Evangelina Arias Ortega y sus vecinos llevan más de seis años recolectando cáscaras de huevo para elaborar filtros con los que limpian el río Lerma, en el Estado de México, uno de los más contaminados del país a causa de la basura y las constantes descargas de desechos industriales.
La mujer, originaria de Lerma, cuenta que en su niñez ese río era un acuífero limpio, donde sus padres y tíos iban a bañarse: “Con el paso del tiempo escuché que el río se estaba contaminando, que los peces estaban muriendo y pues algunas cosas que se pescaban de ahí, ya no se podían consumir y después ya más grande, pues vi que el río realmente estaba ya sucio”.
El río Lerma es parte del corredor industrial Lerma-Toluca, el segundo más grande del país, que concentra alrededor de 300 empresas en los municipios de la zona metropolitana del Valle de México, según datos de la Secretaría de Desarrollo Urbano e Infraestructura del Estado de México.
En 1982 se estableció un parque industrial en Lerma con el objetivo de potenciar el desarrollo económico y poblacional de la zona. Luego se construyó una planta de tratamiento de aguas residuales, narra Arias Ortega: “Empezamos a ver que esta planta de tratamiento, pues estaba descargando agua de todos los colores y nos empezó a llamar la atención esa parte”.
Preocupada por la suciedad que ahogaba al río, buscó formas de mitigar la contaminación hasta que dio con una posible alternativa. En un curso de superación personal conoció a la doctora Veronica Martínez Miranda, una investigadora de la Universidad Autónoma del Estado de México, que llevaba años estudiando sobre procesos de saneamiento usando cascarón de huevo.
La doctora Martínez Miranda había encontrado que el carbonato de calcio contenido en el cascarón es capaz de absorber metales pesados y contaminantes como nitrógeno y fósforo. Por ello comenzó a elaborar filtros usando cascarón mezclado con trazas de hierro que podría usarse en plantas de tratamiento.
Tras la plática con la investigadora, Evangelina decidió juntar a familiares y vecinos de Lerma para contarles que había encontrado una forma de sanear el río.
“Entonces yo hablé con mi familia y les dije que, si estaban dispuestos a ayudarme a juntar el cascarón, pues obviamente soy de aquí, aquí tengo muchos familiares, muchos amigos y tuve una respuesta positiva y fue como empezamos a dar pláticas a la comunidad y a invitarlos a juntar el cascarón”, recuerda.
En 2017, una vez que logró organizarse mejor con sus vecinos y amigos, fundó H20 Lerma con encanto, una asociación civil dedicada a la recolección de cascarón de huevo e implementación de este material en filtros biológicos, que posteriormente se instalan en las plantas de tratamiento ubicadas en la comunidad de San Andrés Atarasquillo, Ocoyoacac y Calimaya, cuyas descargas van a parar en el río Lerma.
Al pasar por estos filtros, el agua descargada se libera en gran medida de metales pesados y otros contaminantes, cumpliendo con las normas ambientales, que establecen los límites máximos permisibles de contaminantes en las descargas de aguas residuales.
“Las plantas de tratamiento (Atarasquillo y Ocoyoacac) son las únicas dos que están operando ahorita. Ya con el método se nota un cambio impresionante en el agua que sale, esa agua sale transparente. Los niveles de contaminantes que el cascarón ayuda a retener son bastante importantes, tanto que la calidad del agua que se tiene en las plantas de tratamiento cumple con las normas que existen para la descarga de agua después de haber sido tratada”, afirma Arias Ortega.
Lo que buscan ahora, explica, es que haya más plantas tratadoras que implementen este método para que se pueda ver un cambio significativo en la calidad del agua del río Lerma: “Si tuviéramos al menos cinco plantas de tratamiento que implementen el uso de cascarón en sus procesos, podríamos notar ya un gran cambio”.
En promedio, al mes, juntan de cinco a siete toneladas de cascarón con ayuda de unos 60 centros de acopio distribuidos en el Valle de Toluca, la Ciudad de México y su zona metropolitana. Aunque Evangelina no tiene un conteo exacto, cree que son muchos más centros de acopio que apoyan y no están registrados formalmente en la asociación.
A la recolección de cascarón también se han sumado centros escolares y voluntarios independientes que realizan campañas de reciclaje de acuerdo a sus tiempos y capacidades. Si se busca abrir un centro de acopio, basta con comunicarse a las redes sociales de la asociación para registrarse y recibir una lona que lo acredite.
¿Cómo funciona el proceso de limpieza?
Con una longitud de más de 700 kilómetros, el Lerma es el río interior más grande de México. Nace en la laguna de Chignahuapan, al sur de la ciudad de Toluca, pasa por el Estado de México, Michoacán, Querétaro, Guanajuato y Jalisco y desemboca en la laguna de Chapala, en el estado de Jalisco. A pesar de su importancia, es uno de los cuerpos de agua más contaminados debido a la gran actividad industrial.
Un estudio publicado por Greenpeace en 2014 concluyó que el agua del río Lerma se encontraba contaminada con metales pesados como Cadmio, Plomo y Cobalto. Otro estudio de la Conagua realizado en 2018 que analizaba la calidad del agua en la Región Hidrológica Lerma-Santiago-Pacífico encontró que de los nueve sitios examinados en la parte del río perteneciente a la ciudad de Salamanca en Guanajuato, todos estaban contaminados con heces fecales, bacterias E. Coli y metales pesados.
La doctora Martínez Miranda explica que el aumento en la acidez del agua provoca que la infraestructura hidráulica se dañe, contaminando el líquido con metales en concentraciones elevadas como hierro y manganeso.
La experta realizó, junto con la académica Ivonne Hernández Linares, una investigación donde demostraron que el carbonato de calcio contenido en los cascarones es capaz de absorber contaminantes como nitrógeno, fósforo y metales pesados.
La limpieza con este material se ha enfocado en dos partes: primero se instalan barreras químicas en pozos donde se deposita el cascarón, con el objetivo de evitar que contaminantes penetren en los mantos acuíferos.
Luego, el cascarón se mezcla junto con otros materiales de origen natural y trazas de hierro para formar filtros que se instalan en ciertas plantas tratadoras de agua, explica la doctora Hernández Linares: “De esta manera reaccionan con la materia orgánica o con los nutrientes que hay en las aguas residuales y bueno, los absorben o los eliminan”.
De acuerdo con la doctora Hernández Linares, los resultados obtenidos hasta el momento han sido muy eficientes, logrando eliminar más del 90% de la materia orgánica y de nutrientes en las barreras químicas y en las aguas residuales.
Critican la inacción de las autoridades
La doctora Matínez Miranda asegura que durante la administración del entonces presidente Enrique Peña Nieto, el tratamiento de las aguas residuales pasó a ser responsabilidad de cada municipio, sin una partida presupuestal suficiente y en un contexto donde algunos municipios cuentan con más recursos que otros.
Una de las instituciones responsables de vigilar el límite máximo de descargas y de verificar que los permisionarios cumplan con las normas establecidas es la Subdirección General de Administración del Agua de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), pero la investigadora advierte la inacción de las autoridades, ya que se toleran las descargas de aguas residuales tanto de empresas como de uso doméstico, sin ningún tratamiento a los cuerpos de agua.
Además, insiste en que los estados por los que pasa el río deben explorar en conjunto alternativas para el mejoramiento de la calidad del agua que se descarga: “Ante esta problemática la solución será tratar las aguas residuales y después potabilizarlas, como lo están haciendo ya varios países desarrollados en donde tratan su agua residual, tienen un cuerpo de agua receptor donde es potabilizada y de esta manera se cumple un ciclo”.
El guardián de la planta tratadora de Lomas de Virreyes
Miguel Angel Ayala Carrillo, un ingeniero industrial de 46 años que nació en el pueblo de Calixtlahuaca –a 15 kilómetros de la capital mexiquense–, ha dedicado los últimos años a la recuperación de las aguas que llegan al río Lema.
Cuenta que antes de la urbanización masiva, el Valle de Toluca era muy distinto: en lugar de parques industriales había tierras de cultivo, las luciérnagas alumbraban la noche, los ríos que ahora son vertederos tenían vida y sus abuelos podían alimentarse de sus aguas.
“El río donde nadaba, hoy ya es un río lleno de drenaje de heces fecales, de basura y de animales muertos y así como ese han sufrido la misma suerte todos los ríos que tenemos el Valle de Toluca”, recuerda.
La familia de Miguel Angel se dedicó durante mucho tiempo al cultivo de maíz, haba y frijol, sin embargo, cuando cumplió 16 años, su familia optó por abandonar la vida rural debido a la escasez de agua que había provocado el crecimiento demográfico e industrial. Entonces sus padres se incorporaron a las actividades económicas propias de las grandes urbes.
Después de presenciar la devastación del río de su infancia y tras sufrir ceguera permanente debido a un accidente laboral, Miguel Angel aceptó diseñar y dirigir la planta tratadora Lomas de Virreyes en Calimaya, Estado de México, sabiendo que su trabajo podría contribuir a recuperarlo.
Recuerda que tras el accidente laboral que sufrió hace nueve años, sintió la necesidad de: “hacer algo bien, dejar esa huella, dejar algo, dejar un poquito mejor al mundo de cómo lo encontramos”.
La planta Lomas de Virreyes se encarga de tratar las aguas residuales del fraccionamiento del mismo nombre, procesa 20 litros de agua por segundo y requiere de un mantenimiento mínimo gracias a la automatización diseñada por Miguel Angel.
Esta planta es una de las que emplean el cascarón de huevo para eliminar metales pesados. Después de pasar por un tratamiento biológico, el agua que en un principio era turbia, espesa y con mal olor, sale de la planta inodora, incolora y con la limpieza que exigen las normas de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
En diciembre del 2023, Miguel Angel, en representación de Lerma con Encanto y más de 40 organizaciones civiles, se reunió con la Gobernadora del Estado de México, Delfina Gomez, con el objetivo de trabajar en un proyecto maestro para el saneamiento del río Lerma.
El plan, donde han participado los tres niveles de gobierno en las mesas de trabajo, incluye la construcción de nuevas plantas tratadoras y la recuperación de bosques y humedales, cuenta Miguel, quien tiene altas expectativas en el proyecto.
“La idea es que esos vectores los llevemos a un mismo punto, nos unamos tanto sociedad como gobierno como para trabajar en conjunto, porque el problema es de todos, todos somos seres humanos. El mismo político al no tener agua tiene las mismas necesidades que yo como simple ciudadano”, afirma.
A este proyecto se suma la promesa de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, quien durante un evento de campaña en el municipio de Lerma en abril pasado, dijo que con el gobierno del Estado de México impulsará la instalación de nuevas plantas de tratamiento y obligaría a las empresas a cumplir con las normas ambientales.
El sueño de Elvia es volver a ver peces nadando en el río Lerma y dice que no descansará ni dejará de pedir donativos hasta que este cauce haya saneado al cien por ciento.
Miguel Angel también tiene la esperanza de que el río vuelva a tener vida, sabe que no será fácil y que requiere del apoyo de toda la sociedad: “El sueño es bastante, me han dicho que estamos locos, que no es cierto, la expectativa es muy alta siempre y cuando nos juntemos como sociedad y gobierno a trabajar en conjunto, siempre y cuando nos unamos las expectativas son muy altas”.