“Estamos perdiendo cuerpos femeninos de manera monstruosa”: Margo Glantz
Foto: Pablo Gasca Gollas / Corriente Alterna.
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Después de la pandemia de covid-19 nadie puede ser la misma persona. Esto lo tiene claro la escritora Margo Glantz (Ciudad de México, 1930). Lo que no sabe, porque no es profeta, dice, es si el mundo pospandémico traerá cambios positivos. Hasta ahora, en los primeros esbozos de la llamada “nueva normalidad” continúan las amenazas a la libertad; la violencia contra las mujeres se ha recrudecido y la tendencia a la derechización va en aumento a nivel mundial. ¿Se mantiene la esperanza de construir mejores sociedades?

En entrevista para Corriente Alterna, la autora mexicana de 92 años comparte cómo vivió el confinamiento por la emergencia sanitaria y sus reflexiones sobre los cuerpos femeninos en México.

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Margo Glantz viste pantalón y blusa negros, y un vistoso collar de hilos multicolores. Es sábado 23 de abril y ofrece la entrevista tras su participación en una mesa de diálogo de la Fiesta del Libro y la Rosa. Como otras mujeres, también acude a este evento consternada porque, apenas un día antes, las autoridades de Nuevo León confirmaron el hallazgo del cuerpo de la joven Debanhi Escobar. Una familia más de luto en México.

Autora de decenas de libros, sobre todo novelas y ensayos, quien por años ha reflexionado sobre los cuerpos de las mujeres, Glantz no duda en recordar a Debanhi ni en cuestionar la actuación de las fiscalías encargadas de la búsqueda de personas desaparecidas.

“Todos los días hablamos de desapariciones. Los cuerpos aparecen, pero ya sin vida. Eso es lo trágico. Y hay muchos cuerpos que no han vuelto a aparecer. Las muertes y las desapariciones de mujeres muestran la violencia que hay, tan tremenda, contra la mujer. Porque no solo la torturan: la violentan, la matan o le echan ácido”, lamenta la escritora.

Margo Glantz explica que los cuerpos femeninos todavía son vistos como objeto de colonización, tentación o prohibición. Por ejemplo, en algunos países árabes las mujeres deben cubrirse completamente “porque el cuerpo es algo prohibido”. Y en países occidentales se mantiene el mito bíblico de que el cuerpo de la mujer es un cuerpo de tentación y “Eva es la culpable de lo que nos ha pasado a todos”. Actualmente, detalla, se continúa culpando a las mujeres y justificando la violencia que se ejerce contra ellas por su forma de vestir.

–No es posible que, a pesar de todo lo que hemos avanzado, en muchos sentidos y aparentemente, sigamos viviendo con esta prohibición de que, si saliste de noche, te mereces que te maten.

“El cuerpo femenino es mucho más vulnerable, siempre está sujeto a violencias. Y lo vemos muy claramente”, explica. Durante y después del confinamiento por la pandemia de covid-19, por ejemplo, la violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes se mantiene al alza.

Ve la entrevista con la escritora Margo Glantz. Video: Pablo Gasca Gollas / Corriente Alterna.

El potencial de las redes sociales

Margo Glantz recuerda el caso de Wendy Sánchez, la artista nayarita que desapareció en enero de 2021. Se le vio por última vez mientras viajaba de Bahía Banderas, Nayarit, a Guadalajara, Jalisco. Catorce meses después no se sabe nada de su paradero.

“Sus padres todavía siguen escribiendo tuits preguntando: ‘¿Dónde estás, Wendy?’”, cuenta Glantz, quien fundó en 1966 Punto de Partida, revista literaria de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La ensayista plantea una idea: las redes sociales, pese a la violencia y el odio que también se ejercen en ellas, pueden construir memoria y resistencia. Por eso, asegura que siempre retuitea el memorial de Auschwitz y publicaciones en defensa de la libertad de expresión y en contra de la extradición a Estados Unidos de Julian Assange, fundador de WikiLeaks. “Para que no olvidemos en absoluto que el nazismo está muy cerca de nosotros; que, desgraciadamente, fue algo terrible, y que, sin embargo, se puede repetir de muy diversas maneras. Es una forma de recordatorio, porque la memoria histórica es muy falible, la gente olvida muy pronto. Y, entonces, tratar de recordar a través del Twitter”.

También comparte todo lo que está pasando con las desaparecidas y los desaparecidos “para que cada vez sea más alto el clamor”.

–Porque parece ser que no hay respuesta oficial a lo que está pasando. Entonces, tiene que ser la sociedad civil y, en ese sentido, las redes sociales funcionan como sociedad civil, afirma la ganadora del Premio Nacional de Ciencias y Artes en 2004.

Con esta idea en mente, Margo Glantz lanzó una invitación al público que acudió a la mesa de diálogo: escribir todos los días (en redes sociales) los nombres de las desaparecidas y desaparecidos, como se hizo en Argentina con los casos del terrorismo de Estado en los años de la dictadura.

“Sería muy importante que diariamente todos escribiéramos que estamos perdiendo cuerpos femeninos de una manera verdaderamente monstruosa, sin que haya ninguna posibilidad, parece, de que esto mejore”.

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Las escritoras Margo Glantz (centro), Gabriela Jáuregui (derecha) y Anel Pérez en una mesa de diálogo en la Fiesta del Libro y la Rosa 2022. Foto: Pablo Gasca Gollas / Corriente Alterna.

Después de la pandemia

En la pospandemia vivimos la invasión de Rusia a Ucrania y el apoyo creciente a las políticas de derecha, que inició antes de la emergencia sanitaria, pero se mantiene. “Estamos en un momento muy violento de la historia en donde la derechización del mundo es muy peligrosa”, dice la profesora emérita de la UNAM.

De la derechización, explica, el primer riesgo es la censura. Los regímenes totalitarios persiguen desde siempre a quienes ejercen la palabra, buscan acallar. Ahora, considera, el problema también es la autocensura.

“De repente me siento asediada porque no puedo emitir ninguna duda respecto a algo que está pasando;  inmediatamente me callan la boca de una manera brutal. Uno ya tiene una autocensura, ya me cuesta trabajo. Digo: ‘¿Puedo hablar o no puedo hablar?’. Introyectar el miedo y autocensurarse es uno de los principios de perder la libertad individual”.

Margo Glantz recuerda que durante el confinamiento vivió una especie de afasia (incapacidad de comunicarse), pues dejó de “escribir lo que quería”. No puso un pie en la calle en más de un año y solo veía pasar a la gente a través de la ventana de su baño. “Empecé a escribir unas memorias hace como ocho meses y llevo seis páginas, así que, como diré, sí me afectó bastante la pandemia”, confiesa. No obstante, en 2020 publicó Cuerpo contra cuerpo, una antología editada por Ana Negri que reúne varios de sus ensayos previos.

Ahora que regresa a las actividades presenciales reconoce que “extrañaba salir a la calle, ver gente, verlos de cuerpo entero, abrazarlos, aunque sea de ladito, o con la máscara”. Querer ver a los otros, a las otras, quizá eso sea la esperanza en la pospandemia.

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Foto: Pablo Gasca Gollas / Corriente Alterna.