio para decir “basta”. 

Para las artistas es una herramienta para cambiar la cultura: la trinchera de una militancia que se mantiene firme tras seis años de aquel encuentro.