En un punto de la periferia de la ciudad de Morelia, Michoacán, hay 16,507 viviendas concentradas en un solo fraccionamiento: Villas del Pedregal. Ahí, 42% de las casas están deshabitadas. La falta de servicios básicos, la inseguridad y problemas de movilidad han llevado a que miles de familias dejen de pagar sus créditos bancarios o del Infonavit y cambien de residencia. Los que se quedaron, luchan día a día por mejorar su calidad de vida.
“Villas”, como le llaman sus habitantes, “es tierra sin ley, todo el mundo hace lo que quiere”, relata Diego, de 35 años, que recientemente se mudó del fraccionamiento y trasladó su negocio de comida al centro de Morelia. “A mi familia y amigos les daba miedo saber que vivía allá”, recuerda Sergio, quien pidió ser identificado con un seudónimo, y agrega que no regresaría a vivir ahí.
Este fraccionamiento es el complejo habitacional de interés social “más grande de México”, presume la empresa desarrolladora Grupo Inmobiliario Herso en su página web. Terminó su construcción en 2007, durante la administración municipal del panista Salvador López Orduña, como una promesa de viviendas a precios accesibles, en un ambiente seguro y cerca del centro de Morelia, la ciudad con mayor oferta laboral en el estado, según el Diagnóstico Laboral de Michoacán que realizó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del gobierno federal.
Hasta el momento, la inmobiliaria, propiedad de José Luis Solórzano García, ha logrado albergar en este sitio a 31,823 personas, lo cual representa 4.2% de la población urbana de la capital michoacana, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020 del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi). Aunque Grupo Herso afirma que Villas del Pedregal es accesible y cómodo, los habitantes denuncian las omisiones de la empresa y del gobierno municipal para garantizar la seguridad, los servicios urbanos y la calidad de vida de los residentes.
Un ejemplo: aunque el fraccionamiento se encuentra a 7.11 kilómetros de la presa de Cointzio —que abastece cerca de 30% del agua potable a Morelia—, la falta de agua es una de las problemáticas más denunciadas. Actualmente, “Villas” cuenta con cinco etapas de construcción y segmentos que están “municipalizadas” —el ayuntamiento se encarga de solventar los servicios básicos urbanos—; en las demás, la responsabilidad es de la inmobiliaria.
Por otro lado, la prensa local registra los altos índices de inseguridad: desde robos a casa-habitación hasta homicidios. Villas del Pedregal es una de las diez colonias más inseguras de Morelia, según la Secretaría de Seguridad Pública de Michoacán. En 2020 se reportó la desaparición de diez personas, de acuerdo con el Informe Anual del Plan de Persecución de Delitos de la Fiscalía General del Estado (FGE).
Como si estas problemáticas no fueran suficientes, las viviendas del fraccionamiento llegan a ser habitadas hasta por diez personas. Esto supone una densidad poblacional de 12,479 habitantes por kilómetro cuadrado, lo cual no está lejos de la alcaldía Iztapalapa en la Ciudad de México —uno de los lugares más poblados del país— con 16,152 habitantes por kilómetro cuadrado. La población de “Villas” es más grande que 73% de los municipios de Michoacán, incluyendo a Quiroga, Cherán y Tepalcatepec.
La movilidad, además, no es sencilla. Las personas que viven en “Villas” invierten más de dos horas en traslados, más del doble de lo que un habitante de Morelia suele necesitar para moverse dentro de la ciudad en “hora pico”, lo cual ha provocado que dejen el fraccionamiento o su lugar de trabajo.
“Estas empresas, para reducir sus costos e incrementar utilidades, construyen viviendas pequeñas, en terrenos pequeños, con materiales económicos y alejadas de la ciudad, donde el precio de suelo es más barato”, asegura el investigador, Fabricio Espinosa Ortiz, en su tesis doctoral del posgrado en Geografía por la UNAM sobre “Vivienda de interés social y calidad de vida en Morelia, Michoacán”.
Con este tipo de proyectos, explica Espinosa Ortiz en entrevista con Corriente Alterna, las personas se encuentran en medio de la incertidumbre porque, a pesar de que adquieren algo propio, los largos plazos para pagar el crédito, la desilusión al habitar en la periferia y las problemáticas cotidianas, no les permiten obtener calidad de vida.
Las inmobiliarias prefieren construir en la periferia, muchas veces para utilizar los “bancos de suelo” —terrenos no urbanizados que las empresas ya poseen—; la tierra en zonas no urbanas es más barata y los gobiernos generan las condiciones legales y administrativas para estos desarrollos.
En el caso de Villas del Pedregal, la constructora tiene planeado que el fraccionamiento se consolide con diez etapas; es decir, va a la mitad del proyecto.
Escenario del abandono
Debajo de los tres arcos que forman la entrada al fraccionamiento hay una caseta sin vigilante. En su interior hay papeles viejos y las paredes de la estructura están rayadas con grafitis. Las letras de un metro de largo, que hace años mostraban el nombre del lugar, desaparecieron, pero los banderines promocionales de Grupo Herso se mantienen intactos, como nuevos.
Aunque el desarrollador asegura en su portal web que Villas del Pedregal cuenta “con todos los servicios” —electricidad y pozos para abastecimiento de agua potable—, sus habitantes atestiguan lo contrario. Diana Barriga, de 25 años, cuenta que varias veces se quedó sin agua. “Hubo veces en que se me terminó el tinaco y yo vivía sola. El agua no cae mucho, cae dos veces por semana”.
El servicio básico no está garantizado y existe confusión sobre quién es el responsable del abasto y mantenimiento. Grupo Herso refiere en comunicados que es tarea del Organismo Operador de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento de Morelia (OOAPAS) y éste dice que es responsabilidad de la constructora. César Chávez, miembro de la organización vecinal Consejo Mayor de Villas del Pedregal, afirma que, además, existe un problema de drenaje y fugas de agua, lo cual ha sido atendido por el OOAPAS tras una serie de quejas que los vecinos enviaron a través de oficios.
Ricardo, de 45 años y vecino del lugar, quien compró una vivienda en la última etapa, comparte su experiencia: “Ahí no llega el agua, tenemos que estarla jalando con cubetas, hablarle a la pipa o esperar al día que lleguen a poner el agua”.
Mientras tanto, en el área más antigua, cuatro patos deambulan por las calles. Son parte de “Villas” y se alimentan de la comida que encuentran en el suelo. Al inicio, el fraccionamiento contó con un lago artificial que fue contaminado con agua de drenaje. Una decena de patos fue rescatada por grupos animalistas, pero cuatro de ellos aún son habitantes del lugar.
Un olor penetrante a cloaca se percibe al entrar a la sección más pequeña del fraccionamiento, que tiene 980 departamentos. De las coladeras brota agua de color gris que termina por formar charcos. En contraste, en la zona más nueva—en donde se construyen 6 mil viviendas más—, los síntomas de abandono aún no son visibles. Las casas mantienen su diseño original, mientras que la limpieza y mantenimiento difieren del panorama general de Villas del Pedregal, donde es común ver basura en las calles, desde envolturas de alimentos hasta pañales abiertos.
De la seguridad, los vecinos se hacen cargo
Sergio compró hace siete años una vivienda con un crédito Infonavit a 30 años. Para llegar a su departamento, en un edificio de la cuarta etapa de “Villas”, debe pasar por departamentos desmantelados, sin puertas, ventanas ni cableado. Uno de ellos se convirtió en basurero comunitario.
“El robo a casas que están solas es muy común, incluso hay personas que llegan y se apoderan de ellas”, explicó. En diferentes ocasiones, cuenta, consideró dejar su casa por los problemas de inseguridad. No lo hizo por una razón muy simple: es su única opción para vivir.
Además del robo a casa habitación, Villas del Pedregal es una de las colonias con mayor incidencia delictiva, según el comisionado de Seguridad en Morelia, Alejandro González Cussi. Los registros periodísticos dan cuenta de ello. Apenas el pasado 16 de febrero se reportó el hallazgo de dos cuerpos con huellas de violencia y disparos de arma de fuego. Semanas antes, un joven fue asesinado a balazos. También se han encontrado “casas de seguridad” del crimen organizado y viviendas que han sido usadas como “narcolaboratorios”.
“Me sentía muy insegura. Un tiempo trabajé en ‘Villas’ y regresaba en la noche caminando a mi casa; me encontraba con banditas o estos weyes en sus carros con música fuerte. No es seguro caminar por la noche”, relata Diana.
La situación de inseguridad, que no ha sido atendida por las autoridades, llevó a que los habitantes crearan el programa Vecinos Vigilantes, donde participa César desde hace nueve años. Durante ese periodo, los habitantes se encargaron de erradicar la inseguridad del fraccionamiento al realizar “detenciones civiles”.
En redes sociales circulan videos en los que personas que son sorprendidas cometiendo un posible delito son expuestos por los vecinos. Hartos de la inseguridad, golpean, desnudan y humillan a los señalados antes de entregarlos a la autoridad. Durante 2022 han sido noticia dos acontecimientos como ese.
A la orilla de las etapas 4 y 5, en junio de 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador y el entonces gobernador Silvano Aureoles Conejo inauguraron un Cuartel de la Guardia Nacional. El mandatario estatal reconoció que “esta región de Morelia requiere atención en materia de seguridad”, por lo que dijo estar seguro de que la presencia de la Guardia Nacional contribuiría “enormemente” a hacer frente a la inseguridad.
“Para Villas del Pedregal las cosas siguieron igual, porque ellos (la Guardia Nacional) vinieron a plantarse y de aquí salir a sus operativos; jamás se han encargado de la seguridad del fraccionamiento”, explica César. Alguna vez, relata, tuvieron una “mesa de seguridad” conjunta con el capitán en turno y acordaron trabajar de la mano, dar rondines y patrullajes coordinados. “Desafortunadamente, a los pocos meses el capitán fue removido y ya no se hizo nada”, recordó el hombre que continúa con las guardias nocturnas.
“Hay una omisión y falta de capacidad de las autoridades; le dejan el paquete a los pobladores: que ellos se cuiden, se atiendan, se conviertan en los encargados del orden en el fraccionamiento”, destaca Fabricio Espinosa.
Ante el extenuante viaje a casa, negocios propios
En la avenida Metales, una fachada de lámina resalta entre las casas dúplex. Cartulinas fosforescentes anuncian diversos productos y sus precios. Es una de las tiendas de abarrotes más concurridas del fraccionamiento: Frutería Pedregal, que tiene diez años funcionando. En el área de la sala-comedor hay estantes con frituras y dulces, además de enfriadores con bebidas. Donde antes era la cocina hay un mostrador para despachar alimentos embutidos. En la habitación de la planta baja, anaqueles del piso al techo con productos de limpieza. En la planta alta, un cuarto presenta gran variedad de cosméticos, mientras que otro funge de papelería.
Es solo uno de los 646 negocios establecidos en las viviendas de este fraccionamiento, según datos del Diagnóstico Económico Participativo de Villas del Pedregal realizado en 2019 por la Escuela Nacional de Estudios Superiores Morelia y el Laboratorio de Estudios Sociales Aplicados de la UNAM.
Es rara la calle donde no hay un negocio, ya sea dentro de las casas y departamentos o en una mesita en el jardín frontal de las viviendas. La creación de espacios laborales al interior del fraccionamiento fue, para muchos habitantes, una respuesta a las largas distancias que debían recorrer todos los días a su lugar de trabajo. De hecho, desde su página de internet Grupo Herso sugiere “poner una guardería o vender pañales”, ya que en Villas del Pedregal viven más de dos mil bebés.
Para llegar o salir de Villas del Pedregal hay cuatro rutas de autobús que trasladan —en un trayecto de unos 15 kilómetros— a los miles de habitantes de su centro de trabajo, en Morelia, a su vivienda y viceversa. Una de las dependientas de Frutería Pedregal, que optó por el anonimato, contó que antes le tomaba hasta tres horas llegar a su trabajo, por lo que prefirió emplearse en esa tienda, que está cerca de su vivienda.
“Se dan los permisos de construcción, aunque (los terrenos) estén muy lejos, sin considerar dónde trabajan o podrían trabajar los habitantes, o los centros educativos y de salud a los que pueden tener acceso”, señala Fabricio Espinosa, especialista en vivienda, habitabilidad y movilidad urbana.
Además, la entrada al fraccionamiento, sobre la carretera Morelia-Guadalajara, presenta riesgos. En promedio hay un accidente vehicular por año, según una búsqueda hemerográfica del último lustro.
Desde 2019 vecinos del fraccionamiento solicitaron al Ayuntamiento de Morelia y a Grupo Herso la construcción de un puente de acceso vehicular para evitar accidentes. “Quedó en papeles y dichos de políticos, como siempre en promesas de campaña”, explica César Chávez, de la organización vecinal.
Las carencias en “Villas” las atienden los vecinos
Las mejoras en Villas del Pedregal son producto de la organización de sus habitantes. “Somos personas que tratamos de luchar por el bienestar de nuestras familias”, asegura el líder vecinal. Entre sus logros está la instalación de espacios educativos. “Nos organizamos para tomar la carretera y obligar a que se construyera la escuela”, recuerda. También presionaron para que la constructora pusiera la barda perimetral alrededor del fraccionamiento.
Las casas que construyó Grupo Herso en Villas del Pedregal son pequeñas —van de los 30 a los 76.8 metros cuadrados—, propensas al hacinamiento: las familias crecen, pero el espacio no. Esto impacta en la calidad de vida de sus habitantes por la falta de privacidad y las interacciones dentro de la vivienda; en algunos casos las habitaciones no son suficientes para el número de residentes. En su página de internet Grupo Herso da recomendaciones sobre cómo decorar una casa de Infonavit para que se vean más espaciosas las recámaras de 3 por 3 metros.
En un artículo académico, Fabricio explica que no es lo mismo residir que habitar: “Por ejemplo, la casa real, la que tenemos, y aunque no sea nuestra, la que usamos en el día a día, no necesariamente es la casa imaginaria que deseamos tener y en la que nos imaginamos felices”.
Una de cada tres viviendas en Michoacán ha sido vendida por Grupo Herso. Sin embargo, el éxito de la inmobiliaria parece sustentarse en que los propios vecinos sean quienes atiendan las carencias; es por eso que los integrantes del Consejo Mayor de Villas del Pedregal denuncian a la constructora por publicidad engañosa, ya que presume logros que en realidad son un mérito de la organización vecinal.
El prestigio de este negocio se da, también, gracias a los discursos de promoción de las desarrolladoras, con lo cual enganchan a futuros compradores al prometer condiciones de vida que después no se cumplen.
El Fraccionamiento Villas del Pedregal fue galardonado con el Premio Estatal de la Vivienda 2011 y con el Premio Vida Integral Infonavit 2012. Además, ocupó el tercer lugar nacional por estar “entre los desarrollos mejor equipados y por la óptima interacción de la comunidad con su entorno”.