Manifiesto Audiovisual contra la violencia
De izquierda a derecha, Selma Ce, Monica Aguilar, Anabel Becerril, Sonidero.disidente. Foto: Julieta Toledo

El #8M reunió este año a más de 180 mil mujeres que caminaron sobre Avenida Paseo de la Reforma rumbo al Zócalo de la Ciudad de México, desde mediodía. Una de las acciones fue el primer Manifiesto Audiovisual.

Para las 18:00 horas, cuando en el Zócalo ya estaba la mayoría de los contingentes, en el Centro de Cultura Digital (CCD), ubicado sobre Avenida Paseo de la Reforma, para asisitir al primer Manifiesto Audiovisual convocado por el Festival HelloWorld, un espacio de participación y protesta creativa colectiva donde artistas visuales, djs y productoras musicales se organizaron para “mover la cuerpa” y hacer escuchar sus voces.

“No me voy a callar” frase de una de las gráficas del Manifiesto Audiovisual. Foto: Julieta Toledo

La convocatoria fue abierta, y se unieron mujeres quienes también sumaron sus materiales gráficos en formato digital para visibilizar, proyectar e inspirar la discusión.

“Celebremos la diversidad de la experiencia femenina y alzar la voz por aquellas que ya no pueden hacerlo. Este es un espacio de participación y protesta creativa colectiva, donde artistas visuales, djs y productoras musicales se unen para crear un espacio libre y seguro para la denuncia”, señaló Hello World en la convocatoria del acto donde más de 10 artistas visuales se manifestaron.

El CCD abierto por el gobierno de la Ciudad de México desde 2013, fue el espacio ideal para este evento, que combinó arte digital, música y activismo.

Proyecciones con registro fotográfico de la marcha 8M e ilustración digital. Foto: Julieta Toledo

Redes sociales: el doble filo

Entre las asistentes estaba Lía (prefirió no dar su nombre verdadero), quien dijo que las redes sociales lo mismo pueden servir  para denunciar públicamente que para agredir  a las mujeres.

Contó que ella misma experimentó violencia digital: “Yo salía con alguien. El tipo me hizo fotos teniendo relaciones sexuales y después de un tiempo me amenazó con compartirlas”.

Lo dijo entre risas, con la Sonora Dinamita de fondo: “…la otra noche te esperé bajo la lluvia mil hoorass, mil hooras, como un perro…”.

“La verdad es que a mi me valía madres, o sea, yo me considero feminista y le dija ‘¡Wey va, comparte, todos en mi vida saben que yo tengo relaciones sexuales, no me importa, y el que se va a meter en un pedo eres tú, porque yo voy a hacer que te metas en un pedo!

“Al final el vato ya no hizo nada…  Esto fue antes de la Ley Olimpia, pero había llegado a un punto de mi vida que mis papás sabían, mis amigos, a mi no me importa, pensé, al que le tiene que importar tiene que ser a él, y bueno, yo sé que es como un caso excepcional, porque a muchas mujeres sí les afecta, yo no estaba afortunadamente en esa situación”.

La Ley Olimpia es un conjunto de reformas a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y al Código Penal Federal, que sancionan los delitos que violen la intimidad sexual de las personas a través de medios digitales, por ejemplo, publicar fotos con contenido sexual sin autorización de las personas participantes.

Según el Módulo sobre Ciberacoso (MOCIBA) 2022, a lo largo de ese año se registró que el 20.8 por ciento del total de personas usuarias de internet fue víctima de este tipo acoso, en su mayoría fueron mujeres.

Pista de baile donde se permitió la participación de hombres. Foto: Julieta Toledo.

Aniux, una de las gestoras del festival y dj en el Manifiesto Audiovisual contó que este espacio se hizo para  alzar la voz a través de la tecnología.

“Decir las cosas que no nos gustan en otros lugares, unir fuerzas con otras chicas. Desgraciadamente mucha gente puede ser violenta en redes, y para mí, esto que sucede en el festival nos lleva a otros espacios y lugares, sobre todo a llegamos más niñas, el internet ahora está en manos de todos, pero la desinformación también llega a veces más rápido que la información chida”.

Por eso, destacó la importancia de seguir abriendo espacios como éste para ser creativas y hablar de la política, de sororidad, de feminismos.

“Mover la cuerpa y la música es parte del arte que nos gusta, tomar los espacios públicos para mostrar eso que nos gusta o no es hablar de feminismos”.

Pista de baile donde se permitió la participación de hombres. Foto: Julieta Toledo.
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