El despertador suena. Son las 6 de la mañana y Giovanna, mujer circense, tiene que levantarse. El día es largo y promete ser agotador. Su jornada de trabajo como instructora de danza aérea comienza a las 8 am y puede terminar a las 9 o 10 de la noche.
Durante el día, Giovanna debe ser capaz de rendir físicamente para ayudar y cuidar a sus alumnas en las clases que brinda, pero también debe resistir al cansancio que llegará a sentir. Ser mujer circense, implica un estilo de vida dedicado al trabajo y entrenamiento constante para la preparación de sus actos, con altos niveles de aprendizaje y exigencia física
Para Glenda Mora, bailarina circense, de burlesque y de danzas polinesias, un día de trabajo consiste en levantarse temprano para ensayar y tomar clases de tango, y así sentirse preparada física, emocional y mentalmente para presentar su acto ante los espectadores.
Heidi Moreno trabaja en un circo que tiene sede en Guadalajara. Es bailarina circense e instructora de danza aérea, y al menos una vez cada dos meses viaja a Ciudad d México a visitar a su familia.
Ser mamá en el circo, ¿qué tan difícil podría ser?
Glenda Mora recuerda su infancia: ”Me preguntaban, cuando era niña, ‘¿qué quieres ser de grande?’, y yo contestaba ‘mamá’. Para mí es algo que siempre he querido, y pues cada año que pasa siento que es más difícil”.
La maternidad tiene un punto de inflexión en la carrera profesional de cualquier mujer, pero en el mundo del circo esta situación se complica.
En el ambiente laboral, una mujer circense debe enfrentar prejuicios y estereotipos físicos, cumplir peso y talla específicas para poder verse como “la artista”. Pero ser la artista de circo, es más que un vestuario llamativo, que un performance y que una música fuerte.
En investigaciones sobre formación de artistas circenses, autores como Jorge García Villanueva, señala que en este medio artístico, aún es visto cómo se atribuyen rasgos y comportamientos diferentes a un hombre y una mujer, al colocar el rol masculino como superior frente al femenino, lo que perptúa los roles de género.
Un ejemplo claro es el papel de la mujer que debe tomar en la maternidad. En las artes circenses, que una mujer decida convertirse en mamá, tan solo tiene dos caminos: abandonar su carrera artística por las condiciones sociales y laborales de las que depende, o sentirse “afortunadas” y encontrar apoyo dentro de su relación de pareja para que puedan continuar ejerciendo su profesión.
La maternidad es una etapa llena de cambios físicos, pero también con muchos sentimientos y emociones presentes, una de ellas es la angustia. Una angustia total ante la incompatibilidad entre elegir ser madres y continuar con su carrera artística para no perder sus trabajos.
Giovanna considera que “los cambios físicos a los que se enfrentaría son de las cosas más fuertes por las que tendría que pasar si se convierte en madre”, pero también por una preocupación económica.
¿Qué tendrías que cambiar si decidieras convertirte en madre?
Heidi Moreno: De los cambios físicos creo que son de los más fuertes porque pues a lo que me dedico es totalmente corporal, entonces todo el tiempo estás haciendo esfuerzo. Estás cansada todo el tiempo, tienes hambre…tener alguien que viva dentro de ti es prestarle o regalarle tu cuerpo. Y si tu trabajo depende de ese cuerpo, entonces ya lo estás dividiendo en dos y para ti ya no es sostenible… tendría que bajar el ritmo tanto laboral como de entrenamiento que tengo.
¿Qué pasaría con tu trabajo?
Giovanna: Tendría que dejar de trabajar, porque como no tenemos seguros el decir que estás embarazada y que vas a seguir dando clases así, legalmente para muchas empresas o clubes no es viable. Ellos se pueden meter en un problema legal, entonces obviamente su primera respuesta es negativa, es decir “bueno, pues felicidades pero no puede seguir dando clases”.
Porque dar clases significa cargar gente, es poner tu vida en riesgo, porque en la danza todo el tiempo tu seguridad física está en riesgo… Vas a tener que dejar de laborar y eso conlleva otras cosas económicas ¿cómo te vas a mantener? ¿quién te va a mantener?.
Para Glenda, la maternidad se ha convertido en una ilusión, un sueño que cada vez se vuelve más lejano, lo que conlleva que cada año tenga sentimientos de tristeza, angustia y desesperanza.
“Me pasa que cada año que empieza tengo una crisis, ya la identifique desde hace como dos años…pienso es un año más en el que todavía no soy mamá y cada vez lo veo más lejos, porque sí yo quiero ser mamá con cosas muy específicas, o sea que estén pasando cosas muy específicas y si no están pasando, yo ya dije me va a doler muchísimo no poder ser mamá pero va ser lo mejor, porque también yo no quiero sufrir y que el bebé también sufra alguna forma”, cuenta Glenda.
¿El fin de una carrera artística por elegir la maternidad?
El plantearse la idea de convertirse en mamá dentro de una profesión circense, es una decisión tomada con temor, dudas y preocupaciones. Una de ellas es proyectar su futuro sin poder ejercer y sin trabajo, lo cual significa la inexistencia de ingresos.
Durante el embarazo, la mujer experimenta cambios fisiológicos, físicos y psicológicos, con la finalidad de adaptarse y dar respuesta a las 40 semanas, aproximadas, de gestación. Estos cambios pueden ocurrir de forma gradual, con un aumento de exigencia en el cuerpo (estrés) para la fisiología normal de una mujer, y si estos cambios se combinan con enfermedades o condiciones de esfuerzo no óptimas, el embarazo puede complicarse.
Lo difícil que puede llegar a ser el cambio en el cuerpo durante y después del embarazo, volver a recuperar la fuerza y la flexibilidad, es en palabras de Giovanna, “aguantar nuevamente el dolor y acostumbrar a tu cuerpo”.
Pero uno de los miedos más frecuentes dentro de la vida de las mujeres circenses, es perder su carrera artística, dejar de escuchar los aplausos, no regresar a los escenarios, incluso perderse a ellas mismas, a raíz del rol que tendrían que tomar como madres.
Cómo lo expresa Heid: “Ya no voy a ser la artista a quien aplaudan, a quien vean, esa parte, sí me dolería mucho, por eso tendría que tomarme como antes todo un proceso de pensarlo bien meditarlo y hacerme a la idea de sí quiero ser madre, sacrificando esto, pero va a valer la pena”.
Toda mujer tiene el derecho de poder decidir el momento ideal de convertirse en madre, sin la necesidad de tener que preocuparse por si va a perder su empleo o por si su herramienta de trabajo, en este caso su cuerpo, se modificará al grado de tener que buscar otras fuentes de ingresos, fuera de las cosas que le apasionan.
Y en el arte circense, aún falta un largo camino por recorrer, para que no se tenga que decidir entre un trabajo y la maternidad sin pensar en todo cambio físico y emocional que podría conllevar.