CU
Nancy Cárdenas, icono del feminismo y la diversidad sexual
Religión y vacunas contra COVID-19

Foto: Rogelio Morales / Cuartoscuro

Todo lo que hay que saber sobre las vacunas contra COVID-19 que se aplicarán en México

Marcela Vargas, reportera, y Pablo Padilla y Karina Feliciano, becaries* / Corriente Alterna el 25 de febrero, 2021

Corriente Alterna planteó algunas de las preguntas más frecuentes sobre las vacunas contra el COVID-19 a cuatro especialistas: Susana López Charretón, viróloga e investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM; Claudia Palafox, investigadora del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara; Leopoldo Santos Argumedo, inmunólogo del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN (Cinvestav); y Esther Orozco, asesora científica de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y coordinadora del grupo de investigadores mexicanos que buscan desarrollar una vacuna propia contra el SARS-CoV-2

¿Con las vacunas contra COVID-19 regresaremos pronto a la vida normal? 

“No. Para saber en cuánto tiempo podríamos vivir una normalidad similar a la vida previa a la pandemia de COVID-19, primero tendríamos que alcanzar la inmunidad comunitaria en México”, dice la especialista Claudia Palafox (CP). 

Hasta entonces debemos seguir usando cubrebocas (de preferencia KN95), sana distancia y lavado minucioso y constante de las manos. 

Todavía es muy pronto para saber si estas vacunas lograrán una inmunidad esterilizante en la población, como sucede, por ejemplo, con la vacuna del sarampión: te aplicas la vacuna y jamás vuelves a infectarte. Es posible, como sucede con la influenza, que las vacunas contra el COVID-19 únicamente ayuden a prevenir el desarrollo de síntomas graves, sin evitar la entrada del virus al organismo. En este caso, las personas pueden contagiarse y esparcir el virus aunque ya no presenten síntomas.

“Lo que nos importa en este momento es que la vacuna nos prevenga de la enfermedad”, explica Susana López Charretón (SLCh). “El consenso es que vamos a tener que seguir, vacunados o no, enfermos o no, usando cubrebocas y distancia social durante un tiempo.

¿Qué pasa si una parte importante de la población mexicana se niega a vacunarse?

—Es una paradoja —dice Esther Orozco—. Un gran número de personas están deseosas de vacunarse y de vacunar a sus seres queridos. Pero hay otro grupo, digno de estudio sociológico, que rechaza la vacunación.

La decisión entre vacunarse o no tendría que partir de una evaluación de riesgos, advierte Leopoldo Santos Argumedo: “Si me vacuno me dolerá el brazo o, quizá, me dé fiebre; en el peor de los casos, tendré una reacción alérgica que provoque mi hospitalización. Pero si me enfermo, puedo desarrollar un cuadro sintomático grave y requerir intubación”.

En México han muerto durante la pandemia ocho de cada diez pacientes intubados por COVID-19, de acuerdo con los datos abiertos de COVID-19 de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud Federal.

En el caso del COVID-19, se busca inocular al mayor número posible de personas para lograr una “inmunidad de rebaño” o “comunitaria”. Para lograrlo se requiere que un 70% de la población desarrolle anticuerpos que ataquen al virus cuando entre en sus organismos. Así, menos personas desarrollarán síntomas graves de la enfermedad. Esto solo se puede lograr a través de las vacunas.

Vacunación contra COVID-19 en Jalisco
Campaña de vacunación contra COVID-19 en Jalisco. / Foto: Fernando Carranza García / Cuartoscuro

¿Es seguro aplicarse las vacunas contra COVID-19?

“Todas las vacunas tienen riesgos”, dice Santos Argumedo (LSA), inmunólogo e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav). “Ninguna tiene una efectividad del 100% y es muy pronto para saber si las que combaten al COVID-19 tendrán que ser de aplicación anual o si una dosis servirá de por vida”.

Las vacunas que ya fueron aprobadas para su aplicación en México fueron desarrolladas en Reino Unido, Alemania, Rusia, China y Estados Unidos y fueron revisadas y aprobadas por comités científicos internacionales independientes.

¿Es posible tener reacciones alérgicas a las vacunas contra COVID-19?

Existen probabilidades de tener una reacción alérgica a cualquiera de las vacunas de COVID-19. La Coronavac, desarrollada por Sinovac, por ejemplo, puede desarrollar algunas complicaciones: 

CP: “Como conlleva una parte del virus, puede implicar un riesgo para personas inmunodeprimidas; probablemente no mortal, pero sí un efecto secundario. Lo mismo para poblaciones mayores de 65 años cuyo sistema inmune no es tan competente como el de una persona joven”.

Aun así, los reportes de reacciones alérgicas son bajos: 2 o 3 choques anafilácticos por cada millón, “algo que puede tratarse con una inyección de adrenalina”, explica Palafox.

LSA: “Otra de las confusiones más frecuentes respecto a las vacunas contra el COVID-19 es que aquellas que usan material genético (ARN Mensajero) para su funcionamiento modificarán nuestros genes provocando mutaciones. Esto es imposible”.

“No hay ningún riesgo de que nos aparezca un tercer ojo por la vacuna. El ARN es una molécula con una vida media muy corta; su única función es dar la instrucción a la célula para que produzca una proteína. Una vez terminada esa función, desaparece”.

Vacunas contra COVID-19 en Ecatepec
Las vacunas que utilizan material genético del SARS-CoV-2 no representan un riesgo de generar mutaciones en el cuerpo humano. / Foto: Daniel Augusto / Cuartoscuro

¿Cómo pudieron desarrollar tan rápido estas vacunas?

Ninguno de los laboratorios que desarrollaron las vacunas contra la COVID-19 empezó de cero. Las vacunas ya aprobadas fueron creadas con un doble respaldo: investigaciones previas y miles de millones de dólares de fondos públicos y privados para acelerar el proceso, en colaboración con grandes farmacéuticas.

SLCh: “Se están usando plataformas ya conocidas en laboratorios que llevan años trabajando de eso. Una de las cosas más difíciles es conseguir los fondos para poder desarrollar estas cosas, es carísimo”. 

Otro factor que influyó en la velocidad con la que se generaron fue, evidentemente, la emergencia: hay tanta gente contagiándose, que no tomó tanto tiempo verificar si los ensayos funcionaban o no.

¿Por qué no están liberadas las patentes de estas vacunas?

De acuerdo con los especialistas entrevistados por Corriente Alterna, es lógico —aunque inmoral— que las farmacéuticas no liberen sus vacunas para manufactura libre alrededor del mundo. Después de todo, las farmacéuticas son empresas y la caridad no es un negocio. 

LSA: “Mucho del desarrollo de las vacunas se ha hecho con el dinero público de los países, con dinero de los impuestos. Es inmoral que se retengan y reclamen patentes. Son vacunas muy caras con tecnología muy nueva y lo que buscan es el máximo de ganancias. Y lo están logrando”.

Vacunación contra COVID-19 adultos mayores
Foto: Daniel Augusto / Cuartoscuro

¿Cuántas personas hay que vacunar en México para lograr la inmunidad comunitaria? ¿Cuándo terminaremos de vacunarlas?

El objetivo del gobierno federal es vacunar en 18 meses a 70% de la población para alcanzar la llamada “inmunidad comunitaria” o “de rebaño”. Esto equivaldría a vacunar, al menos, a 88 millones 209 mil 817 personas. 

La campaña nacional de vacunación contra COVID-19 inició el 24 de diciembre de 2020. Hasta el 21 de febrero de 2021 se habían aplicado un millón 689 mil 158 dosis. Apenas 1.91% de la meta.

De acuerdo con el calendario propuesto en el Plan Nacional de Vacunación, entre diciembre de 2020 y abril de 2021 tendría que vacunarse a 15.5 millones de habitantes entre personal de salud y adultos  mayores de 60 años. Pero, en los primeros 60 días, se ha vacunado en promedio a 28 mil 153 personas por día. A ese ritmo, el gobierno federal tardaría ocho años y medio en vacunar al 70% de la población. 

¿Por qué se han retrasado las entregas de las vacunas?

Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores —la dependencia que se ha encargado de negociar las contrataciones de vacunas para los mexicanos—, explicó que el retraso, desabasto e incumplimiento de farmacéuticas respecto a la entrega de vacunas, se debe a un acaparamiento de los países que albergan a las empresas y fábricas de producción. 

El mismo día en que Ebrard explicó esto en la conferencia matutina —23 de febrero de 2021—, el secretario de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, reafirmó en reunión con el Consejo de Seguridad que diez países han acaparado el 75% de las vacunas. Una situación “tremendamente desigual e injusta”, dijo. Esto impide el funcionamiento del Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (COVAX), que, según Ebrard, no ha entregado una sola vacuna. 

Ante el posible desabasto durante la campaña de vacunación, especialistas de la UNAM señalan que en caso de una emergencia podrían “mezclarse” dosis de vacunas distintas para completar el esquema de una sola persona. Es decir, si alguien recibió su primera dosis de Moderna (no disponible en México), podría aplicarse una Pfizer como segunda dosis. Esto solo sería posible debido a que ambas funcionan de manera similar, con ARN Mensajero. Científicos en Inglaterra y Estados Unidos investigan ya la combinación de vacunas de distintas tecnologías (por ejemplo, combinando la AstraZeneca, de vector viral, con la Pfizer), con el propósito de ofrecer alternativas en caso de que los proveedores internacionales tengan problemas para cumplir con el volumen de fabricación necesario.

Vacuna Sinovac ontra COVID-19
El primer embarque de la vacuna Coronavac, producida por Sinovac en China, arribó a México el 20 de febrero de 2021. Foto: Graciela López / Cuartoscuro

¿Se puede desarrollar y producir masivamente una vacuna en México? 

En México existen seis proyectos en desarrollo de vacuna contra el COVID-19 Para que pueda concretarse alguno se necesita resarcir, a velocidad turbo, décadas de abandono en materia de investigación científica y tecnológica. 

SLCh: “Ojalá lo que estamos haciendo se tradujera en que las personas que toman decisiones se dieran cuenta de que la ciencia y tecnología del país requiere reforzarse tremendamente”.

Por lo demás, aunque las farmacéuticas liberaran las patentes de las vacunas, para producirlas a gran escala se necesita una infraestructura con la que no cuenta cualquier país.

En México, a inicios de 2021, el laboratorio Liomont, fundado hace más de 80 años, tuvo que rehacer su planta más grande —16 mil metros cuadrados en Ocoyoacac, Estado de México— para  comenzar a envasar y distribuir alrededor de siete millones de dosis de la vacuna AstraZeneca que se aplicarán en países de América Latina durante este año. Liomont se ha comprometido a la elaboración de 250 millones de dosis para el comercio internacional. De estas, 77.4 millones serán para México. 

¿Son efectivas las vacunas contra las nuevas cepas del virus?

Actualmente se han detectado tres cepas nuevas de COVID-19: la inglesa, la sudafricana y la brasileña. Estas mutaciones pueden otorgarle al virus una vía para sortear los anticuerpos y la respuesta inmunológica.

CP: “La presencia de estas mutaciones disminuye diez veces la actividad neutralizante de los anticuerpos”. 

La vacuna de AstraZeneca es eficiente ante la cepa inglesa; sin embargo, la misma farmacéutica ha expresado su preocupación ante las otras dos variantes. Pfizer incluyó un estudio con veinte pacientes que fueron expuestos a la cepa sudafricana e inglesa; publicó sus resultados en la revista Nature Medicine y comprobaron su eficacia ante ambas. 

La aparición de variantes del virus que provoca COVID-19 es normal, explica Susana López Charretón. “Todos los virus varían mucho como un sistema de adaptación”. El problema es que la velocidad con que se replica el SARS-CoV-2 propicia la aparición de muchas variantes; algunas de ellas pueden generar resistencia a las vacunas en un largo plazo.

En un futuro pueden crearse vacunas específicas para cada variante, tal como se hace anualmente para la influenza. “Cada año tenemos que vacunar contra la influenza porque hay cepas o variantes que son más prevalentes. No representa un problema serio”, agrega López Charretón.

Cumplir con la vacunación contra COVID-19 para alcanzar la inmunidad comunitaria también ayudará a evitar brotes tan agresivos como los que caracterizaron su primer año de existencia. 

Vacunas contra COVID-19 en Nuevo León
Un cargamento de vacunas es custodiado por elementos de las Fuerzas Armadas en Apodaca, Nuevo León. / Foto: Gabriela Pérez Montiel / Cuartoscuro

¿Cómo funcionan las vacunas que han llegado a México?

México tiene ya contratos y prepagos con farmacéuticas internacionales para cubrir 232.2 millones de dosis de seis vacunas contra COVID-19. Las dosis contratadas hasta el 22 de febrero de 2021 por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) serían suficientes para el esquema completo de vacunación de 112.9 millones de personas.

Los cinco tipos de  vacunas que ya se aplican en México fueron aprobadas por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). De estas, solamente la vacuna desarrollada por CanSinoBio en China funciona con una sola dosis. El resto necesita dos dosis con distintos intervalos de días. 

(Actualización: para finales de junio de 2021, México había aprobado y empezado la aplicación de la vacuna estadounidense Janssen, de Johnson & Johnson. Esta es de una sola dosis y funciona con un vector adenoviral)

Por ejemplo, la Sputnik V, desarrollada en Rusia por el Centro de Investigación Gamaleya, funciona con un vector adenoviral: inserta en el cuerpo humano una versión debilitada de un virus que no provoca COVID-19 pero que ha sido modificado para incluir material genético del SARS-CoV-2. Esta vacuna le “enseña” a nuestras células a sintetizar una proteína exclusiva del nuevo coronavirus, lo cual detona una reacción inmune que será recordada en caso de una infección. Para ser efectiva necesita de dos dosis separadas por un intervalo de 21 días. 

Esta tecnología ya fue utilizada en la vacuna del ébola o el dengue. Es el mismo método que usaron los laboratorios AstraZeneca-Oxford en Reino Unido y CanSinoBio en China. La primera necesita dos dosis, con un intervalo de entre 28 días y hasta 12 semanas; la segunda es la única vacuna disponible en México que requiere una sola aplicación. 

Otra de las vacunas que ya se aplica en nuestro país es la Coronavac, de la empresa china Sinovac.  Fue desarrollada con uno de los métodos más antiguos: usando al virus inactivado o muerto. Este procedimiento se usó para la creación de las vacunas contra la tos ferina, la polio y la influenza. Con su estructura intacta, pero sin la capacidad para dividirse y producir la enfermedad, el virus inactivo es capaz de generar inmunidad en nuestro cuerpo. Esta vacuna necesita dos dosis con un espacio entre ellas de al menos 28 días y hasta 12 semanas. 

La vacuna desarrollada por Novavax en Estados Unidos contiene porciones muy limitadas de las proteínas del SARS-CoV-2, en lugar del virus completo. Una vez vacunado, nuestro sistema inmunitario reconoce que estas proteínas son ajenas a nuestro organismo y comienza a crear glóbulos blancos y anticuerpos para repelerlas. En caso de infección, las células recordarán cómo combatir al virus.

Las vacunas más innovadoras son las que funcionan tomando material genético del SARS-CoV-2. Se les llama vacunas de tipo Ácido Ribonucleico (ARN) Mensajero. Como en el caso del vector adenoviral, este material genético también enseña a nuestras células a crear una proteína que nos obligue a producir glóbulos blancos capaces de destruir el material genético de la vacuna.

De este tipo de vacunas, México sólo tiene contrato para adquirir las desarrolladas por Pfizer/BioNTech en Alemania, las cuales necesitan de dos dosis con 21 días de diferencia. Las vacunas desarrolladas por los laboratorios Moderna Tx y CureVac AG, en Estados Unidos y Alemania, respectivamente, también funcionan con ARN Mensajero, pero aún no hay dosis comprometidas para nuestro país. 

Otras dos, Novavax (Estados Unidos) y Curevac (Alemania), continúan en pruebas de fase 3. 

*Con información de Violeta Santiago, reportera.