Durante la pandemia en México un pequeño sector acude a una modalidad de escuela presencial: escuelitas clandestinas, “burbujas” de unos cuantos niños o guarderías instaladas en departamentos disfrazadas de “terapias”. Modelos de educación o convivencia infantil surgen pese a la prohibición oficial de la enseñanza presencial.
Entre los cientos de desarrollos de vacunas que se desarrollan en el mundo contra COVID en este momento, hay cuatro proyectos mexicanos. Las probabilidades juegan en su contra. Y sin embargo, apostar por ellas en nuestro país es vital.
El ingreso gradual a la “nueva normalidad” aumenta el riesgo de padecer ansiedad, depresión y trastorno por estrés postraumático. ¿Hay forma de adaptarnos a esta nueva realidad con un impacto mínimo sobre nuestra salud mental?
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