Científicos consultados por Corriente Alterna coinciden en que no existe una política intencional de ocultamiento de la información respecto de la pandemia de Covid-19, pero también en que el gobierno federal podría mejorar los registros sobre personas contagiadas y fallecidas. El subsecretario de Promoción y Prevención de la Salud, Hugo López-Gatell, anunció que involucrarán al Inegi y otros organismos nacionales e internacionales en el conteo de mortalidad por el nuevo coronavirus.
Junio 18, 2020. El biólogo Antonio Lazcano, académico de la Facultad de Ciencias de la UNAM y uno de los científicos más reconocidos del país, sostiene que la cifra reportada de fallecimientos por covid-19 es notablemente menor que la percibida.
Eso no significa que haya una
política intencional de ocultamiento, pero sí “que (las autoridades) tienen un
método
muy torpe, muy burdo” para conocer y analizar el comportamiento de la pandemia
en el país. Por esa razón, asegura, “es muy prematuro el relajamiento” de las
medidas de contingencia sanitaria anunciadas por la autoridad, proceso
denominado por el gobierno mexicano como “nueva normalidad”.
Corriente Alterna publicó el martes 16 de junio que las muertes por covid-19 son 40 por ciento mayores a las que se informa en las conferencias de prensa de las autoridades sanitarias. De acuerdo con las bases de datos históricas de la Dirección General de Epidemiología, al 10 de mayo —último día con datos completos— había cinco mil 783 fallecimientos, mientras que ese día se había informado de tres mil 465 muertes. Esta diferencia se debía a que la actualización de los datos podía tardar entre 30 y hasta 70 días.
Para Lazcano, “estamos subestimando el número de personas contagiadas” y, a la par, con el relajamiento de la contingencia sanitaria, la población económicamente activa regresará a las calles “sin protocolos y sin orden”.
Ante este manejo de la información sobre la pandemia, “lo que se está cocinando es un desastre pavoroso”, y esto “refleja que (los encargados de la política de salud) están totalmente superados por la realidad y que no supieron hacer a tiempo lo que muchos estábamos diciendo: hablar con la comunidad científica de manera abierta, para que los parámetros de los modelos que están usando sean discutidos abiertamente.”
El hecho de que no se divulguen
las estadísticas actualizadas sobre la pandemia en México tiene
implicaciones éticas, advierte la doctora Asunción Álvarez, maestra en
Psicología Clínica y Doctora en Ciencias.
“Cuando uno va al médico –dice– necesita un trato profesional: como paciente quiero que se me hable con la verdad para saber qué decisiones tomar. Ahora mismo, en este contexto de tanta incertidumbre, lo que necesitamos como ciudadanía es lo mismo: la mayor precisión y actualidad posible. Las decisiones de la gente sí cambian de acuerdo a la información que reciben”.
Álvarez es investigadora del Departamento de Psiquiatría
y Salud Mental de la Facultad de Medicina. La bioética y la muerte en
la práctica médica son algunos de los temas que domina. Por eso no
duda en afirmar que el retraso en el registro de fallecimientos por Covid-19,
el cual puede tardar hasta dos meses en actualizarse, debe ser contemplado no sólo
en las políticas públicas, sino en los mensajes oficiales:
“Es un problema ético. Saben que los
datos son mucho más altos, pueden hacer un cálculo para ofrecer un número
más
cercano a lo verídico. No darnos esa cifra es una decisión. ¿Por qué? Me resulta problemático: de por sí,
existe una gran desconfianza hacia las autoridades responsables de cuidarnos,
de otorgar seguridad. ¿Cómo podremos lidiar con el miedo y la incertidumbre si
de antemano pensamos que los datos no son reales? Esto genera un desencanto,
crea la sensación de que tenemos que cuidarnos solos, según nuestros propios
criterios”.
Menos burocracia
Consultado en torno al rezago en el registro de fallecimientos por Covid-19 en México, el doctor Gustavo Cruz Pacheco, investigador del Instituto en Matemáticas Aplicadas y Sistemas, opina que un 40 por ciento más de fallecimientos en el registro actualizado no es, en realidad, una sorpresa: “Siempre habrá un subconteo en este tipo de sucesos. Leía que en Nueva York hubo 70 por ciento más fallecimientos que los reportados en su momento. En Wuhan, China, ocurrió lo mismo. El conteo preliminar se basa en quienes mueren en hospitales: en España, por ejemplo, una vez que pasó el brote se percataron que en los hogares de retiro habían muerto muchísimas personas que no se habían contado. Que en México el desfase sea de un 40 por ciento más de fallecimientos me parece razonable, con todo y lo mal que eso suena. Muchos pensábamos que sería incluso más alta”.
Respecto al retraso de hasta dos
meses para actualizar el número total de fallecimientos, el doctor Cruz
explica: “Cuando una persona muere en un
hospital, la cifra queda en el sector salud. Cuando muere en su casa o en la
calle, no sólo hay que esperar el resultado de la prueba sino que el sistema
forense lo documente. Eso retrasa todo. Yo esperaría que estén tomando en cuenta
este desfase para tomar decisiones acertadas, pero no lo sé.”
La pandemia, destaca sin embargo
el doctor Cruz Pacheco, ha enseñado a la sociedad mexicana “que debemos
agilizar la burocracia, quizás no integrar todo en un sólo organismo, pero sí crear métodos para sistematizar la información
de manera más
inmediata”.
La actualización daría números más estables
Jesús Espinal, investigador de genómica computacional en el Instituto Nacional de Medicina Genómica, consideró que es “incorrecto utilizar el promedio de 40 por ciento para hablar de este desfase, porque es una diferencia que va cambiando con el tiempo”, aunque consideró positivo que la ciudadanía conozca la actualización de los datos sobre la pandemia.
“Creo que el impacto
de la pandemia se vería un poco más real”, señaló el
especialista.
Tanto López-Gatell como
José Luis Alomía han comentado en varias ocasiones que el
desfase en el registro de fallecimientos depende de su origen: un proceso que
va desde la toma de muestra hasta la verificación del diagnóstico.
Los picos en los números
presentados en las conferencias vespertinas son llamativos por su carácter
acumulativo, mientras que la actualización posterior muestra escenarios más
estables. “Es mucho más impresionante que
de repente hay un día con 1,100 fallecimientos –agrega Espinal–, pero están
repartidos en varios días y, en realidad, no hay un día en el que sucedan más
de 450 muertes. Si se mostrara la curva de muertes diarias con estos datos, se
vería que la tendencia ya no está en ascenso”.
De acuerdo con Espinal, la
diferencia en el registro de decesos entre la base de la Dirección General de
Epidemiología y los datos presentados en las conferencias vespertinas no tendría
efecto sobre la toma de decisiones en esta pandemia. “Que los suban a la
base de datos no significa que tomen decisiones ese día. Las decisiones se
tomaron desde antes”, agregó. “Las decisiones que se han tomado
han sido con base en dos criterios principales: el número de infectados para
determinar el inicio de la Jornada Nacional de Sana Distancia y actualmente,
para la reapertura de la vida pública, el número de
hospitalizados.”
Para Espinal, la imagen panorámica de los efectos del Covid-19 en México podrá verse hasta que haya concluido la pandemia. “Los números que se reportan ahora son menores que los reales, pues sí y es una deficiencia de la propia metodología. Habrá que esperar para tener la información fidedigna de cómo le fue a México”, remata.
Covid 19: en México, como en el mundo
Patricia
Clark, doctora en Ciencias y especialista en metodología de epidemiología
clínica, advierte que las imprecisiones posibles en los conteos de la
Secretaría de Salud son un fenómeno que, en mayor o menor medida, se ha
presentado en todos los países, ya que “no hay manera de contar todos los
eventos (infectados o decesos) en el momento. Por muchas razones”.
Claro, advierte, “hay países que, por su infraestructura en salud, reportan con mayor precisión los eventos”. Hay naciones con “un sistema de información mas eficiente que el nuestro”. Y esto se debe a muchas razones: por ejemplo, pueden tener “una población menor (lo que genera un menor volumen de datos a manejar), o un sistema de salud totalmente socializado como puede ser Reino Unido, o Finlandia”.
Esto
es relevante porque todo el sistema está naturalmente estructurado con el mismo
sistema. En cambio, en México, tenemos un sistema de salud fragmentado, tanto
público como privado.
En el público existen varios subsistemas como el ISSSTE, el IMSS, Sedena y secretarías de salud en cada uno de los estados y “la información de todo este sistema no es exactamente la misma y puede llevar a que haya errores”.
Subregistro, por falta de pruebas
Pero aun sin juzgar las razones por las cuales no se divulgan las estadísticas actualizadas sobre la pandemia de Covid-19, con tanto ahínco como se difunden las preliminares, advierte Susana López Charretón, del Instituto de Biotecnología de la UNAM, el rezago deja ver que “simplemente la capacidad de registro (de las autoridades de Salud) no es suficiente”.
En lo personal, subraya, “no
creo que haya ocultamiento de datos”, sino que las autoridades informan únicamente
“lo
que pueden ver, por el número de pruebas que se hacen, y sí, es claro que no
tenemos suficiente capacidad para hacer las pruebas que serían necesarias”.
Debido a la carencia de pruebas
para la detección de Covid-19, remarca la especialista en virología, “tenemos más
casos (de los que se reportan), pero en este momento sólo se está detectando a
aquellas personas que tienen síntomas claros y graves, porque como no hay
tantas pruebas, no se pueden hacer a población abierta, lo que genera una subestimación
de casos y, sí, muy seguramente tenemos cinco u ocho casos más de los que se
han reportado”, lamenta.
Vamos a reconciliar datos: Secretaría de Salud
El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, afirmó que el gobierno federal involucrará a organismos nacionales e internacionales para “reconciliar” información sobre mortalidad por Covid-19.
En la conferencia de prensa vespertina del
miércoles 17 de junio, López-Gatell anunció que involucrarán al Gobierno de la
Ciudad de México, al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al
Registro Nacional de Población y a la Organización Panamericana de la Salud.
“A propósito del tema de mortalidad, estamos
trabajando con el Gobierno de
la Ciudad de México para estandarizar una metodología para
incorporar la estadística de la mortalidad que no es inicialmente observada.
“Pero además, otro elemento positivo es que
hemos involucrado al INEGI, desde luego es la autoridad en las estadísticas
vitales del país, como todos conocemos el INEGI es una institución autónoma y
eso es siempre saludable, tiene una experiencia técnica muy buena y se
incorpora con nosotros, se incorpora también el Registro Nacional de Población
(Renapo), y la Organización Panamericana
de la Salud (OPS), ya explicaremos en su momento”.
(Paris Martínez, Lydiette Carrión, Carlos Acuña, Marcela Vargas e Isabella Portilla).