Nota
El miedo registrado en los informes, los dictámenes, las declaraciones de los funcionarios y el imaginario de los usuarios se enfocó, siempre, en la posibilidad de descarrilamiento. Pero el tren se desplomó. Y aunque parecía que la tragedia no podía evitarse, expertos apuntan a que desde informes anteriores ya se notaban indicios de daño estructural en el tramo que colapsó.