La Unam tiene casi 400 mil alumnos matriculados en sus preparatorias, facultades e institutos. Ellas y ellos, durante poco más de dos años, tuvieron que modificar sus rutinas para lograr superar la crisis producida por la Covid-19. Como parte de este cambio descubrieron la educación híbrida.
Enclavada en la zona de los pedregales, al sur de la Ciudad de México, año con año la UNAM recibe a miles de mexicanos y mexicanas que sueñan con tener un título universitario. En la universidad pública más grande del país, de pronto, el silencio se hizo imperante, la ausencia de personas resultaba contrastante ante la monumentalidad del espacio y las áreas comunes se veían casi vacías.
A prueba y error, las y los estudiantes descubrieron un nuevo modelo de aprendizaje.
Primero, el 17 marzo de 2020, se decretó un encierro total para toda la población y así comenzaron las clases virtuales. Tardaron casi dos años en volver a las aulas, aunque fue un regreso atropellado. Con el temor a un contagio aún acechando, se instauró un modelo híbrido. Algunos tomaban clases en casa, a través de videollamada; los menos, se aventuraron a volver a las aulas.
¿Qué experimentaron estas personas en un modelo híbrido? ¿Miedo?, ¿soledad? o ¿mayor calidad de vida?
Este es un recorrido sonoro por ese momento, el semestre de primavera de 2022, aquel en el que la Unam instauró la educación híbrida, el momento previo al 8 de agosto de 2022 cuando miles de estudiantes retomaron clases presenciales en su totalidad.
Es también un recordatorio de la experiencia del pasado con miras a mejorar la visión educativa hacia el futuro, la pregunta que nos queda es: ¿cómo construimos un mejor sistema educativo después de una pandemia?