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Nancy Cárdenas, icono del feminismo y la diversidad sexual

Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, en la conferencia del 15 de marzo de 2021. Foto: Presidencia / Cuartoscuro

El machismo del subsecretario Hugo López-Gatell

Jocelyn Álvarez, Diana Hurtado, Xilonen Méndez, María Rocha, Rafael E. Lozano, estudiantes, y Paris Martínez, reportero / Corriente Alterna el 13 de junio, 2021

Los pasados días 7 y 8 junio, Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud federal y encargado de la estrategia nacional contra la pandemia de COVID-19, fue cuestionado en conferencia de prensa sobre las razones por las que las autoridades sanitarias aprobaron la vacuna Cansino en México, cuando su confiabilidad mínima es inferior a la requerida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según información divulgada por el mismo funcionario en febrero pasado.

Se trataba de un cuestionamiento técnico formulado por una mujer periodista a un funcionario público que, en marzo de 2020, pidió a la prensa mexicana que se le viera como eso, como un “funcionario técnico, que es lo que soy”.

Pero la respuesta que López-Gatell dio a la periodista no fue la de un funcionario técnico. En lugar de esclarecer técnicamente las dudas formuladas, el subsecretario de Salud desacreditó profesionalmente a la reportera: “lea más de eso”, “es poco obvio para el público en general, asumo que también para usted”, “usted hoy se aparece y quiere tener primera línea” o “espero que no necesite un sillón”, fueron algunas de las frases que espetó.

Se trató de un episodio peculiar, pero no excepcional.

A lo largo de 15 meses, en sus conferencias diarias difundidas en vivo por radio, televisión e internet,  López Gatell incurrió en diversas ocasiones en tres tipos de micromachismos, descritos por la psicología moderna como “comportamientos de control y dominio de baja intensidad, naturalizados, legitimados e invisibilizados, que se ejercen impunemente”. Así lo explica la doctora Alejandra Collado, especialista en Estudios de la Mujer y jefa de Medios de Comunicación del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Estas actitudes paternalistas e infantilizantes, detalla la especialista, “como de profesor de primaria que avergüenza a una persona que le está preguntando algo”, son propias de la forma de micromachismo conocida como mansplaining o machiexplicación, que implica cuestionar el conocimiento o la información que una mujer posee o domina. Con este comportamiento, el agresor pretende evidenciar la relación de poder en la que él asume estar ante las mujeres, en este caso las periodistas.

Por otra parte, detalla la académica, López-Gatell ha reproducido el micromachismo conocido como gaslighting: desacreditar la percepción, la memoria o el juicio racional de una mujer, para desvirtuar sus posicionamientos.

López-Gatell dio un ejemplo de esta forma de violencia de género durante la conferencia del 19 de mayo de 2021, cuando una reportera le preguntó en torno al rezago en la vacunación de personas postradas, que no pueden acudir a los centros de inmunización contra COVID-19.

El funcionario federal negó los hechos: “En todas las entidades federativas se ha vacunado a personas; afortunadamente, la gran mayoría que no tienen problemas de movilidad, pero también se ha incluido a las personas con problemas de movilidad”.

Cuando la reportera le aclaró que dos gobiernos estatales le habían confirmado dicho rezago, López-Gatell volvió a negar la veracidad de esa información: “rumores no sirven”, espetó el funcionario, para luego desacreditar al medio que representaba: “su medio tiene esta costumbre de presentar algo como cierto, sin presentar evidencia”.

Un día después, sin embargo, la Secretaría de Salud federal debió reconocer que la periodista tenía razón y que la gente con problemas de movilidad no estaba siendo vacunada.

El tercer tipo de micromachismo habitual en el subsecretario de Salud es el manterrupting, detalló la integrante del CIEG. Este comportamiento consiste en interrumpir reiterada e innecesariamente a una mujer para impedirle fijar posicionamientos, debilitarlos o desacreditarlos, tal como ocurrió el 7 y 8 de junio con la periodista que cuestionó la aprobación de la vacuna Cansino.

“En todas estas expresiones –destaca Collado–, hay un discurso de fondo, con el que López-Gatell le está diciendo a las reporteras: yo te voy a iluminar, te voy a dar el conocimiento que tú no tienes porque no has hecho bien tu trabajo”, un discurso escondido detrás de expresiones verbales “que parecen inofensivas o no-malintencionadas”, pero que buscan marginar a las mujeres.

Violencia institucional

De acuerdo con Yennué Zárate, investigadora del Programa de Periodismo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), el comportamiento mostrado por López-Gatell en contra de las mujeres periodistas “normaliza e institucionaliza la violencia machista”. Violencia que ejerce no solo como servidor público sino, además, en transmisiones que se difunden por medios masivos de comunicación.

Cada vez que López-Gatell interrumpió a mujeres periodistas de forma constante, cada vez que reformuló las preguntas planteadas por mujeres, cada vez que condicionó la respuesta al tiempo que él deseaba darle a las reporteras, el funcionario incurrió en violencia de género, afirma la especialista.

Todos estos comportamientos son intentos “de aleccionamiento, de poner en duda las capacidades de las mujeres periodistas para hacer preguntas”, explicó la académica.

“López-Gatell busca desprestigiar a la prensa –detalla– para que pierdan valor las preguntas que le están haciendo (…) No estamos viendo a un doctor, estamos viendo a un funcionario público defendiendo su puesto mediante una estrategia de comunicación política en la que lo primero es desvirtuar, para que pierdan valor el medio y la periodista.”

Al ejercer violencia en contra de reporteras durante transmisiones televisivas, destaca la especialista, los funcionarios promueven, también, la reproducción de comportamientos machistas entre el resto de la población, exponiéndolas a ataques no sólo contra el trabajo periodístico que ejercen sino contra sus “vidas privadas, su sexualidad, su cuerpo”.

Estos ataques fomentados por la autoridad, añade Zárate, cobran mayor seriedad en países como México, “un país feminicida, en donde mueren 11 mujeres al día” y en donde, según la organización civil Artículo 19, dedicada a la defensa del derecho a la libre expresión, han sido asesinadas 11 mujeres periodistas, entre 2000 y 2021.

En 2020, además, Artículo 19 documentó 207 agresiones contra mujeres periodistas motivadas por su actividad profesional, lo que representó 24% más casos que en 2019.

De acuerdo con el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, 65% de los actos de discriminación contra mujeres reportados en México entre 2012 y 2020 se cometieron en el ámbito laboral y profesional. En 37% de esos casos, la única motivación de los agresores fue que la víctima era mujer.

Desde el pedestal

En el ámbito de la divulgación científica, los métodos de comunicación empleados por el subsecretario de Salud son definidos como “modelo de déficit”. Se parte de la idea de que el científico está en un pedestal por encima del resto de la gente, en una posición de superioridad, tal como explica la divulgadora científica Gabriela Frías.

Esta forma de compartir el conocimiento, detalla, ha sido superada por modelos de divulgación democráticos e igualitarios, en los que se comprende que “la gente nunca debe ser tratada como si fuera ignorante, inferior, como si sus preguntas fueran tontas. Pero López-Gatell sí hace todo eso. Lo hace, en general, con toda la gente, a la que trata de forma condescendiente, y en específico lo hace con las mujeres”.

La difusión y divulgación del conocimiento científico, explica Frías, se basa en el diálogo, lo que implica el reconocimiento mutuo de las partes. Pero, en el caso del diálogo que López-Gatell sostiene con la sociedad, a través de la prensa, el funcionario busca imponer un esquema de subordinación ante la autoridad. En especial cuando es una mujer quien lo cuestiona.

“López-Gatell –señala– continuamente está quitándole el valor a las preguntas de las periodistas, las acusa de mentir, de no tener pruebas, las acusa de tener ciertas ideologías políticas y que, por eso, lo están atacando”, nada de lo cual se apega al papel de vocero técnico de la estrategia nacional contra el COVID-19.

“Este funcionario se vende como un personaje científico, o lo crearon como una figura mediática científica; en realidad su participación y su imagen en el debate público responden a intereses políticos”, no científicos, concluye Frías.

Opacidad y ataques en redes

Pedro Cárdenas Casillas, coordinador de Documentación y Seguimiento de Casos de Artículo 19, explica que desde que comenzaron las conferencias de prensa del doctor López-Gatell, en 2020, “hemos identificado un patrón: estas conferencias diarias han sido empleadas para desviar la discusión pública hacia las temáticas en las que se quiere generar interés desde el poder, más que, necesariamente, como un ejercicio de transparencia para responder preguntas”.

Desde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, explica Cárdenas, se ha promovido “un estándar denominado ‘Umbral de Tolerancia’, según el cual todo actor público, por su misma condición de figura pública, ha aceptado tener un mayor umbral de tolerancia a la crítica, al escrutinio público y a los cuestionamientos. ¿Por qué? Porque, a final de cuentas, son funcionarios y funcionarias quienes están recibiendo su salario de los impuestos de la ciudadanía, y que laboran para la ciudadanía en un cien por ciento”.

No obstante, lamenta, López-Gatell no acepta esta obligación de transparencia y apertura ante el cuestionamiento público y “su discurso se centra en decir: ‘tus preguntas, en realidad, no son preguntas, tú estás desinformando, tú quieres engañar, tú estás diciendo historias falsas’. Y, esto, provoca, precisamente, campañas de desprestigio en contra de las personas periodistas”.

Aun cuando Artículo 19 no se especializa en temas de género sino en libre expresión, Cárdenas advierte que “efectivamente, hemos detectado un factor de violencia diferenciada, y la respuesta en redes (contra periodistas que han formulado cuestionamientos a la autoridad de salud) deja ver muy claramente esa diferenciación: cuando el periodista es hombre, el discurso en redes sociales es que se trata de un periodista vendido. Pero, cuando la campaña de desprestigio es contra una mujer periodista, la violencia ejercida no sólo se centra en cuestionar su labor periodística sino en desestimarla por ser mujer, con referencias a su vida personal, su sexualidad. Es decir, el impacto de estas reacciones sociales fomentadas por la autoridad es distinto cuando el objetivo a desprestigiar es una mujer”.

Alerta por violencia contra periodistas publicada el 11 de junio de 2021 por la asociación civil Artículo 19, por las agresiones contra mujeres reporteras que cuestionaron al doctor Hugo López-Gatell.