Ecologistas y antropólogos insisten en que los cuerpos de agua que conforman el Lago de Texcoco son, en realidad, infraestructuras creadas y alimentadas por el trabajo humano y por las formas de vida agrícola que prevalecen en el Valle de México desde tiempos prehispánicos. A pesar de los persistentes intentos por desecar este cuerpo de agua, son las comunidades agrícolas, lacustres y forestales que trabajan la tierra o resguardan los ríos y ojos de agua de la zona, quienes lo han mantenido vivo.
Tras la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en los primeros días del sexenio de Andrés Manuel López Obrador y la posterior declaratoria de Área Natural Protegida académicos y activistas comenzaron a involucrarse con las poblaciones que rodean el Lago de Texcoco para documentar sus prácticas y aprender de ellas.
Al respecto, nos dice Laura Ramírez, bióloga-ornitóloga y vecina de Texcoco, explica:
-Hay que analizar este territorio como un socio-ecosistema: algo que no es un polígono cerrado, que está en total y constante interacción con el territorio, con los pueblos, incluso con los ecosistemas que circundan al lago de Texcoco, es decir, sus ríos, sus montañas y todo lo que está alrededor del lago.
Desde los trabajos forestales de los ejidatarios de San Juan Totolapan, los trabajadores lacustres de Santa Isabel Ixtapan, el recuento de las minas y jales de tepetate y basalto que devastaron buena parte de las montañas de Tepetlaoxtoc, o el cuidado de las aves que habitan los cuerpos de agua de la zona, este podcast registra un recorrido por distintas comunidades alrededor del Lago de Texcoco. En él pueden escucharse los esfuerzos que algunas de ellas han emprendido, muchas veces sin el apoyo de las autoridades, para sobreponerse a los efectos nocivos de las obras del ya cancelado aeropuerto y por continuar resguardando los cuerpos de agua que dan forma a la vida lacustre que se niega a desaparecer.