Los parques públicos extrañan a los niños. El SARS-CoV-2 también atraviesa la vida de la infancia mexicana. La resbaladilla, los pasamanos y los columpios se han convertido en un recordatorio desolador de que la vida cambió por completo debido a la pandemia de COVID-19. Ahora, estos espacios y sus áreas verdes se ven descuidados.
Antes centros de reunión, risas y diversión para niñas y niños, ahora lucen como escenarios clausurados. Muchos de los parques urbanos en la Ciudad de México permanecen en contingencia.
Por Eunice Adorno
Área de juegos infantiles del parque San Simón al norte de la Ciudad de México, abandonado y sin mantenimiento.Vista del Parque Bicentenario. Aunque ya abrió sus puertas, sus áreas infantiles permanecen clausuradas.Triciclo solitario en el Parque México, en la colonia Condesa, en la Ciudad de México.Parte de la feria permanente en el Parque Bicentenario, cerrada hasta nuevo aviso. Parte de la feria permanente en el Parque Bicentenario, cerrada hasta nuevo aviso. Túnel infantil en el área de juegos del Campamento Camohmila, en Tepoztlán, Morelos. Este campamento suele ser visitado por los capitalinos y, aunque ya reabrió, permanece casi vacío.Laberinto infantil en el parque San Simón, en el norte de la Ciudad de México. Mesas clausuradas hasta nuevo aviso en el área infantil del Parque Bicentenario, en la Ciudad de México.Sin campamentos y sin niños, el Campamento Camohmila en Tepoztlán, sitio turístico para los capitalinos, sigue con poco flujo de visitantes.
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