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El día que amaneció dos veces
Derrumbe del Cerro del Chiquihuite en Tlalnepanbla

/ Foto: Mario Jasso, Cuartoscuro.com

Tragedia en el Cerro del Chiquihuite: la zona del derrumbe estaba catalogada como de “muy alto riesgo”

Odarys Guzmán, estudiante; Violeta Santiago, reportera / Corriente Alterna el 10 de septiembre, 2021

La tarde del 10 de septiembre un alud de rocas sepultó varias viviendas de la calle Alacrán, en el municipio de Tlalnepantla. Hasta el momento, las autoridades estiman que una persona perdió la vida y diez más se encuentran desaparecidas. Cientos de vecinos fueron desalojados por el riesgo de más deslaves.

Una falla geológica en el Cerro del Chiquihuite provocó un deslizamiento sobre viviendas de la calle Alacranes, de la colonia Lázaro Cárdenas Tercera Sección, en Tlalnepantla, Estado de México, que dejó un saldo de una persona muerta y diez desaparecidas, informó el presidente municipal Raciel Pérez Cruz.

—Lo que pasó fue un desplazamiento de roca provocado por una falla, es decir, una zona donde hay un movimiento aparente. Sabemos que se mueve porque tienen desgarres dentro del plano, marcas de movimiento —explica Alejandro Mendoza, geólogo del Instituto Politécnico Nacional, quien ha trabajado para el Cenapred y es vecino del municipio.

El Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) confirmó que la ladera oriental del cerro del Chiquihuite, de unos 70 metros de altura y 300 de longitud, tiene fracturas por las cuales podrían caer bloques de hasta diez metros. Por ello, para evitar más afectaciones se evacuó la zona y se abrieron tres albergues en el municipio para acoger a las personas desplazadas.

Las rocas que rodaron montaña abajo tenían el tamaño de una casa de dos pisos. Una casa amarilla, de cuatro niveles, desapareció bajo el alud. Elementos de la Cruz Roja Mexicana, Protección Civil, Guardia Nacional y vecinos de Tlalnepantla formaron cadenas humanas para remover escombros, aunque algunos eran imposibles de desplazar por el esfuerzo humano. La prioridad era encontrar a las personas atrapadas.

Un crecimiento no controlado

Una cuarta parte del cerro del Chiquihuite está en Tlalnepantla. Coronado por antenas de televisión, en su falda oriental creció la colonia Lázaro Cárdenas. Las imágenes satelitales de 2002 no permiten ver la falla geológica, pues está cubierta de vegetación: las casas, alrededor, se mantienen a distancia. En 2009, las viviendas avanzaban sobre el cerro. Para 2020 había más casas que árboles: el terreno luce rojizo, deforestado, y la ladera se aprecia claramente.

Alejandro Mendoza creció bajo la sombra del Cerro del Chiquihuite, su primer referente de vulcanología y geología estructural, como lo llama él. Desde hace tiempo vislumbraba los riesgos latentes ante el crecimiento de la mancha urbana en una zona inestable.

—Llevo años hablando sobre los peligros que conlleva vivir junto a este símbolo, un gigante dormido que no es vigilado.

En entrevista para Corriente Alterna cuenta que la explosión demográfica en estas zonas se registró desde mediados de los años setenta, a partir de las políticas oficiales para que municipios cercanos a la Ciudad de México se convirtieran en grandes corredores industriales. Así, miles de personas encontraron vivienda a bajo costo y empleo.

Pero el desarrollo urbano se forjó a costa del medio ambiente. Incendios forestales, quema ilegal y pérdida de la biodiversidad han sido algunos de los efectos negativos en la zona. Eventualmente, explica el geólogo, la pérdida de la vegetación natural aceleró la erosión de la roca. 

—Lo que ocurrió hoy se debió a múltiples factores al mismo tiempo. Las fallas siempre han existido; la caída de rocas, también; pero si se suman las lluvias, la deforestación y el aumento de la población, se crea este problema.

En búsqueda de espacio, la mancha urbana se expandió hasta la zona de fallas y fracturas. Actualmente la colonia Lázaro Cárdenas es una de las de mayor densidad poblacional de Tlalnepantla, con 150 y hasta más de 300 habitantes por hectárea, así como un alto grado de hacinamiento.

Una ladera peligrosa

Las autoridades municipales sabían que el lugar donde ocurrió el deslizamiento estaba señalado como zona de riesgo “alto” y “muy alto” de derrumbes por la inestabilidad de las laderas.

El Atlas Municipal de Riesgos de Tlalnepantla, presentado por el gobierno municipal en 2014, es explícito sobre el peligro que corren los asentamientos en las faldas del Cerro del Chiquihuite: “Por su geología, se encuentran una gran cantidad de rocas, estas propensas a caer en algún momento”. 

Posteriormente, el Atlas Municipal de Riesgos 2019-2021 reportó la existencia de 18 asentamientos “en pendientes y zonas adyacentes con problemas de remoción o erosión”. Una de las fichas sobre la colonia Lázaro Cárdenas Tercera Sección advierte que el asentamiento está “bajo bloques potencialmente inestables”.

A pesar de la instalación de muros de contención y mallas para intentar mitigar el riesgo de desplazamiento de rocas de hasta 40 toneladas, en realidad, dice el geólogo Alejandro Mendoza, no hay tecnología asequible para amortiguar el rodamiento de moles de esa dimensión. 

Podría implementarse tecnología para monitorear el movimiento de la tierra, como ocurre con los sismos. Pero lo ideal sería que la población se mantuviera alejada de estas zonas. 

Desde su experiencia, Alejando concluye que es necesario mirar a otros puntos de riesgo tanto del Estado de México como de la Ciudad de México. Los desplazamientos de rocas provocados por una falla geológica pueden ocurrir en otros lugares con condiciones similares al Cerro del Chiquihuite como Ecatepec, Xochimilco y El Ajusco.

—Si el gobierno sigue ignorando los estudios y no se buscan alternativas de monitoreo y prevención de riesgos, este tipo de fenómenos seguirá ocurriendo.

Afectaciones por el desplazamiento del Cerro de Chiquihuite
El desplazamiento de rocas del Cerro del Chiquihuite ha dejado 10 desaparecidos y una persona fallecida. / Foto: Graciela López, Cuartoscuro.com