Violencia académica: más allá de las aulas
Estudiantes se preguntan dónde queda la academia (Foto: Paulina Padilla).

Plagio, acoso sexual, menosprecio de capacidades intelectuales, negación de acceso a espacios educativos: la violencia académica tiene muchas caras. Cuatro estudiantes y egresados de licenciatura describen en este corto documental situaciones de abuso de autoridad y poder que vivieron en manos de sus docentes. 

Al inicio de la Licenciatura en Geografía, Agua* recuerda haber tomado clases con un profesor que insultó a todo el grupo. En esta misma ocasión el educador les gritó y azotó la puerta al salir. Avanzado el semestre este docente ridiculizó a sus alumnas por su tipo de cuerpo.

Los comentarios pasivo-agresivos y amenazas se combinaron con un menosprecio intelectual de éste hacia sus estudiantes. Agua recuerda que los comentarios la llevaron a ella y a varios de sus compañeros a considerar la posibilidad de abandonar la carrera.

Fuego*, ahora egresada de la Licenciatura en Antropología, coincide con el sentimiento de pérdida de motivación. En su caso, un profesor dividió a la clase entre “los que no comprendían lo que leían y los que sí sabían de teoría”. A partir de esa división, el docente legitimó en todo momento las aportaciones de un grupo y simultáneamente cuestionó las capacidades intelectuales de los otros. Más tarde, ese mismo profesor se convertiría en su asesor de tesis.

Las acciones de ambos profesores atravesaron la experiencia universitaria de las estudiantes. Para Fuego implicó preguntarse qué estaba haciendo y qué había aprendido en la Universidad. Agua volvió a encontrarse con este profesor en el ingreso al posgrado y ella apunta que él integró la decisión de negarle el acceso a este espacio. 

La relación docente- estudiante siempre está atravesada por una asimetría de poder, asegura Tierra*, pasante de maestría quien fue agredida sexualmente por su asesor. Ella recuerda que en una reunión después de un congreso éste comenzó a tocar su cuerpo sin consentimiento. Tierra describe haberse sentido paralizada ante la situación, el llenarse de miedo y temer alzar la voz por posibles represalias.

“Sentí como un shock porque a esta persona yo le tenía mucho respeto”, cuenta Tierra al revivir el trauma que le implicó ser agredida por un profesor al que le tenía confianza. 

Miguel Ángel Berber, estudiante de doctorado, narra cómo su asesor le pidió material de su tesis licenciatura que después publicó como propio en un libro que publicó.

El Dr. Daniel Dionisio Hernández, investigador en antropología por la UNAM, señala que las escuelas públicas tienen una deuda histórica en atender este tipo de violencia. A su juicio, dentro de las Facultades se pueden solapar engranajes de poder, entre profesores y autoridades, para cubrir y no investigar este tipo de violencias en contra de los estudiantes.

*Las personas entrevistadas en este cortodocumental solicitaron que su identidad permaneciera en el anonimato.

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