Los insectos representan casi 1 de cada 4 especies en México y la disminución del tamaño de sus poblaciones está poniendo en riesgo el equilibrio ecológico del país.
Los insectos son animales del grupo de los Artrópodos y se caracterizan por tener: un exoesqueleto, un cuerpo dividido en cabeza, tórax y abdomen, además de seis patas.
Estos animales son esenciales para procesos ecológicos como la polinización y el control de plagas. La deforestación, el cambio climático, el uso excesivo de pesticidas y el desarrollo de monocultivos contribuyen a la pérdida de hábitats y la disminución del tamaño de sus poblaciones.
Arturo García, profesor de la Facultad de Ciencias de la UNAM, explica que el estado de conservación de estos seres vivos en México es terrible porque no les tomamos la debida importancia y también resalta que “es importante decirle a la gente que lo que ven no es malo, es diferente y sin insectos no hay plantas, madera, frutos o energía”.
A pesar de que cada entidad federativa alberga en promedio 10,210 especies, de las cuales 2,466 especies son insectos (es decir casi 1 de cada 4 especies en el país son insectos); en México faltan políticas efectivas para su conservación y una relación sociocultural positiva con ellos.
La Estrategia Nacional de Conservación y Uso Sustentable de los Polinizadores (ENCUSP) es un instrumento que nace “con la finalidad de crear conciencia en los agricultores hacia una transición más sostenible y reducir el uso de insecticidas” afirmó Israel Lorenzo, maestro en biotecnología agrícola.
El también director de Políticas Agroalimentarias en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, también destaca que uno de los retos es reducir los mitos y resistencias culturales relacionados con el desconocimiento sobre el valor de los insectos.
Esta estrategia enfrenta barreras institucionales y culturales, ya que en México no existe una partida asignada para la conservación de polinizadores en el Presupuesto de Egresos de la Federación, lo que limita la implementación de acciones para proteger especies y transicionar hacia una agricultura ecológica.
La educación ambiental es esencial para cambiar mitos culturales en un contexto donde la legislación no contempla mecanismos efectivos para el monitoreo de especies invasoras.
Un ejemplo es el estado de Morelos donde el porcentaje de biodiversidad de insectos del 34.77% es el más alto del país y donde expertos del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícola y Pecuarias (INIFAP) proponen utilizar mecanismos de control biológico para combatir la crisis de plagas y enfermedades enfermedades agrícolas.
Johnattan Hernández, especialista en ecología ha trabajado con cultivos de guayaba en Aguascalientes, donde los insectos representan el 17.62%. Explica que “el desafío más grande para el campo mexicano actualmente es la regulación y la capacitación a los productores a las prácticas de aplicación de pesticidas”.
Ante esto se necesita una regulación más estricta, así como concientizar sobre el papel de los insectos para valorarlos por su derecho a existir.
Subraya que es esencial cambiar la visión de los insectos como plagas para evitar más daños a la biodiversidad y proteger tanto la salud ambiental como humana. En su experiencia, gracias a la agroecología “los productores empezaron a virar hacia otros pesticidas”.
En el estado de Michoacán viven 3,012 especies de insectos y en casos como el de las abejas, sus poblaciones están disminuyendo. Daniel Zúñiga, apicultor michoacano dice que “si a los jóvenes y a los niños se les informa de manera adecuada… pudiera cambiar mucho” la situación.
Iniciativas como los talleres de Estudio Nómade buscan reconocer que “hay otros seres vivos que forman parte de la biodiversidad”. Elvia González, fundadora de este espacio explica que estos aprendizajes son fundamentales, ya que “protegerlos es proteger nuestra propia supervivencia”.
Oaxaca es la segunda entidad federativa con el mayor número de especies de insectos en el país, equivalente a 5,436. Una de cada cuatro especies son insectos y con una fuente de ingresos para personas como Apolinar Herrera, quien se levanta a las 4 de la mañana “cuando el Chapulín está dormidita” para recolectarlos.
La política de conservación de insectos en México refleja un enfoque progresivo que implica más colaboración y estrategia para generar cambios en distintos aspectos de la vida urbana y rural, ya que esto genera distintos beneficios.
Jhonatan Hernández Cumplido explica que “hay que conservar a los insectos. Son miles de formas no solamente morfológicas, sino también de vida. En cualquier lugar al que tú voltees hay un insecto observándote. Y no son malos, al contrario quizás podríamos decir que los malos somos nosotros”
El podcast: “sin insectos no hay futuro“, concentra historias de personas que comen, estudian o conviven con insectos y proponen diferentes formas de ver a estos seres vivos, en un escenario donde el tamaño de sus poblaciones es cada vez menor.
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