La sociedad ha creado tabúes y estigmas en torno a la menstruación, pero estas mujeres buscan lo contrario: que se hable de ella, que haya más y mejor información y se elimine la vergüenza. Son la Contingenta Menstrual.
La mayoría se conocieron en diciembre pasado, durante un encuentro de mujeres educadoras de todo el país y ahí decidieron que el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, harían su primera actividad colectiva: vestir de rojo, pintar sus rostros del mismo color y marchar por la revolución menstrual.
Se autonombran la Contingenta Menstrual y su propósito es claro: marchar en el centro de la Ciudad de México, junto con miles de mujeres, para exigir mejores políticas públicas en torno a la salud menstrual.
“Creamos la colectiva pensando en esta fecha”, mencionó Carolina, integrante del grupo Carpa Roja Ecatepec.
Los grupos que integran la Contingenta -Carpa Roja Ecatepec, Romperla Regla, Menstruadas México, Luna diversa, entre otras- se dieron cita cerca del Monumento a la Revolución, en Ciudad de México, pasado el mediodía. Su primera actividad fue la creación de un “mega cartelote” y la colocación de un “tendedero menstrual”, donde se compartieron experiencias sobre salud menstrual.
Hacia las 3 de la tarde, la Contingenta marchó hacia el Zócalo capitalino. “¡Qué vulva, qué vulva, qué vulva la revolución menstrual!”, coreaban al unísono.
En México, el 51.4 por ciento de la población es mujer y de ellas, el 62 por ciento se encuentran en edad menstruante, según la encuesta realizada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) México, en 2022. Más de la mitad de la población menstrua y aun así existen desinformación y desigualdad, como el impuesto hacia productos de higiene femenina.
Hormonal, una de las colectivas que integra la Contingenta Menstrual, creó un manifiesto para dejar claro el propósito del grupo: “Intervenir el espacio público con mensajes que dignifiquen la experiencia menstrual, y en contra del tabú y el estigma”.
“¡Hermana menstrual, aquí está tu manada!”, gritaba a su paso por Paseo de la Reforma.
Una de las demandas de la Contingenta es poner fin a los impuestos de todos los insumos menstruales.
Según la Primera encuesta nacional de gestión menstrual, realizada por la UNICEF en 2022, hasta el 65 por ciento de las personas menstruantes en México no sabían que pagan el 16 por ciento de IVA por este tipo de productos.
Pero la lucha no es solo dejar de pagar impuestos, sino erradicar la desigualdad menstrual. “Todas las mujeres tenemos derecho a tener ese bienestar, no sólo las personas con dinero”, recalca Carolina, de Carpa Roja Ecatepec.
Carolina considera que también se lucra con el dolor, por ejemplo, en talleres sobre educación menstrual, que “desgraciadamente (se dan) costos muy altos”.
Carolina dice que ahí es donde entra la sororidad y la ayuda recíproca, y si bien debe existir un intercambio monetario, este debe ser justo para las personas que brindan el servicio como para quienes lo necesitan.
La Contingenta demanda que todos los niveles de gobierno provean insumos menstruales gratuitos en centros educativos y penitenciarios, como ya ocurre en Ciudad de México. Desde la discusión del Presupuesto 2022, el Congreso mexicano aprobó eliminar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) a las toallas sanitarias y tampones.
Para las integrantes de la Contingenta, es fundamental que la educación menstrual sea para todas las personas. “Los hombres deben estar conscientes de cómo nos sentimos, cómo cambia nuestro cuerpo”, dice Carolina. “Hablar por separado de la menstruación es dejar de normalizarla, el ciclo menstrual es parte de la vida”, reflexiona.
La falta de educación menstrual va de la mano con el estigma y la violencia que le acompaña. En la encuesta realizada por la UNICEF, se observa que el 43 por ciento de niñas y adolescentes en México prefieren quedarse en casa que ir a la escuela durante su periodo menstrual, para evitar el bullying o acoso.
En el manifiesto creado por la Contingenta también se demanda que ninguna niña, mujer y persona menstruante sea excluida, violentada o avergonzada por menstruar. “¡Con orgullo y dignidad acepta tu ciclicidad!”.
Al llegar a la Alameda, la Contingenta se transformó en un círculo de mujeres, a cargo de Jimena, una de las integrantes. El objetivo de la actividad fue reconocerse unas a otras, por lo que se les pidió decir su nombre y la parte favorita de sus cuerpos. Las respuestas fueron variadas: “Mis ojos furiosos”, “Mi cadera”, “Mis pies”, “Mis pechos”, “Mi creatividad”o “Mis brazos”. Una dijo sin temor: “Todo”.
La siguiente pregunta fue sobre la definición personal de autocuidado y amor propio. El autocuidado, respondió cada una, es “escucharme”, “apapacharme” o “reconocerme”. Una más dijo que es “una serie de decisiones para estar bien y disfrutar vivir”. El amor propio, respondieron, es “ser auténtica ante los demás”, “nunca olvidarme de mí misma”, “luchar con mi mente y aceptar que la cago”, “aceptar que una va cambiando”, “creer en lo que puedo hacer y comprometerme” y otra más agregó que es “un proceso doloroso y sanador”.
En el mismo círculo, se les preguntó qué es el autoerotismo. Las definiciones tomaron el camino de no ceder el placer al otro: “Es un reto porque nunca te enseñan a cuidar tu templo”, “una crece con una carga moral religiosa muy fuerte, hay que deconstruirse” y otra soltó que “el orgasmo es de quien lo trabaja”. Tras cada intervención había aplausos, palabras de aliento y una que otra lágrima derramada.
Posterior al círculo, la Contingenta volvió a tomar camino hacia el Zócalo. “¡Salud menstrual, derecho universal”!, gritaban mientras marchaban por la Calle de Tacuba.
El manifiesto de la Contigeneta hizo hincapié en la necesidad de mejorar la infraestructura para el manejo y la gestión menstrual “en condiciones dignas” y que haya mayor inversión e investigación en el sector salud con enfoque de género, para que las personas menstruantes no padezcan “negligencia en los sistemas de salud”.
La encuesta realizada por la UNICEF, resalta que el 20 por ciento de las personas menstruantes que estudian o trabajan no cuentan con la infraestructura necesaria para la gestión menstrual en escuelas, oficinas y hogares.
Otro problema encontrado es la falta de regulación de las toallas desechables. “Primero, porque contaminan mucho y segundo, porque nos enferman”, menciona Carolina.
El manifiesto de la Contingenta señala que empresas multinacionales de productos de higiene deben tomar responsabilidad por las afecciones ambientales y en la salud de las consumidoras.
“¡Fuera Bayer, Monsanto, educación sin glifosato!”, gritaban. “¡Políticas en menstruación sin intervención”, cantaban a coro. El glifosato es un herbicida prohibido en México, pero que se usa en otros países en el cultivo del algodón usado para toallas sanitarias y tampones.
En 2018, Bayer -productora de marcas de toallas femeninas- adquirió la empresa Monsanto, señalada por usar este herbicida. El glifosato es reconocido por la Organización Mundial de la Salud como probable agente cancerígeno. Bayer ha enfrentado procesos judiciales y pagos multimillonarios en Estados Unidos por este tema.
De las toallas y tampones se desprenden “plásticos y sustancias químicas que posteriormente absorbemos a través de nuestra flora menstrual, por la piel de la vulva”, explicó Carolina. Por ello, “es necesario que las empresas desarrollen investigación para que sean materiales sostenibles con el medio ambiente”, añadió Vianey, otra de las integrantes de la Contigenta.
“‘¡La sangre menstrual no huele mal, y si te da asco te doy a probar!”, cantaron las mujeres de la Contingenta Menstrual hasta llegar a Palacio Nacional, en el Zócalo capitalino.
Alrededor de las 6 de la tarde organizaron su última actividad programada: el performance de hip-hop “Diosa espiral”, a cargo de Daniela Espinoza, quien presentó dos canciones.
El tema RapDiosa decía: “Andaba por la vida perdida, sin calendarios, media lineal mi tiempo, hasta que un día comprendí que estamas conectadas todas con la madre tierra…”. Mientras que la composición Bendita Sangre cantaba: “Esto no es pa’avergonzarse, vamos a dignificar el proceso natural, con la capacidad de destruir y crear, la menstruación es parte de un ciclo vital…”.
Abigail, del grupo Menstruadas México, dijo que “las educadoras menstruales somos parte del territorio, estamos presentes” y por ello, este sábado 16 de marzo estarán en el Museo de la Ciudad de México, a las 2 de la tarde, para dar una charla informativa y que se hable más del tema.
Carolina no tiene duda que la sangre de la menstruación debe dejar de verse como algo sucio o prohibido, pues a su juicio “es la única sangre que se derrama y que no viene de violencia, es sangre limpia”.
Es, a final de cuentas, sangre de vida.