¿Se puede cubrir el juicio de mexicanos en Nueva York sin estar dentro de la corte? ¿Podemos ayudar a una madre a localizar a su hijo migrante encarcelado sin que tengamos que cruzar la frontera? ¿O encontrar los pagos de impuestos de políticos en Miami? Para la periodista de investigación, Peniley Ramírez, la respuesta es sí.
Peniley Ramírez, coCEO y directora ejecutiva de Futuro Media, impartió el taller “Investigar en Estados Unidos” a estudiantes de la Unidad de Investigaciones Periodísticas en la Filmoteca de la UNAM.
La periodista que ahora reside en Estados Unidos, pero que durante muchos años vivió en México, reveló que en sus investigaciones sobre casos de corrupción, desde Coca Cola y las plantas de reciclaje en México hasta los juicios de narcotraficantes mexicanos en Estados Unidos, las bases de datos abiertas han sido sus aliadas.
Ramírez compartió que muchos de sus hallazgos los ha localizado en fuentes estadounidenses disponibles en internet, como los registros de impuestos de fundaciones o de pagos de impuestos a la propiedad, en los reportes de las cortes civiles de los condados y en el PACER, una herramientas que permite revisar los registros sobre juicios criminales a nivel federal.
“Era todo: fuentes abiertas, no había ninguna fuente secreta, ningún funcionario del gobierno hablándome”, dijo sobre los hallazgos que pueden hacerse a través de documentos judiciales de acceso público.
Datos abiertos, la clave de las grandes historias
Muchas de las grandes historias en la agenda pública de México tienen una faceta internacional y aunque no tengamos acceso al lugar de los hechos o a las personas directamente involucradas, eso no significa que debamos mantenernos al margen de la conversación, destaca.
En sus inicios como reportera en una publicación local, Peniley cuenta que se especializó en los datos abiertos porque no tenía acceso a fuentes importantes o no podía viajar para seguir físicamente las historias. Esas limitaciones, acota, no permiten hacer la clase de periodismo que disrumpe en la agenda pública, pero con las herramientas adecuadas siempre puede encontrarse algo nuevo dentro de las historias que dominan el discurso.
“No hay que tenerle miedo a cubrir lo que todo el mundo (cubre), se puede aportar algo a la discusión” afirma Peniley Ramírez sobre todas las historias que no están destinadas a cambiar el curso de la agenda pública, pero que aportan un dato novedoso.
“Es encontrar un angulito y luego encontrar otra cosa que no se ha publicado y como por ahí poder jalar, pero creo que al final es eso: ser muy modesto respecto a cuáles son tus recursos, tus fuentes y tu tiempo y no tenerle miedo a hacer investigaciones que son sencillas, que van a una cosa muy específica, pero que aportan algo”, asegura.
Para ello, las bases de datos también son de mucha ayuda. No solamente porque son accesibles a distancia, sino porque permiten monitorear varias historias a la vez, y se pueden encontrar conexiones entre ellas que pueden volverse la historia misma.
“El día que se llevaron al Mayo (Zambada), ese mismo día empezó a haber una noticia súper viral que decía que Ovidio (Guzmán) ya no estaba en la cárcel. […] Eso es de este registro, que es el Registro del Buró Federal de Prisiones, que es un registro público, gratuito, accesible desde donde quiera que ustedes estén, en el que pueden buscar por número de preso o por nombre” explicó Ramírez.
Los documentos de las bases de datos también desencadenan historias más grandes, como el escándalo de corrupción que descubrió Peniley a través de la División de Corporaciones del estado de Florida, donde encontró una empresa a nombre de la esposa de Genaro García Luna, creada mientras seguía siendo funcionario, con el mismo nombre de su negocio en México: Los Cedros.
En los registros encontró que una empresa de seguridad del empresario Mauricio Samuel Weinberg, creada en la misma fecha y con la misma dirección que Los Cedros, obtuvo una concesión de la Secretaría de Seguridad Pública como prestadora de servicios de seguridad. De ahí se descubrió una estrecha relación entre ellos y una red de empresas de las que presuntamente desviaban recursos públicos. Hoy ambos personajes están detenidos por este caso.
Las horas de talacha
El no saber inglés no debe ser un obstáculo para hurgar en estas bases, dice Ramírez, ya que hoy en día existen tecnologías como Google Traductor, que permiten acercarse a la información contenida en éstas.
Aunque los volúmenes de información pueden ser abrumadores, el trabajo obligado de un periodista es dedicarle horas de “talacha”. Es decir, ponerse a ordenar, sistematizar y revisar los documentos para encontrar lo que es de interés público, que a veces no se aprecia de inmediato.
“Básicamente de seguir el mismo caminito una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. Guardar los documentos. Hay veces que del momento en el que guardé un documento en mi archivo por primera vez a que logré conectar ese documento en la base de datos podrían pasar tres, cuatro, cinco, seis años”, señala.
Entre los retos de trabajar con bases de datos está la enorme cantidad de archivos e información, por lo que hay que organizarse (Foto: Claudia Aréchiga).
Muchas de las herramientas y fuentes abiertas de información mexicanas están basadas en las estadounidenses, por ello, aunque en un principio puedan parecernos ajenas, si ya previamente exploraron alguna de éstas, con más facilidad pueden acercarse a la otra.
Al final de su taller, Peniley alentó a las personas asistentes a buscar en diversas fuentes de información abierta: “Muchas de nuestras responsabilidades como reporteros es que la solicitud de información no sea nuestro primer camino, sino nuestro recurso cuando realmente no está la información (disponible). Entonces sí creo que nos toca mucho hacer la talacha de buscar en fuentes de información abierta, que seguirán existiendo a pesar de la desaparición del INAI (Instituto Nacional de Transparencia)”.