El periodista Jacinto Romero Flores, de 60 años y locutor de Ori Stereo 99.3 FM, fue asesinado con un arma de fuego la mañana de este jueves 19 de agosto en el municipio de Ixtaczoquitlán, ubicado cerca de Orizaba, Veracruz. Se trata del periodista asesinado número 26 en Veracruz desde 2011.
Fue encontrado en el interior de su automóvil Chevrolet Matiz rojo —rotulado al frente con la palabra “Prensa”—, en el camino a la Unidad Habitacional Potrerillo. Meses antes de su asesinato, recibió amenazas por informar sobre una detención policiaca, según reportó Jacinto en una transmisión.
El primero de marzo de 2021 comenzaron las amenazas por dar a conocer presuntos abusos de autoridad de elementos de la Policía Municipal, entre ellos dos sobrinos de Bernardino Tzanahua Anastasio y Salustia Romero Anastasio, alcalde y síndica de Texhuacán, municipio de la zona montañosa de Veracruz. De acuerdo con el reportero, los policías dispararon contra un jinete durante una fiesta de XV años en la localidad.
Tras estos hechos, comenzó a recibir mensajes a su teléfono celular, donde le exigían detener sus publicaciones, pues de lo contrario podría sucederle algo.
A pesar de los antecedentes de amenazas, la Comisión Estatal de Atención y Protección para los Periodistas (CEAPP) —organismo estatal creado desde 2012 para contener la violencia contra los comunicadores— no ha confirmado si el locutor se encontraba dentro de un mecanismo de protección.
Acababa de cumplir 60 años
Jacinto Romero era locutor de radio para Ori Stereo 99.3 FM, una estación con sede en Orizaba. Las transmisiones también las compartía cada jueves en su página de Facebook “El Enano del Tapanco”. Principalmente realizaba análisis políticos y sociales de los municipios de las “Altas Montañas”. Su última transmisión la realizó el 12 de agosto, una semana antes de su muerte.
“A Jacinto le gustaba ayudar a la gente”, mencionan quienes lo conocieron durante más de una década de trabajo periodístico. A decir de los reporteros locales, el locutor realizaba gestiones de sillas de ruedas o medicinas, también rescataba perros y gatos que después daba en adopción.
Sin embargo, la precariedad había afectado su trabajo. Lo despidieron de El Sol de Orizaba durante un recorte laboral así que, en ocasiones, solicitaba apoyos económicos para publicar alguna nota política. También trabajó algunos años como taxista y fue candidato a la presidencia de Ixtaczoquitlán por el Partido Nueva Alianza, en 2017.
Un día antes de su asesinato, Jacinto había celebrado su cumpleaños número 60. Por la ocasión, aprovechó para enviarle por WhatsApp una nota de audio a sus colegas periodistas.
“Hoy quiero agradecerle a la vida por otro año más que se cumple. Y agradecerle porque, a lo largo de estos meses, te das cuenta y valoras no solamente la salud, sino también la amistad”.
“Complicado”, informar en Veracruz
Periodistas de la región, que solicitaron omitir su nombre por temor a represalias, explican que informar en la región de Orizaba es “muy complicado”. Se refieren a la presión que existe sobre qué pueden publicar y qué no: “Cuando eres de [la fuente] policiaca de repente te pasan el aviso otros compañeros, que ya les llamaron, de que alguna nota no se maneja [no se debe publicar]”.
Además de estos riesgos, en el municipio de Ixtaczoquitlán se han hallado fosas clandestinas con restos de personas desaparecidas. En 2019, el Colectivo de Familias de Desaparecidos Orizaba-Córdoba, extrajo 18 cuerpos y en 2021 localizaron otros seis más.
Después del asesinato del periodista, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Veracruz realizó un operativo a gran escala que incluyó el uso de helicópteros. “Reiteramos que no habrá impunidad ni permitiremos que nadie amedrente a la población”, señaló la institución en un comunicado oficial.
En lo que va del sexenio de Cuitláhuac García Jiménez (2018-2024), cuatro periodistas han sido asesinados en Veracruz: Celestino Ruiz, en 2019; María Elena Ferral y Julio Valdivia, en 2020, y Jacinto Romero, en 2021. El estado, a la fecha, también concentra el mayor número de crímenes contra periodistas en México, con un total de 26 en una década.