Una tarjeta de metro ingerida a la semana. Una bolsa de plástico en los alvéolos. Así vive cada habitante del Valle de México, la mayoría sin saberlo. Respira microplásticos. Sofía González lo ha sospechado durante algún tiempo. Ella es la única de su familia que percibe un olor extraño en el municipio de Tlalnepantla, donde vive. Hoy sabemos que es el lugar con mayores concentraciones de partículas de plástico en el aire.
La titular de la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México, Marina Robles, afirmó en noviembre de 2021 que cada habitante de la capital ingiere una cantidad de microplásticos equivalente a una tarjeta de metro por semana. Estos contaminantes, de menos de 5 milímetros de diámetro, ingresan a nuestros cuerpos a través de bebidas y alimentos. También en el aire que respiramos.
En este podcast ahondamos en el origen de tales microplásticos y en sus posibles soluciones. Para esto, Corriente Alterna platicó con Shruti Venkata y Gurusamy Kutralam. Ambas son científicas originarias de la India. Trabajan actualmente en el Instituto de Geología de la UNAM, y que publicaron un artículo científico en noviembre de 2022 en la revista Science of The Total Environment que reveló que en el aire de prácticamente toda la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) flotan estas partículas de plástico.
Las consecuencias en la salud de este problema siguen siendo inciertas. En marzo de 2022 se descubrieron microplásticos en las regiones inferiores de los pulmones de seres humanos. Esto específicamente en la zona de los alvéolos, los que nos permiten respirar.
“Es cómo si te pusieran una bolsa de plástico en los alvéolos y no puedes intercambiar adecuadamente oxígenos ni sacar dióxido de carbono”, explica Patricia Medina, investigadora del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) y especialista en los impactos a la salud por la contaminación del aire, en entrevista con Corriente Alterna.
“No sabemos qué nos va a pasar a futuro”, comenta Sofía González sobre la magnitud del problema, de la cual aún nos falta mucho por conocer. A menos que se tomen acciones con respecto a la producción de plástico a nivel local, nacional e internacional, estaremos participando involuntariamente en un experimento a largo plazo de los daños de los microplásticos en el cuerpo humano.