Lydiette Carrión: las nuevas narrativas de la violencia de género

Para Lydiette Carrión, el camino hacia un periodismo con enfoque de derechos humanos no fue inmediato, sino el resultado de confrontar la realidad del sistema judicial a través de la cobertura de feminicidios. 

En 2005, mientras cubría el hallazgo del cuerpo de una niña migrante de 16 años en San Francisco, Estados Unidos, la periodista se topó con una realidad que distaba mucho de la ficción televisiva, donde las autoridades parecen contar con recursos ilimitados y resuelven crímenes con rapidez.

La víctima, originaria de Los Altos, Jalisco, fue enviada a una fosa común al no ser identificada. Su cuerpo fue recuperado y el caso reclasificado gracias a una observación inusual: la joven no tenía caries ni tatuajes. Este detalle llevó a la autoridad a catalogarla como “no fugitiva” (no runaway), rompiendo el estigma que asocia a las víctimas no identificadas con el abandono. 

Aquella experiencia sembró en Carrión interrogantes sobre qué sucede con las niñas que no cumplen el perfil de “víctima ideal” y cuántas permanecen sin ser reclamadas por los prejuicios de las autoridades.

Cuatro años más tarde, el feminicidio de Alí Cuevas Castrejón, estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras en 2009, fue el detonante definitivo para la periodista. Carrión atestiguó el sentimiento de injusticia y rechazo que se propagó en la UNAM, lo que la llevó a dar un giro a su labor a partir de 2011, capacitándose en derechos humanos para alejarse del sensacionalismo.

Romper la dicotomía de la “Santa” y la “Mala”

Para profundizar en esta problemática, Carrión decidió llevar su práctica periodística al rigor académico, realizando estudios de maestría y doctorado en la Universidad de Houston enfocados en la escritura y el análisis de las narrativas de violencia de género.

A través de esta especialización, ha identificado patrones discursivos en los medios que revictimizan sistemáticamente a las mujeres, pues explica que la prensa tiende a clasificarlas bajo una dicotomía simplista: “santas” o “malas”. Estas etiquetas funcionan como estigmas que, en muchos casos, terminan culpabilizando a la mujer de su propio asesinato.

Este proceso de cuestionamiento y documentación culminó en su libro La fosa de agua, una investigación exhaustiva donde reconstruye las historias de jóvenes desaparecidas en la zona de Ecatepec y el Río de los Remedios, en el Estado de México. La obra no solo documenta los feminicidios, sino que expone la violencia estructural y acompaña a las familias en su dolorosa búsqueda frente a la indiferencia de las autoridades.

Los riesgos del “diarismo” y la importancia del autocuidado

Durante la Clase Magistral ofrecida a estudiantes de la UIP el 18 de noviembre,  Carrión advirtió sobre los peligros de la inmediatez en el periodismo. Señaló que la carga de trabajo en las redacciones, donde a menudo se exigen hasta tres notas por día, facilita la reproducción de mensajes violentos y estereotipos.

“La dinámica del día a día se presta mucho para cometer errores”

Estudiantes e invitados de la UIP en la clase magistral de Lydiette Carrión Foto: UIP
Estudiantes e invitados de la UIP en la clase magistral de Lydiette Carrión Foto: UIP

A pesar de los distintos esfuerzos e iniciativas de capacitación a periodistas, percibe que, ante casos muy mediáticos, los medios suelen regresar a los viejos patrones sensacionalistas. Por ello, enfatizó que la formación teórica debe ir acompañada de una práctica consciente y ética.

Bajo esta premisa, aconsejó evitar las descripciones explícitas de agresiones sexuales o violencia física al inicio de los textos, ya que estos recursos, lejos de informar, distraen la atención y obstaculizan la comprensión del problema de fondo. También sugirió evaluar la posibilidad de atenuar la crudeza de ciertas narrativas, siempre contando con el consenso y acompañamiento de las víctimas o sus familias.

Por otro lado, instó a consultar herramientas especializadas como el Manual urgente para la cobertura de violencia contra las mujeres y feminicidios en México, de ONU Mujeres, para preparar entrevistas sensibles y evitar errores comunes, como el hostigamiento a las víctimas y familiares. Asimismo, recomendó evitar la tentación de “jugar al detective” -lo cual puede frustrar las investigaciones judiciales- y guiarse siempre por una pregunta rectora: “¿Para qué estoy publicando?”

Manual urgente para la cobertura de violencia contra las mujeres y feminicidios en México. Foto: ONU Mujeres.
Manual urgente para la cobertura de violencia contra las mujeres y feminicidios en México. Foto: ONU Mujeres.

Finalmente, la autora abordó la salud mental, un tema que -dijo- a menudo se ignora en el gremio. Tras seis años cubriendo violencia extrema y coincidiendo con su maternidad, tuvo que detener sus coberturas por recomendación terapéutica.

“Usualmente cubrir cosas de violencia tiene un impacto”

Para Carrión, el autocuidado es una herramienta profesional necesaria. La lección final para los estudiantes fue formarse en derechos humanos, evitar la estigmatización y ser conscientes de las implicaciones -positivas o negativas- que un reportaje puede tener en la vida de las víctimas.