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/ Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro.com

Migrantes haitianos rumbo al norte… la Ciudad de México, “parada obligatoria”

Aldo Canedo, estudiante / Corriente Alterna el 24 de septiembre, 2021

Afuera de las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) en la calle Versalles, Ciudad de México, un grupo de haitianos se acerca a dos jóvenes venezolanas, quienes les explican dónde pueden imprimir los documentos que necesitan para la solicitud de refugio. 

—Deben ir al ciber que está una cuadra atrás y pedir que les impriman el documento para la Comar, sacas copia a tu pasaporte y listo.

Les advierten que gastarán cerca de 70 pesos por diez impresiones y cinco copias.  

Una de las personas que escuchan atentamente es el esposo de Florence, una mujer alta con vestido de mezclilla. Ella se queda a hacer fila.

Florence y su familia provienen de Haití. En las últimas semanas miles de migrantes haitianos tramitaron peticiones de refugio ante la Comar, que hasta agosto de 2021 sumaba 18,883 solicitudes. La calidad de refugiado, según la Comar, la puede solicitar quien considere que “su vida, libertad o seguridad se encuentran en riesgo en caso de regresar a su país de origen”.

Desde el puesto de arepas —platillo típico venezolano— que Ramiro instala cada mañana frente a la Comar, el comerciante originario de Venezuela observa la fila que se extiende por toda la cuadra. Dice que es la primera vez que ve tanta gente reunida procedente de un mismo país. 

—Esto, como mi caso, es resultado de pésimas políticas económicas y sociales dentro de América Latina —interpreta el vendedor que llegó a la Ciudad de México hace tres años.

Tras salir de Haití, Florence llegó primero a Chile: se refleja en su ágil español, a diferencia de la mayoría de sus connacionales de la fila, que hablan francés o un poco de inglés. Los formatos de la Comar están en español. 

Después viajó por Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. En este último país es donde los migrantes se enfrentan a la Selva del Darién o, como le llama Florence, “la selva de la muerte”. Ahí sufrió el peor momento del viaje: le robaron todo su dinero y casi resulta herida. 

Con voz cada vez menos audible, como consumida por tristeza y cansancio, dice que, por fin, llegó a Tapachula, Chiapas. Pero encontró que las oficinas de la Comar  habían “colapsado” por el número de solicitudes.

Migrantes de Haití llegaron a la Ciudad de México, luego de permanecer por meses varados en Tapachula. Esperan realizar trámites de asilo en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). La mayoría no habla español. / Foto: Andrea Murcia, Cuartoscuro.com

Florence guarda silencio, se mira agotada. Alrededor de ella hay más migrantes haitianos que llenan formatos apoyados en el cofre de un auto o en el tronco de un árbol; otros comen sopas instantáneas y frituras, o toman café; y hay quienes se dan a la tarea de repartir cucharones de arroz en platos de unicel.

Otro hombre rapea en francés y su grupo de amigos lo graba. Uno más pone música y espera sentado junto a su familia. Pero un joven destaca del resto: camina por toda la fila mientras graba mensajes de voz, narra lo que ve y ofrece una sonrisa a quien lo mire. Su nombre es Walker y se comunica en inglés.

La travesía de Walker —como la de sus connacionales— comenzó en Sudamérica, a donde llegó después del terremoto de 2012. Con el paso de los años, y ante la falta de oportunidades, en julio de este año partió de Chile rumbo a Estados Unidos. 

Aire, tierra, montañas, selva y mar; desde aviones hasta caminatas a través de las montañas, o viajes en barcos o lanchas, Walker recuerda cómo fue su travesía hasta México, que para él representa una “parada obligatoria”.

—Ellos no entienden que no nos queremos quedar aquí —explica, con frustración, al referirse a la burocracia mexicana.

Su prisa por cruzar a Estados Unidos se debe a una reunificación familiar. Quiere llegar antes de que su hijo sea deportado, trata de explicar.

La Ciudad de México no es parte de la ruta migratoria hacia la frontera norte del país. 

Florence y Walker llegaron hasta la capital en autobús. Cientos de migrantes haitianos no han podido llegar a la Ciudad de México porque fueron detenidos en Veracruz o porque han sido perseguidos por la Guardia Nacional para que se queden en Tapachula. Así que, de alguna manera, corrieron con suerte: mientras ellos aguardan para realizar su trámite hay cerca de 15 mil haitianos contenidos en Chiapas.

En la fila, Florence se espabila. Dos policías custodian el ingreso a las oficinas, desde donde una joven funcionaria comienza a leer en voz alta una lista de 25 nombres para que ingresen a las instalaciones.

Algunos se acercan a la entrada. Pero hay nombres a los que nadie responde, porque no todos alcanzan a escuchar en la larga fila que llega al cruce de Versalles y General Prim. Les piden que usen el cubrebocas, que presenten su visa o pasaporte y el formato de solicitud de refugio llenado (en español).

Con el paso de las horas la fila se acorta. Después del mediodía algunos parten en taxi, otros preguntan dónde está la estación del Metro más cercana; los menos afortunados quedan expectantes para planear dónde se quedarán esa noche. 

Haitianos en México
Los migrantes haitianos hicieron fila durante varias horas para ser atendidos en las oficinas de la Comar en la Ciudad de México. / Foto: Galo Cañas, Cuartoscuro.com