El recuerdo de Mariela Vanessa a cinco años desde su desaparición
Foto: Ethan Baltazar

El rostro de Mariela Vanessa Díaz Valverde da la bienvenida a cualquiera que llegue a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. El colectivo Hasta Encontrarles Cdmx ha pintado su rostro en un mural rodeado de diseños florales que se extienden por la pared, las puertas, las ventanas. A un costado cuelga un cartel de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México que, desde abril de 2021, ofrece una recompensa de medio millón de pesos para quien ofrezca información oportuna acerca del paradero de Mariela.

Estudiaba el segundo semestre de Letras Hispánicas. El 27 de abril de 2018 salió de su vivienda en la colonia Fuego Nuevo, alcaldía Iztapalapa.

Nunca regresó.

La madre de Mariela, Herminia Valverde, denunció de inmediato la desaparición de su hija, pero la entonces Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (hoy Fiscalía General de Justicia) y el Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA) no cumplieron con las diligencias y tardaron cinco meses en implementar en forma una investigación por desaparición. Elaboraron un perfil psicológico de Mariela sin previa consulta con la familia Díaz Valverde. Tampoco consideraron la perspectiva de género en el caso e ignoraron los datos de geolocalización del celular de Mariela conseguidos por su hermana Gabriela Díaz.

No son las únicas autoridades omisas. El pasado miércoles 11 de octubre de 2023, la Universidad Nacional Autónoma de México ofreció una disculpa pública por el mal manejo del caso. Sobre todo por no contar con protocolos en casos de desaparición de estudiantes. Ni la Facultad de Filosofía y Letras ni ninguna otra dependencia de la UNAM ofrecieron ayuda institucional o canalizaron a la familia de Mariela para que recibiera la atención necesaria. Se demoraron diez días en reconocer la desaparición. Durante mucho tiempo no mencionaron a Mariela Vanessa por su nombre ni en conferencias de prensa ni en boletines oficiales…

Es la primera vez que la máxima casa de estudios ofrece una disculpa pública en un caso de desaparición. Pero la disculpa estaba programada desde el año 2019. Fue una de las exigencias —aceptadas por el rector Enrique Graue— de la toma feminista de la Facultad de Filosofía y Letras por parte del colectivo Disidencias y Mujeres Organizadas (DyMOFFyL). La toma de instalaciones transcurrió del 4 de noviembre de 2019 al 14 de abril de 2020. 

La disculpa pública se pospuso, por primera vez, debido a la pandemia. Se volvió a programar para mayo de 2022 pero entonces tampoco se llevó a cabo. En un comunicado escueto se alegó falta de la “condiciones necesarias” para llevar a cabo el evento. 

El pasado martes 10 de octubre, las alumnas del Colegio de Pedagogía colocaron una pequeña bocina al lado de la librería Mascarones, al interior de la Facultad. Sobre una una pequeña mesa dispusieron folletos en blanco y negro con el rostro de Mariela en la portada. 

Mariela Vanessa Díaz Valverde era fanática de las novelas de Anne Rice y deseaba ser dramaturga. Tenía 21 años al momento de su desaparición.

Espacio sororal

Herminia Valverde, madre de Mariela, murió el 23 de mayo pasado, víctima del cáncer. Nunca dejó de buscarla. Junto con Gabriela Díaz Valverde, la hermana mayor de Mariela, así como mujeres estudiantes y académicas, Herminia fundó el Espacio Sororal de Acompañamiento Interuniversitario. Se trata de una iniciativa cuyo principal propósito ha sido buscar que la tragedia así no se repita en la esfera universitaria.

“Honraremos tu memoria continuando la búsqueda de Mariela”, dice un mensaje escrito con pintura negra debajo de una fotografía de Herminia adherida a un muro de la Facultad.

En el Espacio Sororal de Acompañamiento Interuniversitario participan, hoy, académicas tanto de la UNAM como de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), además de los colectivos Hasta Encontrarles Cdmx y Nos hacen falta. Gracias a la coordinación de estos esfuerzos es que, el 3 de octubre de 2018, se logró cambiar el estatus legal de Mariela de “persona ausente” a “persona desaparecida”. Es decir, casi seis meses después de su desaparición se reconoció la posibilidad de un delito alrededor del caso.

Salón Mariela Vanessa
El nombre de Mariela Vanessa se ha plasmado en todas las instalaciones de la Facultad de Filosofía y Letras / Foto: Ethan Balanzar

Frente a los rostros de Mariela y Herminia se exhiben también 43 fotografías con los rostros de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Imposible no recordar que en México se estiman más de 112 mil desaparecidos, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) de la Comisión Nacional de Búsqueda.

No es la única intervención que se ha hecho en la Facultad. En el tercer piso, el que antes era el salón 315, ha sido rebautizado. Hoy puede leerse con tinta negra sobre la puerta: “Salón Mariela Vanessa”. En los baños de cada piso, alguien pegó volantes en blanco y negro con la historia de Mariela. En la puerta de cada salón se exhibían invitaciones para presenciar la disculpa pública en voz del rector.

La disculpa no resuelve el problema, pero lo reconoce

La atención de los espectadores está en el rector Enrique Graue. 

—Hoy estamos aquí para rendir una disculpa pública por las gestiones y omisiones que tuvimos ante la desaparición, ocurrida hace cinco años, de Mariela Vanessa Díaz Valverde —señala Graue—. Si bien es cierto que corresponde a la Fiscalía de Justicia la investigación de los delitos, me disculpo en nombre de la Universidad Nacional Autónoma de México, ante ustedes y ante toda la comunidad universitaria, por lo que pudimos hacer y no hicimos, o hicimos insuficientemente. Particularmente, en el caso de Mariela Vanessa, la falta de entrega oportuna de información a la familia.

Una fila de estudiantes espera en la entrada del Auditorio “Doctor Alberto Guevara” de la Facultad de Medicina. Sin embargo, para asistir a la disculpa pública había que llenar un formulario y la asistencia pronto tuvo sobrecupo. El colectivo Hasta Encontrarles Cdmx informa que en “las islas” de Ciudad Universitaria y en la Facultad de Filosofía y Letras hay una proyección simultánea. 

Los funcionarios entran al auditorio, antes que nadie. Enrique Graue, rector de la UNAM; Mary Frances Rodríguez Van Gort, directora de la Facultad de Filosofía y Letras, y Luis Raúl González Pérez, coordinador del Programa Universitario de Derechos Humanos (PUDH). 

Dos jóvenes murmuran: “Ahora ellos quieren ser los primeros en entrar, pero antes no hacían nada”.

Sin espacio para entrar al auditorio, muchos deciden buscar lugar en “las islas”, donde dos televisores transmiten la señal de UNAM Global TV dentro de una carpa blanca.

En la Facultad de Filosofía y Letras un grupo de alumnas conectan un proyector a una pequeña bocina de audio. Las estudiantes que organizan la transmisión aquí portan la misma camiseta blanca que usan los colectivos de búsqueda, con la foto de Mariela y que remite a una página de Facebook en donde se dan a conocer avances del caso. 

Espacio Sororal
Estudiantes de Filosofía y Letras escuchan la disculpa pública por parte del rector Enrique Graue / Foto: Ethan Balanzar

—Me molesta que haya más funcionarios en el auditorio de la Facultad de Medicina que estudiantes —dice Paola Ramírez, de quinto semestre de Desarrollo y Gestión Interculturales—. Creo que los que estuvieron más involucrados en el caso fueron los estudiantes.

La directora de Filosofía y Letras, Mary Frances Teresa Rodríguez Van Gort, reconoce que antes del caso de Mariela Vanessa no existía un protocolo para acompañar a las familias en el caso de la desaparición de algún estudiante de la Universidad Nacional. 

Actualmente la UNAM dispone del Protocolo de Actuación en caso de Persona No Localizada, aprobado por el Consejo Universitario en 2019. Sus funciones esenciales son encaminar a los familiares a las autoridades correspondientes para denunciar el caso, mantener informada a la comunidad universitaria acerca del estado de la persona y ofrecer un acompañamiento integral. 

—Nunca, como con el caso de Mariela, supimos lo importante que era contar con rutas de atención y acompañamiento en temas de desaparición de personas de nuestra comunidad universitaria —señala Rodríguez Van Gort.

Esas palabras resuenan en el foro improvisado de la Facultad de Filosofía y Letras, con la transmisión corriendo en tiempo real del auditorio. Bruno Franco, estudiante de la licenciatura de Historia, afirma: “No me parece que sea suficiente por parte de las autoridades universitarias. En especial, por parte del rector. Parece que le pasó más la bolita a la Fiscalía General de Justicia”. 

Cinco años de buscar a Mariela Vanessa

Gabriela Díaz Valverde toma la palabra frente al auditorio repleto. Se le quiebra un poco la voz, pero logra contenerse mirando a los colectivos de madres buscadoras y a las compañeras que la escuchan. 

En Filosofía y Letras las estudiantes y los colectivos hacen silencio para escuchar mejor la transmisión:

—Yo no podría hacer eso —susurra Pamela Ruiz, estudiante—. Pararme y hablar. Menos después de perder a mi madre y hermana…

—Ojalá algún día tengan la posibilidad de conocerla en persona —dice Gabriela al micrófono. Sus palabras resuenan en el auditorio, también en la pequeña carpa de “las islas” y en la bocina conectada al proyector en Filosofía y Letras. Algunos alumnos lloran, se abrazan buscando consuelo entre flores de papel, folletos de memoria, carteles, fotografías de búsqueda.

Mariela Vanessa
Las familias buscadoras y estudiantes se congregan en la Biblioteca Central de la UNAM / Foto: Ethan Balanzar

En el auditorio, las familias de Carlos Sinuhé, Luis Roberto, Víctor Castro Santillán, Ángel Gerardo Ramírez Chaufón, Jesús Armando Reyes Escobar y Leonel Báez Martínez aplauden la intervención de Gabriela. Aunque la disculpa pública es para la familia Díaz Valverde, los casos de desaparición de estudiantes de la UNAM se presentan desde hace años. En 2020, por ejemplo, Carlos Moreno, padre de Jesús Israel Moreno Pérez, estudiante de Geografía desaparecido en julio de 2011, rechazó una disculpa pública ofrecida por el Estado mexicano ante las omisiones y negligencias durante la investigación.

Una integrante del colectivo Nos hacen falta señala que la disculpa de la UNAM no es el punto final. Se trata, apenas, de un punto de partida hacia una nueva etapa en que la Universidad ofrezca un acompañamiento integral a las familias de las víctimas:

—La disculpa fue una exigencia en el pliego petitorio de las compañeras en la toma de la Facultad (ocurrida en 2019-2020), pero, por la pandemia y cuestiones burocráticas, pudo darse hasta hoy.

Melina Gastélum, docente de la Facultad de Filosofía y Letras, desea que este acto sea capaz de generar conciencia en la academia sobre el problema social de la desaparición:

—Espero que no se quede en palabras; espero que se implementen acciones que tengan impacto en nuestra universidad.

—No solo es Gaby sino también Carlos, el papá de Israel; también es Lulú la mamá de Carlos Sinuhé; también es Victoria la mamá de Luis Roberto —dice Ale, de Hasta Encontrarles Cdmx.

Media hora después de las palabras del rector, las familias buscadoras encabezan una marcha alrededor del circuito universitario. Al frente va Gabriela Diaz Valverde. Sostiene en la mano derecha una grulla de papel origami, símbolo de la paz y esperanza. En la izquierda, lleva un portarretrato con el rostro de su hermana. 

Otra foto de Mariela a escala real acompaña la marcha por el circuito Mario de la Cueva en Ciudad Universitaria. Un contingente más carga un retrato de Herminia. Detrás camina las madre de Carlos Sinuhé, tesista asesinado en 2011. También la mamá de Luis Roberto Malagón de Gaona, estudiante presuntamente ahogado el 18 de agosto de 2018 en los linderos de Ciudad Universitaria. En ninguno de estos casos la UNAM ofreció una disculpa pública a las familias por los distintos señalamientos de negligencia de las autoridades. 

Sobre las escaleras de la Biblioteca Central se han colocado flores y carteles de los desaparecidos en sillas negras. Algunos colectivos feministas han convertido la escalinata en un escenario donde cantan, rapean y hacen música en memoria de Mariela. 

Alguien repite que el primer paso para resolver un problema es reconocerlo: una disculpa no resuelve mucho, pero es un punto de partida.